De mi paso por Meet Vincent Van Gogh |
Me llamo Gastón y ese día veintisiete de Julio de 1890 estaba veraneando con mi hermano, en
los campos, con trigo, de Auvers - sur – Oise. Mi familia ocultó el incidente con Van Gogh, como no podía ser de otra forma. Mi
hermano René, de dieciséis años andaba con el revólver de otros veranos, como tantos
otros días, disparando a todo lo que se movía. Yo quería a Vincent. Me caía muy
bien, y como me gustaba más el arte que la caza o la pesca, charlaba con él muy feliz por haberle conocido y por comprobar la fuerza de sus pinceles, pero mi hermano era muy
joven y demasiado atolondrado. Solía burlarse del loco de pelo rojo, aunque en su mundo y sus pupilas nada le importaba a Vincent menos pintar, captar, aprehender el fuego de los amarillos, la luz de los colores.
Ese día Vincent había
salido con sus aparejos de pintura a pintar el trigo y como luego se vio, tenía
en su casa material recién comprado porque no iba a suicidarse, es evidente.
Pero estaba de Dios, su gran creencia, su fe ciega en él, que sin duda le confortó, que
nos encontrásemos, y nos dispusiéramos a beber y charlar con el tipo raro, como
otros días. No sé cómo, el arma de René se disparó, le dio en el pecho. Sí, estaban discutiendo, pero fue un accidente.
Salimos huyendo, por eso el arma nunca se encontró. Me enteré que le veló el Dr Gachet, tras limpiarle la herida, por lo que no me sorprendió acabar por enterarme que, en sesenta días ,Vincent había firmado setenta pinturas y cincuenta dibujos, pues yo sí conocía la afición del médico y de su hijo por la pintura, en especial por el estilo postimpresionista de mi amigo, aunque, por supuesto, nunca volví a la soleada ciudad. He soñado con el incidente durante décadas y si bien intenté no seguir las andanzas de su cuñada, me enterraron con la carga de no haber contado esa historia, mi historia, y a eso voy.
La noche estrellada la vi siendo ya un nonagenario, cuando en una subasta se barajaban cifras galácticas. Lo supe de manera instantánea. Fue la premonición que tuvo Vincent en el asilo de Arlés
Ese torbellino, ese remolino en la noche, había nacido en su
infancia, cuando le pusieron el nombre de otro Vincent muerto. Se había ido
incrementando, como una corriente que quiere ser ráfaga, por sus paisajes de
religión y su castidad. Se transformó en
ventolera por su mente ante los comedores de patatas , para luego, como oleada, acabar habitando su mente, como un vórtice. Su carácter turbulento alimentaba su locura, pero también su piedad, como hacia Gabrielle cuando le entregó su oreja. Esa turbulencia entre estrellas, como un revuelo ante el paisaje y su ciprés, era la tolvanera de su propia muerte, el ciclón que alimentaba su vida para poder pintar y seguir pintando. Con un Gauguin huido, un Theo lejano, comprendió, como un arrebato místico, que pintaba su propia muerte. Él era el huracán, la tromba, el ramalazo de Dios hecho carne, que le destruiría.
Me ha encantado tu relato, realmente es como leer una declaración que lava la conciencia...
ResponderEliminarTe felicito por tan buen trabajo, preciosa, muy instructivo.
Mil besitos con cariño y feliz día ❤️
La conciencia del anciano no podía estar tranquila, sin haber expuesto su pesar, puede que sea menos ficción de lo que parece, quién sabe
EliminarUn abrazo y por una tarde con buenos ratos de sol y luz
Muy bien relatada la "bonita locura" del genial artista.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Esa bonita locura, como dices, bendita locura que nos dejó obras irrepetibles, seguro que para él y su hermano menor fue un castigo divino. Pero con esas cartas al hermano, quien murió a los seis meses, por sífilis, es decir, demenciado igualmente, denotan un pesar hondo, profundo, autodestructivo y a la vez, magnífica genialidad
EliminarUn abrazo y por tardes con girasoles en la mirada, o mares con barcos, es igual, que nos serenen el alma
Hay que ver como la conciencia se remueve entre nosotros y no deja de estar ahí hasta que la sueltas y la lejas en libertad ..una bella historia que con tus pluma nos las ido dejando ver.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y muy feliz día.
Los secretos de familia, hay que ver lo que pesan, lo que dejan huellas indelebles en el alma, lo pesados que son. Tal vez René, si fue quien llevaba el revólver, tampoco pudo descansar en paz.
EliminarSi esta hipótesis es cierta, claro. Una abrazo y feliz tarde, Campirela
Me ha encantado el relato. Van Gogh es uno de mis pintores favoritos.Hace tiempo que tengo en mente hacer un pequeño proyecto sobre su vida y obra para mostrarlo a los niños.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada
Pues ya somos dos. Me fascina, simplemente me fascina. Una lástima morir con treinta y siete años y haber empezado a encontrar su vocación a los veintiséis así quién sabe lo que habría llegado a pintar
EliminarPor los trazos mágicos de Vincent. Un loco y un genio. Feliz tarde, Rita
Me gusta mucho este tipo de recreaciones, y está bien que sean concisas, pero a veces pide más. Claro que es cosa tuya intentar otro capítulo, siempre que dejes puertas de relatos abiertas. Avanti.
ResponderEliminarPide mucho más, lo sé. Por eso elegí a esa figura tan poco conocida, de dieciocho años, cuando sucedió el evento. Quería un pie para fijar la vista en ese torbellino que a mí en particular me fascina, entre los astros de un Arlés que no podía ver desde su habitación del asilo. Como excusa me ha servido, pero por supuesto no descarto hablar como Gabrielle, receptora de la oreja, amputada en su totalidad. Gracias, Fackel.
EliminarUn abrazo y por tardes con luces, aunque lleven sombras detrás
Vincent sigue provocando relatos como éste, muy lindo, logrado... es mi favorito y también el de muchos...
ResponderEliminarVincent Vive!....
Es un autor tan incomprendido en su tiempo, tan desvalido y frágil, que su obra le hace mucho más genio de lo que fue, que lo fue, a pesar o gracias a su locura
EliminarVive, ya lo creo.. Nos sabes cómo estaba la cola de la exposición ayer a las doce. Un abrazo y feliz tarde
Si alguien me pregunta por un pintor, yo digo Van Goh, todo un personaje rodeado de muchas aristas, algunas como las que expones en tan buen relato, cierto o no, allí queda el atractivo. "La noche estrellada" está en mi blog en un poema.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Pues pasaré a mirar tu post, que seguramente era de curando no te leía. Es mi autor favorito, ignoro si por la potencia de sus pinceladas o por la estúpida vida sin triunfo, tan dura como inmerecida, tan estéril y sin embargo tan rica
EliminarUn abrazo en la tarde, Dulce, por los autores que nos subyugan, que nos hechizan, que valen para ir a Amsterdam sólo por ver su museo y gozar con sus cuadros
Así es, es cuando aún no me leías y te lo dejo aquí por si gustas leerlo.
Eliminarhttps://eldulcesusurro.blogspot.com/2012/11/un-cielo-de-estrellas.html
Un beso dulce más y dulce día.
Acabo de leerte. Me ha encantado. Usando un tema nocturno, las estrellas son regalos de amor para un amor de piel y agua. Precioso.
EliminarUn abrazo, Dulce
Sí, quizás es menos ficción de lo que parece.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos.
Seguramente es mucho menos ficción de lo que parece verse en este post. Me alegro te haya gustado, Toro
EliminarUn beso
Creo que su misticismo nunca desapareció, quería ser misionero, evangelizador, y en verdad su fe era enorme, si bien la pintura se puso a su lado, le tentó, como unos labios de mujer, y cayó en sus redes
ResponderEliminarBesos Evan, y feliz tarde
No puedo dejar de imaginar lo que hubiese sido la carrera artística de Vicent Van Gogh, si con solo 11 años de vida como pintor, fue capaz de pintar como lo hacía.
ResponderEliminarTambién la locura puede hacer grandes genios.
Besos.
Y eso que se inició tarde y empezó como autodidacta, qué no habría hecho. Me pasa como con Lorca, vidas truncadas, con todas la diferencias, estratósferícas entre ambos
EliminarPor la genialidad de algunas locuras. Pienso en Panero o Glenn Gould, por poner dos ejemplos
Cada vez me gustan más estas recreaciones. Se disfrutan e instruyen, nada más y nada menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son ficción, o menos ficción, en este caso, pero es que su vida y obra es tan vasta que por algún lado quería empezar, al menos con una obra, y esta noche estrellada es en verdad un ejemplo magnífico del poder de los pinceles para evocar lo que sea, hasta la locura borracha, por enfermo, de este genio
EliminarUn abrazo y tarde con buenos ratos
van gogh murió joven, con 37-38 años creo recordar, lo estoy diciendo de memoria. estaba sufriendo tanto, que es tentador pensar que se suicidó, pero quién sabe lo que pasó realmente... si él hubiera sabido en vida el valor que iban a tener sus cuadros en el futuro, eso le habría animado.
ResponderEliminarestupendo relato, albada. abrazos!
Estoy segura. Su hermano, como marchante sí intentaba que se vendieran, pero tal vez la sociedad, o la gente que podía comprar arte, no estaba por ese estilo tan personal. Sin duda, si sus cuadros se hubieran vendido, el ánimo habría sido diferente, las penas más llevaderas.
EliminarUn personaje incomprendido donde los haya. Un abrazo y gracias, Chema
Me encanta Vincent Van Gogh, y me ha gustado mucho tu historia.
ResponderEliminarBesos, Albada
Pues me alegra te gustara. Esto de escribir es tan a su aire, que siempre gusta que la lectura se haga agradable, amena.
EliminarUn abrazo y feliz día
Impresionante.
ResponderEliminarVan Gogh,es mi pintor favorito, el que me hizo amar la pintura sin saber nada de arte.
Su vida tan brutalmente corta, con tantísimo sufrimiento ha hecho de sus cuadros una referencia vital curiosamente.
Hermoso tu relato,sin duda.
Un besazo!
No me extraña, sus cuadros sugieren vida, color, calor, intensidad, como dices, y cuando uno se entera de la vida que tuvo, no puede comprenderse. Paradojas.
EliminarUn abrazo y gracias, me alegra te haya gustado
Que buen relato Albada, la verdad es que me da un poco de envidia cuando narrais tan bien...🙂 Ya quisiera yo... ❤ Besos
ResponderEliminarEn absoluto, Laura. Esto es poner palabras en hilera para dar forma a lo que quiere explicar la mente, y poco más.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo y por un día con pinceladas de buenos ratos
El inocente
ResponderEliminarNació libre. Un pastor como otro cualquiera en algún lugar perdido de España sin saber leer ni escribir, puro en su esencia. El amor que sólo conoció era el de sus padres... y los perdió a tamprana edad.
En el pueblo le llamaban Tarzán por ser salvaje em honor a Tarzán de la selva. Vendía la leche de sus cabras a un precio engañoso y lo engañaban por todas partes como si a el no le importara poeque era feliz sin mas...
Hablaba con sus cabras en silvidos inventados; hablaba con sus perros, con los conejos, con las liebres, con los pájaros, con su borriquilla y cuando estaba en casa, hablaba con Dios en una estampita que su madre le regaló y le decía ser mágica...Pasaba todo el tiempo con la ventana abierta de su corazón de par en par y todo era en el natural pues su ser a la vez que maravilloso, era el Don de la sabiduría. Se llamaba Sebastián Ordoñez Marín era salvaje y nunca sintió la soledad. Que el supiera, no tenía a nadie mas en esta tierra quizá algún primo de oidas.
Nadie lo quería de verdad y el que decía apreciarlo, se aprovechaba de él. Con el conocimiento de su corazón, la identidad del amor, la buena conciencia, era tanta su verdad, que atraveso la frontera donde todo era ruido y llegó al silencio; conoció la quinta dimensión como algo natural sin tener que dar una explicación, vivendo su vida con humildad en armonía tantas veces buscada por cualquier ser...Pasaban los años y alguien del ayuntamiento lo visitó al cortijo y le dijo que tenía que hacer la mili y el preguntaba que qué era eso. El funcionario le dijo que era algo así como que dar la vida por su patria, por España.
Se presentó en la capital buscando una cosa que se llamaba cuartel, vestido de traje de domingo que consistía en unos arapos que no llevaba al campo y todo el mundo lo miraba despectivamente y con asco porque olía a cabras y a campo...Llegó al cuartel, sufrió burlas y humillaciones, descalabros por no saber nada de nada en armas o tanques hasta perder la cabeza en un mundo despiadado cuando en la paz de su hogar, hasta la cabra Maruja que era la mas revoltosa, tenía mejor corazón que sus mandos...
En el hospital le hicieron un test de inteligencia y resulto ser mas listo que Einstein pero, el era sencillo y no quería hacerle daño a nadie. Hablaba de sus cabras llorando y de su perra y de su mula y silvaba tal como lo hacía a sus cabras y el capitan médico lloraba porque también nació en un cortijo...cuantos padecimientos desde que fué a hacer la mili si el nunca se peleó con nadie, cuantos sin sabores tiene el ser humano sin conocer a Dios tal como el lo conocía...
En el hospital lo enseñaron a leer, a escribir, a comportarse en sociedad y en una enfermera, a ver la belleza que guardaba su corazón en aquella parte silenciosa que era la quinta dimensión...Estudió una carrera y cuando tuvo un hijo, le enseñó las enseñanzas del campo y los animales, a ver la pureza del corazón que poseía porque sin él, todo está perdido...y en el lecho de su muerte y a avanzada edad; moribundo, solo llamaba a su mamá y a sus cabras, al monte y a su corazón porque Diós nunca le abandonó. En la mesilla de noche, la estampita de Dios estaba ya casi deshecha. Abrió los ojos y Dios le miro y le sonrió abriendole los brazos en una túnica que no estaba manchada de nada. Entonces murió con su inocencia; la de un pastor que lo díó todo y todo lo recibió...hasta el final de sus días...
Enternecedora historia la de Sebastián Ordoñez. Ese cabrero que tenía la inteligencia natural de la vida, y que puede aprender oficio, acaba por ser el mismo ser simple, que habla a silbidos con los animales, cuando la muerte le viene a buscar. Es una profunda reflexión. Nada vale la inteligencia si no va unida a la bondad
EliminarMuchas gracias por este comentario. Un abrazo y feliz día
Genial relato...Van Gogh es uno de mis pintores favoritos, era bipolar su gran genio y figura en su entorno, además eso le hizo sufrir mucho en la vida que duro en este mundo, ahora nos queda su legado.
ResponderEliminarBesos!!
Sin duda bipolar, esquizofrénico y además medio intoxicado por el plomo de sus pinturas, pero qué pinceles, qué resultados tan vivaces.Su legado por toda la eternidad
EliminarUn abrazo y feliz día
Paso a saludarte, me ha encantado la historia
ResponderEliminarMe alegro te gustase. Pasa a saludar cuando quieras, Ester
EliminarUn abrazo grande y feliz día, con cuadros de este loco irrepetible
Interesante y valioso lo que tan bien nos relatas.....Un gran artista que dejo grandes obras. Saludos amiga y abrazo.
ResponderEliminarSon hipótesis plausibles, de su final, digamos, pero su obra queda indemne, así de mágica y luminosa.
EliminarUn abrazo y feliz miércoles, Sandra
Me encantó la entrada y las pinturas, un abrazón.
ResponderEliminarEsta pintura en concreto es especial, nos transmite una serenidad extraña, con ese torbellino
EliminarUn abrazo y feliz día
Maravilloso honenaje a Vincent Van Gogh, a su hermsno Theo y a su cuñada Johanna. Gracias tambien por los interessntísimos enlaces, has acompañado mi comida de este día.
ResponderEliminarBesos, Albada
Pues me alegro de haber acompañado a tu comida, porque Vincent merece una buena comida, y no patatas :-)
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Bendita y sana locura.
ResponderEliminarUn aplauso para ti.
Y un abrazo.
Bendita locura que puso en marcha esa mente al servicio de los pinceles, pero sana no, creo que sufrió lo indecible. Le encontraron en el bolsillo del pantalón una nota, en realidad una carta a su hermano menor, Theo, diciendo que estaba cansado de vivir. Eso hizo que se hablara de suicidio. De hecho se había intentado suicidar varias veces, sobre todo con pinturas, sin éxito, y en aquel momento habita comprado telas para armar, señal que quería pintar y no morir, pero sí bendita locura
EliminarUn abrazo y por una tarde gozosa, sin sombras
Una historia desconcertante, con un final inesperado al menos para mi.Saludos amiga.
ResponderEliminarIgnoro si el tal Gastón, o su hermano, tuvieron remordimientos, en verdad lo ignoro, pero podría haber sido algo así.
EliminarGracias por tu lectura. Un abrazo y tarde bonita, sin desconciertos
Perdonarnos a nosotros mismos es más difícil que obtener el perdón de otros.
ResponderEliminarEs el primer pensamiento que me vino al leer tu relato. Y también esa relación entre el arte y la locura, el arte y el delirio, el desasosiego o el abismo.
Precioso relato. Me encanta cuando nos cuentas la otra historia de la historia. Gracias!!!
Un abrazo grande
Si es cierta la hipótesis, imagino a dos hermanos muertos de miedo, quedándose tranquilos cuando la versión del suicidio se ido normal, pero claro, si es cierta, qué remordimientos no tendrían durante toda su vida, ¿no?
EliminarPues me alegro que te gusten estas historias paralelas. Un abrazo y feliz jueves, Alis
Excelente relato basado en hechos reales y con el que nos ilustras mediante los enlaces que van nutriendo la historia. Desde luego Van Gogh fue un genio de la pintura y su vida la fuente de muchas historias, entre las cuales esta es una que, por cierto, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.- Eres tan prolífica que no me da tiempo a leer tus publicaciones a su debido tiempo. Así que mañana intentaré leer la última que has publicado.
jaja, no te preocupes, tu lectura, cuando sea, es siempre un placer. Me alegro que te guste, porque sí, está basado en hecho reales, pero por supuesto, friccionado en lo que creí que valía la pena
EliminarUn abrazo y por tardes con lecturas que nos gusten
Te ha quedado de lo más interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Es que es intrigante. La hipotiposis del suicidio era la más fácil, sin duda, pero hay muchas lagunas que ni vale al pena esclarecer visto lo visto. También es que Theo murió de sífilis seis meses después de Vincent, y ya sabes que fue su esposa quien hizo lo imposible para visualizar el arte del genio.
EliminarMe alegro que te haya gustado, si es que en efecto te gustó. Un beso
Por supuesto!
EliminarUn beso.
Oh! Chica precioso mejor no lo podías estructurar, crearlo, plasmarlo. Tu también estás amigo loca, si no de que esta magníficamagnífica historia. 👍👍🤣
ResponderEliminarEspectacular, Albada:
ResponderEliminarA Van Gogh le pasaron cosas muy extrañas en su vida. Quizás porque él atraía lo extraño.
Lo cierto es que aquel 27 de julio de 1890 recibió un balazo y dos días más tarde murió. En la última película que he visto sobre su vida aparece un signo de su bondad. Él no quiso denunciar al chico que le dio el balazo, para no arruinar su vida. Prefirió que pensaran que se había suicidado, pero no se suicidó. Ahora hay dos versiones. La oficial (la del suicidio) y la real (la de que recibió un tiro por parte de un chico atolondrado).
Tu cuento es muy bueno. Gracias por compartirlo.
Felicidades
Un abrazo grande
Ana
Es un cuento. Pero no sé si no sea real. Qué ahora da lo mismo, pero se cortó una oreja, sí, pero no se suicidó.
EliminarUn abrazo