Cecy nos propone la niebla, como tema para este jueves, y esta es mi participación.
Los audífonos estaban en reparación. Haber sido lavados y centrifugados había dejado su utilidad en nada, y no me gusta conducir sin poder escuchar la radio, pero no había más remedio, me esperaba mi jefe en Zaragoza y habían cortado la utopista esos del Procés. Cerca de Lleida, y como es habitual, la niebla empezó a hacer acto de presencia. Lo malo es que no veía ninguna luz de otro coche que me hiciera de “liebre”, por lo que fui reduciendo la velocidad hasta unos treinta por hora. No llegaría a la entrevista, pero ya me conformaba con poder ver algo, porque sólo me guiaba por la raya blanca de mi derecha. Entre sordo que iba, y la niebla, que parecía como de ladrillos acuosos, mi percepción del tiempo y el espacio se vería alterado, porque, sintiéndome perdido y en un escenario de irrealidad, alcancé a ver un bosque, ahí, a mi derecha, en medio de la nada.
No lo dudé, puse el intermitente y salí. El camino no estaba asfaltado, pero la visibilidad era excelente. No había cobertura de telefonía, pero estirar las piernas, relajar los hombros, y fumarme un cigarrillo era un gustazo casi orgásmico. Brillaba un sol de octubre encantador, y un grillo cantaba ensimismado. Sonreí. Atravesé el bosque acogedor, preludiando algún pueblo, pero lo que vi fue un carro, que venía de cara. No cabíamos los dos y metí mi rueda delantera en una zanja para evitar la colisión frontal. El tipo vestía como en los años veinte, lo digo por las películas, y por alguna foto de mis bisabuelos. No hubo forma de que me indicara taller mecánico alguno. Él llevaba sus caballos a un herrero y se brindó a acompañarme.
Sí, me remolcó. En ese villorrio nada me parecía ni real ni actual. Me acogieron en una casa, la de la maestra, y allí, en espera de que los automóviles se pusieran al alcance de los ciudadanos, he pasado diez años. La telefonía ni se podía intuir, pero eso es otra historia. Me creyeron un loco inofensivo. El coche sigue en el gallinero del tío Ambrosio, quien lo usa a veces para guarecer a dos cabras. Ha sido él quien, al ver la misma niebla espesa que yo encontré tras el bosquecillo, se ha ofrecido a subirme a su burro y dejarme en el primer árbol. Poco después he llegado a la carretera que yo dejé...hace una eternidad. Por suerte me recogieron en seguida. He llegado mi casa, loco de alegría, y cuando mi mujer me ha abierto, le he gritado
Palabras 415
A ver si encuentro una niebla que me devuelva a mi adolescencia que tengo que cosas que cambiar.
ResponderEliminarBesos.
Cachis, a ver si le encargamos esa niebla en el mundo de lo posible :-)
EliminarUn beso
Jajaja... Muy bueno el enlace con el micro relato. He pensado que habías ganado la convocatoria de la cadena SER de hace dos semanas..
ResponderEliminarMuy bueno también el agujero en el tiempo de ida y vuelta.
Era el final perfecto, ¿a que sí? :-)
EliminarUn abrazo, amigo
Siiiiiiiii.
EliminarFelicidades y Besossss, amiga
Gracias :-)
EliminarQué bueno. Quién iba a decirle al hombre que el tiempo podría estirarse tanto...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho: es ameno, misterioso y simpático.
Un abrazo.
Se estiró mucho, más que un chicle :-). Hasta diez años, poca broma
EliminarMuchas gracias. Un abrazo
Al hombre la niebla lo llevó por una linda aventura en el tiempo.
ResponderEliminarMe he divertido.
Gracias por sumarte y acompañar en esta niebla.
Un abrazo :)
Intenté dar toques de humor, porque sería aterrador :-)
EliminarGracias a ti, por la iniciativa. Feliz tarde
Qué divertido tu relato jajaja por lo menos el coche sirve para algo, para guarecer las cabras del tío Ambrosio jajaja.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, Albada, un placer leerte.
Besos enormes.
Par todo tiene utilidad lo que aún no se ha inventado, o no es la forma actual. No había gasolineras tampoco :-)
EliminarUn abrazo, y gracias
He pensado por un momento en que el protagonista se encontraba entre los Amish.
ResponderEliminarPodía ser, el agujero de niebla podía ser de espacio, o de tiempo, era otra posibilidad.
EliminarUn abrazo
Vaya!! Y yo prejuzgando al pobre hombre en el otro relato… Ahora se entiende su “extraña” (des)aparición… Tendrá que explicárselo a su mujer, otra cosa es que se lo crea…
ResponderEliminarMuy bueno, querida amiga. Me han encantado ambos.
Abrazo grande, y muy feliz finde 💙
Bueno, pensé en la niebla como cápsula del tiempo, y por supuesto, llegué al pobre Luis :-)
EliminarMuchas gracias, un abrazo grande
Excelente, Aldaba. Que buenas las dos partes. Te agradezco el enlace porque no sé como me había perdido el micro de Luis volviendo a casa 🏡
ResponderEliminarBesotes
Seguramente, sin ese post previo es lo mismo. Pero el texto me llevaba a él, sin poder evitarlo :-)
EliminarUn abrazo
Que chulada de texto , como ha cambiado de dimensión el pobre hombre. Sabes alguna vez que nos ha ocurrido esto pero de verdad viajando y nos ha caído un banco de niebla siempre lo he dicho, y si al cruzarla estuviera en otro lugar y otra época ...
ResponderEliminarBueno amiga un besote y menos mal que pudo regresar.
Es que en esos kilometres de irrealidad, yo también me he planteado que podría pasar, claro, no lo pienso en serio, pero sí lo pienso :-)
EliminarUn abrazo
Pues como excusa no está mal, que he sabido de historias hasta de extraterrestres y abducciones :) Aunque también hay casos extraordinarios como el que relatas. Lo que le faltó decir al llegar a casa fue "Ya estoy en casa, no me lo vas a creer". Me gustó tu idea de unir ambos relatos.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce fin de semana.
Es que hay para decirlo. Esa abducciones, que nunca entendí, parece que son posibles, o lo explican muy bien.
EliminarSí, el texto no nació para ser previo al anterior, pero me llevaba, de manera natural. Un abrazo
Hay que dejar fluir la sonrisa con tus letras. ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poquito e humor, pobre tipo, sin audífonos, con niebla y que está en otra dimensión por diez años, merecía una sonrisa :-)
EliminarUn abrazo
¡Ah, mira tú! Ahora se entienden algunas cosas, Albada.
ResponderEliminarNos muestras esta creatividad tuya, ese misterio, esa forma de enlazar las cosas, y esa ironía y humor que desprenden tus letras.
Un estupendo relato, Albada.
Muchos besos.
Pues hija mía, me ha dejas casi que ruborizada,. Me alegra que te hay gustado, porque disfruté.
EliminarUn abrazo y feliz finde
─ Muy tarde, Luis,
ResponderEliminarMuy bueno y curioso.
Un abrazo.
jaja, pues sí, el texto me llevaba a eso, a la mujer sorprendida.
EliminarUn abrazo
Me encanta el tono jocoso que aporta este maravilloso relato.
ResponderEliminarUn placer leerte, Albada.
Un abrazo con cariño y buenas tardes desde mi costa meiga.
Era cosa de dotar de humor a la situación dramática del pobre Luis. Me alegra que disfrutaras. Los audífonos le esperaban, mucho más que la mujer :-)
EliminarUn abrazo
Jajaja qué bueno! Me encantó porque además de estar excelentemente narrado tiene la pizca de irrealidad que me atrapa en una historia. Un gusto leerte
ResponderEliminarEs que ha de ser como estar en una pesadilla, no saber dónde ni cuándo estas :-)y sordo además :-)
EliminarQué mejor que algo de humor. Un abrazo, y feliz finde
Un texto espléndido con ese guiño a la irrealidad de un viaje en el tiempo inducido por la niebla. Me ha gustado un montón. Te deseo un lindo fin de semana
ResponderEliminarHa de ser alucinante. Una situación dramática, pero era cosa de poner algo de humor. Los audífonos en reparación era el toque macabro :-)
EliminarUn abrazo, y por un finde excelente para ti
Pobre hombre sin ver y casi sin oír, todo un viaje a la irrealidad. Besos
EliminarEl tiempo es impredecible, entre la niebla sorprendió a ese hombre en un viaje un tanto extraño.
ResponderEliminarSaludos Albada Dos
La niebla en ese termo de carretera es un clásico, pero aquí era la puerta a otra dimensión. La ficción, ya se sabe :-)
EliminarUn abrazo, y bonito finde te deseo
El relato es genial, su pizca de humor y el salto en el tiempo, lo has llevado muy bien, pero el enlace al final es de un genio, ha sido la mejor "niebla" que he leído. abrazos
ResponderEliminarQuise imaginar la niebla densa como una puerta a otra dimensión. Y poco más. Luego vi que el texto me llevaba a ese post previo, y me dije...pues no lo esquives :-)
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, Esker
Un final a la altura! genial el enlace con los dos tiempos!
ResponderEliminarMe ha encantado,eres una maga de las tramas insospechadas!
Un beso grande.
jaja, muchas gracias. Lo de los audífonos lo puse porque quería que la sensación fuera de irrealidad total.
EliminarPor un finde perfecto, Luna. Un abrazo
una curiosa manera de empezar una nueva vida! sin duda, en ese pueblo eran muy hospitalarios.
ResponderEliminarlos faros antinieblas creo que son de color amarillo. todos los coches deberían tenerlos...
abrazos!
Es que hay nieblas muy densas, Chema, que apenas ves la luz del que va delante de ti. El pueblo en cien años habrá cambiado, pero el tipo entra en una puerta al tiempo. Ha de ser una experiencia horrible.
EliminarUn abrazo
Igualmente llega tarde, Albada, lo que no llega tarde es mi felicitación porque me ha encantado tu relato, bien narrado y nos introduces en el escenario al leerte.
ResponderEliminarMil besitos con cariño ♥
Muchas gracias. El pueblo ahora estará irreconocible para Luis, por cierto.
EliminarUn abrazo
Es buenisimo y engancha, es que lo tiene todo. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias. He disfrutado, y creo que se nota :-)
EliminarUn abrazo
Albada, te felicito por tu relato, es genial.
ResponderEliminarMe encanta como enlazas los relatos.
Mil besos
En este caso, es que el final, curiosamente, era el principio de un post previo, pero no premeditado, eso es cierto.
EliminarUn abrazo
Me encanta el humor que le has dado al texto que es muy original tratándose de la niebla.
ResponderEliminarFelicidades
La situación era horrible, demoledora, pero por eso quise poner algo de humor.
EliminarUn abrazo, Tracy
Misterioso pero muy bonito relato. Saludos amiga.
ResponderEliminarCreo que es imposible, pero recuerdo un libro de un pueblo que sólo existía cuando una niebla densa hacia su aparición. No recuerdo el título, cachis.
EliminarUn abrazo, y gracias.
Yo me habría quedado en ese pequeño oasis del tiempo.
ResponderEliminarMuy bueno, Albada.
Un beso
Tal vez menos tiempo, pero sí, sin antibióticos, ni cuartos de baño, ni nevera :-), Por unas semanas podía estar bien. Me apunto.
EliminarUn abrazo
De vez en cuando todos deberíamos poder hacer un viaje en el tiempo y ver o recordar cómo se vivía tiempo atrás. Luego, al volver, apreciaríamos mucho más lo que tenemos hoy en día. Aunque, seguramente, algo echaríamos en falta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo. No valoramos la ducha, ni el móvil, ni la nevera. Lo damos por hecho, lo vemos normal, pero hace un siglo todo era muy diferente. Tal vez en algunas cosas, mejor.
EliminarUn abrazo
Relato perfecto con ese humor soterrado que algunas veces le das a tus escritos.
ResponderEliminarMe gustaría conocer la respuesta de la esposa a ese !ya estoy aquí!
Besos.
Gracias, es que cierto humor es necesario :-). Pues no sé si dará opción a que se explique el pobre hombre :-)
EliminarUn abrazo
Hola Alaba Dos, que chulada se relato, me encanta esa niebla que te lleva a otro año, a otro momento. Es como una leyenda urbana!
ResponderEliminarTe sigo...
Sí, hay como una leyenda urbana de niebla en el triangulo de las Bermudas, como que muy inquietante. Aquí era un pueblo detenido en el tiempo :-)
EliminarUn abrazo y gracias. Paso por tu blog
Es mejor no meterse en la niebla, que nunca se sabe lo que puede pasar. ¡Menuda experiencia! ¿Y cómo le dice ahora a su mujer lo que le ha pasado de forma que le crea?
ResponderEliminar¡Qué situación! je, je.
Ha estado fenomenal el relato.
Un beso
Es inquietante, porque la propia niebla altera los sonidos en parte, y la visión nos gasta bromas.
Eliminarme alegra que te haya gustado. Un abrazo, y feliz finde.
Interesante propuesta. Gracias por compartir
ResponderEliminarLa imaginación de Albada Dos al poder en esta tarde de otoño cuando un café y una copa invitan a la lectura de un buén relato...
ResponderEliminarUn saludo amiga
Eres un encanto. Muchos gracias.
EliminarUn abrazo, amigo
Esto me recuerda al anuncio de los muebles de "Ikea" cuando llega el paisano y le dice a la mujer que se va al dormitorio a buscar el cinturón del pantalón y sale del dormitorio 20 años más tarde, se había perdido la comunión de su hijo y la boda de su hija y el fallecimiento de su padre, Jajajaja
ResponderEliminarYo me pregunto ¿porqué no habrá esta niebla los días de frío,y se pierde toda la cúpula de los que nos gobiernan y salen en otro sitio y no vuelven más eh?
Muy bueno me a gustado mucho tu relato, te deseo una feliz noche y buen fin de semana, besos de V.... Flor.
No recordaba el anuncio, pero es genial :-). Pues oye, esa niebla y que muchos, dría que todos los políticos.
EliminarPor un día estupendo para ti. Un abrazo, Flor
Pensé que ya te había comentado pero veo que no. Siempre me dejas sorprendida con tus micros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz finde.
Pues me legro que te sorprenda, la verdad ;.)
EliminarUn abrazo
Parece que la niebla no sólo alteró su percepción del tiempo, sino el tiempo mismo.
ResponderEliminarPor suerte, pudo volver aunque le costó unos 10 años.
Bueno como un capítulo de La dimensión desconocida, este relato.
Besos.
Pues si, es un episodio con final feliz. Pardéese en el tiempo ha de ser aterrador.
EliminarUn abrazo
Hola, me encanta entrar en tu blog, esa niebla creo que es la que tapa los ojos a much@s de las personas que están administrado lo de la pandemia. Saludos
ResponderEliminarEsos tiene una niebla de alquitrán, no sé si no ven o no quieren ver :-)
EliminarMe paso por tu blog. Un abrazo
Y volvería atrás...pues no lo sé, la verdad :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Los buenos cuentos tienen la capacidad del asombro. Qué bien enhebras desde un mágico-realismo. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarMu gas gracias. Eso de la niebla es que da para mucho.
EliminarUn abrazo
Tarde, muy tarde. Feliciana su santa y casta esposa, harta de esperar un retorno que no se producía, consiguió tras mucho insistir que el párroco al cual se confesaba puntualmente cada jueves a las ocho de la tarde, dejara los hábitos por ella y le atendiera de otra forma más personal. Con lo cual era éste el que tenía por costumbre presentarse en su casa diciendo: "ya estoy en casa"
ResponderEliminarPor si te parece ;)
EliminarUn beso.
Ya lo hay Penelopes como antes.
EliminarUn beso
Me gustan las nieblas para hacer reflexiones ❤
ResponderEliminarEs un escenario que produce intimismo, me parece muy lógico. A mí me inquieta.
EliminarUn abrazo
Boa tarde meu querido amigo. Tudo bem escrito e maravilhoso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Luiz. Un abrazo
EliminarMi amiga Albada eres genial haciendo
ResponderEliminarrelatos, haces que uno se introduzca
en esa niebla, bravooo mi amiga.
Besitos dulces
Siby
Muchas gracias. La niebla siempre da mucho juego.
EliminarUn abrazo. Feliz tarde
La niebla se presta a infinidad de relatos, pero el tuyo es sesacional. Has sabido jugar en el tiempo. Premio pulitzer 2020.
ResponderEliminarsaludos.
Muchas gracias, pero tampoco era muy difícil de imaginar una niebla como puerta al tiempo.
EliminarUn abrazo y bonita tarde
¡QUÉ BUENO! Este relato tiene entidad por sí mismo, de hecho creo que es mejor que el de ya estoy en casa, pero me ha encantado la la unión entre los dos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tiene entidad, y así se pensó, pero luego, con el trascurrir del texto, me llevaba al previo :-)
EliminarUN abrazo y feliz día
Me ha encantado. Me imagino entre la niebla a la espera de poder retroceder.
ResponderEliminarUn saludo
A mí me habría pasado lo mismo, queriendo retroceder, queriendo anular la entrevista con el jefe, queriendo no quedar preso :-)
EliminarUn abrazo
Me encanta este tipo de historias, con una niebla misteriosa que da paso a otro mundo, a otro tiempo.
ResponderEliminarY me han encantado la niebla que parecía de "ladrillos acuosos" y el grillo que "cantaba ensimismado".
Un abrazo.
Como puerta entre dimensiones, es muy atrayente. Me alegro que te gustaran los adjetivos :-)
EliminarUn abrazo
Es lunes para mí. Pero no importa con tal de leerte estimada amiga.
ResponderEliminarMi saludo cariñoso te dejo.
Pues sin problema, con la niebla puede ser domingo, del año pasado :-)
EliminarUn abrazo
Sensacional este relato tan alucinante, Albada.
ResponderEliminarUn abrazo admirado
Pues muchas gracias, Ana. Disfrutar escribiendo es lo que cuenta, pero si gusta, es miel sobre hojuelas
EliminarUn abrazo
Hola, te respondo a tu pregunta, en cuanto te he leido, acá vengo preciosa.
ResponderEliminarEs difícil entrar en su blog, es verdad, yo he pinchado arriba del todo donde pone comentarios y me lleva directamente a esa entrada donde propone la convocatoria.
Espero haberte ayudado.
Que tengas un buen día.
Besos enormes.
Acabo de descubridlo, como tu, la verdad. Como tampoco puedo, o sé, seguirla, me parecía difícil. Al final ya ves, me he animado con un Minotauro :-), no Pablo Picasso, pero pensaba en él, ya ves :-)
EliminarMuchas gracias preciosa. Un abrazo grande, y por una tarde especial, si puedes, mágica :-)
Con lo mal vistos que están los burros... y lo útiles que son...
ResponderEliminarPobrecicos...
Y para todo lo demás, un tractor... jajajaja
¿ella que respondió?
Besos.
Yo creo que tanto tiempo hizo mella en el corazón de ella :-)
EliminarUn abrazo, Laura
Un relato genial!! Un viaje raro un extraño tiempo y nos atrapas con una historia inquietante y con es apiza de humor. Beso
ResponderEliminarMe alegro que te te gustara, Hana. La niebla genera trampantojos.
EliminarUn abrazo
Hola Alba, qué bueno, un cambio en el tiempo, tiene mucho suspense, no sabes bien lo que va a ocurrir. Esa niebla es fantástica. Un abrazote y gracias por estas Historias, eras maga de la palabra.
ResponderEliminarLa niebla es que inspira misterios. Me parece que siempre nos imaginamos que algo puede haber que no vemos.
EliminarUn abrazo, y gracias, Emerencia
Lo he vuelto a leer y ahora no sé si el protagonista simplemente encontró una zona rural atrasada o hizo un viaje en el tiempo. Realmente has conseguido los dos efectos.
ResponderEliminarMuy bueno...
Abrazos
Pus lo imaginé como una niebla que conduce, sólo a veces, al pasado. Pero podría ser a una zona aislada, que tan cerca de una carretera no me parecía posible.
EliminarUn abrazo, Ana