Imagen de Ole Marius Jørgensen |
En el marco onírico en que el quedó presa, entre trampas de pastillas y psiquiatras, Elena despertó un día. Un instinto más fuerte que su mente, más visceral que sus miedos, y más poderoso que las leyes de la medicina le hizo desafiar a sus
pesadillas.
Quedó con el viejo amor que la engañara en su juventud. Fue fácil simular un pasado superado y un presente por compartir. Con la conciencia más lúcida y tranquila que pudiera recordar echó los polvos en la copa de Eduardo. Liberada y ligera, sin acabarse de desnudar, se quedó mirando al pelele del hombre que nunca debió haber amado. Luego se plantó ante el espejo, despidiendo a sus fantasmas, sacudió la cabeza y salió del dormitorio. Antes de cerrar la puerta del piso limpió concienzudamente todo rastro de su paso. Sintió un sol de primavera sobre su rostro, y sonrió. Seguramente como aquella tarde lejana, en la que con engaños, se perdió.
Siguiendo la iniciativa de bic naranja
Debería limitarme a opinar sobre el estilo y redacción del relato, decir que me ha parecido impecable y muy bueno, porque aplaudir la decisión de Elena posiblemente no me deje en buen lugar pero tampoco puedo censurarla. Un abrazo
ResponderEliminarGracias. La imagen me remite a una especie de ensimismamiento, a algo parecido a un estado mental precario, y me dije, a ver si le ha matado. Claro, para ello tenía que haber una razón, y la inventé. Luego me planteé que tal vez, ante el cuerpo casi a punto de desnudarse, un infarto traicionero podía estar presente, pero tenía menos intriga :-)
EliminarUn abrazo y feliz sábado de resurrección.
Muerto el perro, se acabó la rabia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí era muerto o matado, y me quedé con lo segundo, pero siendo una ficción de extremos, acabado el muerto, a acabada la pesadilla.
EliminarUn abrazo y feliz sábado
A veces hay que matar los fantasmas del pasado para poder resucitar.
ResponderEliminarMetafóricamente, claro...
Besos.
Claro, es metáfora. Sin matar los fantasmas, reales o inventados, percibidos en todo caso, no se puede avanzar ni cambiar de etapa.
EliminarUn beso
Triste semblanza de quién no sabe perdonar, máxime en estos días de recogimiento, en que todos hemos de estar con una sola imagen en la cabeza.
ResponderEliminarUn beso.
Por supuesto, tras matar a ese amor que la hirió, no sólo se confesó, sino que salió de penitente en una procesión de Toledo.
EliminarNo es más que lo sugerido por una imagen, pero perdonar, y ahora lo digo en serio, es un acto que permite sobrevivir también. Matar o perdonar, pero de verdad, para seguir a otra vivencia, a otra etapa, a otro estado mental. Un beso y feliz sábado de resurrección
Muy bueno, como dicen la venganza se sirve en plato frío.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un saludo.
Aquí la venganza era en un plato bien frío. La imagen sugería muchas lecturas, como la tuya, que me encantó, más frívola, o cualquier otra, pero me decanté por la mujer vengadora. :-)
EliminarUn saludo y feliz lunes de Pascua florida
Unos polvitos acabaron con el pasado. Se vengó y disfrutó de la despedida.
ResponderEliminarUn texto exelente y bien escrito.
Un abrazo.
Acabar con el pasado, trágico para ella, acaba con esos polvos de veneno. Muy drástico, sin duda, pero quién sabe lo que pudiera haber sufrido
EliminarUn abrazo
Hay que olvidar los fantasmas del pasado, y mirar hacia adelante, a veces, los ojos del corazón se posan en quién menos se lo merece.
ResponderEliminarUn placer volverte a leer.
Un beso enorme.
Los fantasmas del pasado son tenaces. Muchas veces nos dejan inmóviles, nos rondan a la hora de tomar acciones, y no debe ser así. Aquí, el corazón de la dama se posó en quien no merecía su amor o entrega, pero aunque así sea, hay que saber cerrar la puerta del pasado y avanzar
EliminarUn beso, y feliz martes, María