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jueves, 9 de octubre de 2014

Enfermeras de la crisis

Foto de Google, De esta crisis de ébola en el Carlos III, con la auxiliar enferma

Les quiero hablar de mi hija Lola. Estudiante de un Máster en la Complutense. 22 años. Cargada de vida por abrir.

Hoy ha llegado a casa contenta porque podría trabajar de enfermera tres semanas. Qué ganas por Dios, qué alegría que me he llevado.

Mientras se duchaba, porque parece que ha de hacer unas cosillas antes de entrar al turno de noches, le he pedido que dejase la puerta abierta.

Mamá…mira que no falte paracetamol en casa- me ha gritado bajo el ruido del agua.

Sí mujer, siempre hay, Te duele la cabeza cielo?´-le he preguntado mientras planchaba su blusa preferida.

No mami, es porque no falte!- Me ha constado con voz de canto.

Acabó la carrera en Junio. Tiene una vocación desde niña. Yo no quería que estudiara enfermería porque es muy lista. No es porque sea su madre, es que le cuesta poco memorizar. Yo estoy segura de que puede ser una estupenda neumóloga. Ya ven, desde chica que eso de escuchar el respirar de la gente le fascina.

Si hasta con los dos perros que hemos tenido ha hecho de todo para cuidarlos, diagnosticarles…bueno…si es que las muñecas estaban medio gastadas de tanto auscultarlas. No les digo más. Lo cierto es que su nota de Selectividad ha sido muy alta. Pasa de 8, por lo que hasta el último momento pensé que se matricularía en Medicina. Cosas de madre.

Su padre y yo la hemos animado siempre a llegar donde ella quiera llegar. Y para ser sinceros, no nos ha dolido ni un euro de los gastados en la niña de nuestros ojos.
Toda la carrera pensando que tendría salidas profesionales, porque justo es la primera promoción de Grado, porque el curso pasado no salió ninguna titulada, pero no. La llamaron para una residencia de ancianos, dos semanas, cuatrocientos euros, turno de noche. Un hartón de trabajar porque hay menos enfermeras de las que tiene que haber, pero venía toda contenta. Explicaba de pe a pa todo lo que había vivido, sus logros, sus rabias, sus miedos y sus cuitas.

Ahora estamos contentos pues aunque el Máster es muy caro para nosotros, mi marido hace horas y yo he buscado otra casa para hacer faenas. Todo porque Lola tenga el futuro que se merece.

La he visto salir de la ducha, con su pelo aún mojado, la sonrisa iluminando la casa y esa sonrisa picarona que pone cuando está a punto de hacer una trastada.

Me he sentado a su lado en la mesa y hemos comido. Ella con ese apetito que Dios le dio, y yo levantándome a cada rato para que su comida sea perfecta. Con el yogurt, insistiendo mucho, me ha comentado que el trabajo es en el Carlos III. Que ha de ir a las seis para un cursillo de seguridad y protección de Riesgos Laborales.

Me ha debido ver la palidez y la cara que se me ha puesto, porque jocosa y animada, levantada y acariciando mi cara me mirado a los ojos, diciendo mimosa

- Maaaami, es una buena oportunidad. Las enfermeras de la sexta planta no quieren trabajar con la paciente. ¡Compréndeloooo!.  Es mi oportunidad, porfi…no te preocupes.

Nos hemos abrazado, porque ella ya sé que no, pero yo...yo sí tengo miedo. 


La he visto partir a las cinco, con su coleta negra, su tacones bajos, su sonrisa colocada y su blusa plisada blanca. 



Blanca, como mi esperanza.

18 comentarios:

  1. "No te preocupes mami" y se iba a la guerra.
    Tan al día como la vida misma.
    Un abrazo.

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    1. Quiero pensar que no y que esa madre la verá mañana, y la joven explicará que todos los protocolos se cumplen.Que hay siempre alguien con ella al vestirse y desvestirse, que los trajes son los correctos y que descansan cada vez que han entrado a controlar las constantes.

      No le pasará nada, porque trabaja en un Centro bien preparado, y con excelentes gestores. La tratan con mucho respeto y todos la valoran por su inmensa contribución al control de la expansión de una epidemia. ;-) Un abrazo

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  2. Que estampa costumbrista más real, lo hacemos todo por los hijos, nos congelan la sonrisa, pero que vuelvan.
    Un abrazo.

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    1. Nos dejamos la piel a tiras por ellos. Por eso les queremos de regreso, sanos y salvos. Sobre todo si van a cumplir con su trabajo. Que es su futuro.

      Un abrazo

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  3. Albada, emocionante relato, que, dada la situación, es de un intenso realismo. Haces llegar muy bien el lógico miedo de los padres y la generosidad y sentido humanitario de la joven que, aun sabiendo los riesgos pone en primer término la ética profesional.

    Admiro esta profesión desde que en el 2012 vi de cerca cómo actúan las enfermeras: con eficacia y siempre con la sonrisa en los labios y palabras amables. Tener una hija enfermera debe ser un orgullo para los padres.

    Me encanto el tema y la forma de expresarlo.

    Un abrazo.

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    1. Gracias Fanny. Es una manera de poner en un presente incierto unos valores, una maternidad responsable, y un amor por encima de mil cosas e intereses.

      Un abrazo.

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  4. Que bien que pueda trabajar¡¡
    Besos y enhorabuena.

    Sería peor que tuviera que emigrar¡¡

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    1. Bueno, ella anda contenta. Ahora igual los protocolos se siguen, como aprendió en sus estudios y en las prácticas ...

      Un saludo y sea bienvenida.

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  5. Amiga mía!
    Sé que te tengo un tanto olvidada. Tengo casi todo olvidado, casi todo.
    La culpa es mía, y de la nueva situación social en la que me muevo. Con tiempo descontrolado en el que, un día dedico mucho tiempo a una cosa y al siguiente me dedico a otra diferente
    Sin embargo, este asunto actual de la sanidad que padecemos, me está centrando un poco en el asunto, y llevo ya un buen rato, horas, dedicado a ver información y vídeos. Uno de ellos http://www.youtube.com/watch?v=czBaB_XE72c me ha hecho seguir viendo otros uno tras otro. ¿En manos de quienes estamos? Yo ya no tengo ni idea de quien puede ser amigo y quien enemigo. Pero creo que estoy haciendo bien en 'perder' el tiempo en mis aficiones y en la familia. No sé si con ello estoy siendo un poco egoísta e injusto con los demás, miro a mi alrededor y tengo la sensación de que todos hacen lo mismo, que por mucho que se luche por y para los demás, son siempre los mismos los que se llevan la tajada.

    Estoy y no estoy. Pero te recuerdo de tarde en tarde.

    Un saludo, un abrazo.

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    1. Antón, creo que estás haciendo lo más inteligente; vivir lo que el día a día te trae con los tuyos. Porque, como este caso nos recuerda, estamos de paso. Estar por los demás, es posible sólo cuando se está intensamente bien con uno mismo.

      Yo con este caso me reafirmo en muchas quejas. Me acuerdo de jóvenes cuyo futuro en parte ha estado a mi lado, y valoro la dedicación de los héroes cotidianos, esos que como nadie saca a la prensa, me da la real gana homenajear, a mi manera, a través de la ficción realista.

      Un abrazo, Antón. Tu paso por este rincón me ha emocionado, lo sepas.

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    2. Se agradece.
      Ahora mismo estoy enfrascado en este otro vídeo:
      http://www.youtube.com/watch?v=DRGyTrHRryY
      Como comprenderás, mi situación 'jubilosa' e permite ocupar el tiempo en espera de que la costilla llegue del trabajo.

      Mis respetos, y mil perdones por mis desapariciones.

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    3. No Antón, valoro mucho que estemos todos bien. Disfruta de la familia. No hay mejor regalo que la salud en compañía

      Un abrazo grande.

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  6. Emotivo relato en el contexto de lo que se está viviendo en este país.
    Un abrazo

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    1. Pues curiosamnet, una chica Lola, de 25, enfermera como la mía ficticia ayer estaba en esa situación, lo vi en le twiter.
      Imaginé como madre, y hoy de hecho, he seguido con Lola. Tiempos difíciles tras tanto recorte y tanta salida laboral truncada.

      Un abrazo, Maria Pilar

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  7. Un relato emotivo y muy real en estos días.En el fondo siempre pensé que el país funciona gracias a los trabajadores como tu protagonista y muy a pesar de las malas gestiones y de los errores de los dirigentes de turno que nos tocan en suerte.

    Saludos.

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    1. Opino como usted, porque de una manera u otra, todos lo sentimos así. Me quedo con la percepción de cercanía de cuando uno necesita a un profesional que le ofrezca confianza. Porque el sistema puede ser muy bueno o muy malo. Pero al final es la profesionalidad, que en este caso conlleva cierta dosis de vocacionalidad, lo que nos permite respirar tranquilos en sus manos.

      Un saludo

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  8. Fabuloso relato, Albada. De mucha humanidad y rigurosamente actual.

    Felicidades
    Un beso

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    1. Sería con el ébola, por la fecha. Aquí hubo un caso, de un sacerdote infectado, que acabó por morir, y que provocó el contagio de una auxiliar de clínica,

      Seguro que lo escribí pensando en qué riesgos correría una joven licenciada, tan afanososa por trabajar. Un abrazo

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Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.