El abrazo, acrílico de Olga Marciano |
Ella lleva una mochila azul y unos libros sobre el antebrazo. Tendrá no más de veinte años y una melena color rojizo en retirada. Se dirige hacia Fabra i Puig. Él es joven, con coleta y deportivas, y se dirige a Plaza España, en dirección contraria, por lo tanto.
Cuando él se acerca a ella se
para en seco, y sonríe desde lejos. Cuando llega a su altura, mientras ella
mira que alguien se le acerca, sospechosamente, con los brazos abiertos, se
queda quieto, con las dos piernas bien apoyadas, y extiende aún más sus manos.
Ella se deja abrazar, a pesar de que su cara manifiesta incomodidad. Casi se le
caen los libros, y el botón del puño de la cazadora de él se ha enredado en el
cabello panocha de la joven.
Habiendo llegado a una posición
más normal, o cuanto menos, más estable, él sigue sonriendo tras el abrazo. Ambos
plantados, cara a cara, él sigue sonriendo mientras ella hace mohines de incredulidad.
-Qué gustazo verte. A ver si
coincidimos otra tarde en el MEAM-dice él
-Lo mismo digo. Un gusto haberte
visto.
-¿Sigues yendo por allá?, porque
yo empecé las clases y los viernes me va fatal.
- Yo tampoco voy por allá. Ni sé de
qué lugar me hablas-añade ella en voz muy baja.
Él se excusa, mirando el reloj, y
sigue su camino, acelerando el paso, hasta que se pierde de vista cuando gira
hacia el andén.
Ella recompone tranquilamente el
peinado, la mochila y los libros. Luego echa a andar, y se gira, una y otra
vez, a mirar por donde se ha alejado el
joven de la coleta.
Yo no he posado para ningún pintor, pero debo tener una cara muy corriente porque frecuentemente me confunden con alguien. Será que hay gente que se cree que todos los pelados somos el mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajaja. A mí me pasó, así de abrazo ceñido una sola vez. Saludarme sin sabe quién era la otra persona me pasa mucho. Pero he aprendido a saludar, pelín tarde claro, y todos tan contentos
EliminarUn abrazo
El precio de la fama eh...
ResponderEliminarMuy ingeniosa.
Besos.
No es fama Toro, es que mi trabajo es cara el público, por lo que ellos sí recuerdan a esa persona, que ven bastante, pero ESA persona no. Mis hijos siempre preguntaban...quién es esa señora mamá...Y yo decía...Ni idea cielo.
EliminarUn beso y feliz miércoles
Esos abrazos perdidos, que desconciertan al receptor pero dejan satisfecho al donante, convencido de haberse dado una vez más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es, fíjate, una estupidez que no es tal. Como oficio digo...ser abrazador de abrazos acunados, ceñidos, alimentadores, reconfortantes...
EliminarUn abrazo bien ceñido.
Igual ella ha sido abrazada demasiado. Pero, en mi opinión, nunca sobra un abrazo, y ser abrazador anónimo me sigue pareciendo un bue oficio. Para seres angelicales y para más terrenales también. :-)
ResponderEliminarUn saludo