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Nuria se disfrazó de arlequín. Había entrado con las llaves que retuviera tras la convivencia con su primer amor. Pablo le cortó la yugular con el filo de su tridente. La mancha oscura se extendió hasta el cinturón de tela. Nadie sostuvo a un arlequín en su caída hasta el parquet.
El diablo, acomodando su pelo bajo sus cuernos, se fue, mientras un bulto ensangrentado parecía estar muerto. Salió sin mirar atrás, porque no había pensado en matarla en ningún momento de los meses en los que la echó de menos. Luego, aún algo agitado, se integró en un grupo de diables, y cuál sería su sorpresa cuando un ser ensangrentado se le plantó delante con una pistola, que, aunque no desentonaba entre una multitud de gente disfrazada de policía, resultó ser de verdad. Lo último que sintió Pablo fue la sonrisa sardónica de un arlequín, junto con un estampido que quedó ahogado entre los cohetes.
Da miedo eh...
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.
Quizás en carnaval no es momento de asustar, pero salió así :-)
EliminarUn beso y feliz carnaval
Hija mía, ¿qué has comido o qué has bebido? Miedo me das.
ResponderEliminarUn abrazo.
He comido normal pero las musas son caprichosas. Sobre todo en carnaval.
EliminarUn abrazo
El carnaval es un buen escondite, aunque a el no le sirvio, a ti si has escrito un magnifico relato. Abrazos
ResponderEliminarGracias Ester. Tengo musas cerca y no descansa la pluma. Igual la gente está disfrazada de musa:-)
EliminarUn abrazo
Dicen que todo carnaval es un lugar para que todas las pasiones, buenas y malas, se disfracen. Al estar detrás una máscara, suelen conspirar. Buen texto, mi estimada amiga. saludos por Tarragona.
ResponderEliminarHoy me me mezclado con payasos, arlequines, diablos, salseros, policías, ángeles y a ratos he imaginado quién había detrás, o por qué ja elegido ese disfraz y no otro. Es un tiempo de locura previa a la cuaresma, que estuvo prohibido durante el franquismo y que resurgió con ganas.
EliminarMe alegro de que te haya gustado. Recuerdos a Colombia
Drástico y taxativo. ¡Viva el carnaval!
ResponderEliminarUn beso.
Jaja, es un poco drástico sí. A amores pasados puerta cerrada :-)
EliminarUn beso
La belleza del carnaval, de lo diferente, de la imaginación.
ResponderEliminarBravo.
Esa magia de probarse otras vidas, de disfrutar del anonimato, de las risas y las bromas. Un tiempo colorista, sin duda
EliminarUn saludo y gracias
Ui que miedo. Aunque el carnabal tiene de todo. Escrives muy bien. Siempre me encanta pasar por tu blog.
ResponderEliminarUn besito amiguita.
Carnaval tiene de todo. Busqué una posible historia melodramática, que, por ser carnaval, pudiera quedar disimulada.
EliminarGracias. Un abrazo
El texto habla de un homicidio, que se da en el momento perfecto en el que puede disimularse. Morir o matar por amor, despechado, imagino. Un drama disimulado en un contexto.
ResponderEliminarLa ficción, siempre jugando con la realidad plausible. Un abrazo y gracias por tu lectura, tan aguda.
Miedo da, por eso no me atraen los carnavales, porque todo puede suceder detrás del disfraz.
ResponderEliminarEres increíble escribiendo microrelatos, Albada, no hay quién te supere.
Mi aplauso y admiración.
Besos enormes.
Dan miedo...quizá la incertidumbre que arrastran los disfraces. Excitan, sin embargo. Es curioso porque hay un punto de misterio que nos atrae, siempre.
EliminarGracias por tu valoración, María, pero eso va a rachas. Si pudiera, todos mis textos serían buenos, pero a veces faltan musas, a veces tiempo, casi siempre inspiración. Es la gracia tal vez.
Un beso enorme y finde de lujo, dulce María