Imagen de Aquí, vale la pena leerlo |
Tenía ganas de volver allí,
porque la última vez que estuve en Milán no daba abasto a interiorizar tanta
escultura, pintura, rincón, palacio e iglesia. Un poco menos agobiante que Florencia, pero también con un exhaustivo recorrido por el renacimiento. Esta vez me hice con la entrada,
que como sabemos, es de veinticinco personas por vez, y está muy solicitada. La famosa última
cena, que Leonardo realizó entre 1494-8, fue pintada a la entrada al refectorio
de la congregación. Como podía darse con el genio, pintó la escena "al
seco", temple y óleo sobre el yeso, directamente, y no “al fresco”, cosas suyas.
Tal vez tuvo láminas metálicas de oro y plata, como testimonio de la voluntad
del artista, pero el tiempo dejó claro que el deterioro empezaría pronto. La restauración más reciente ha sido en 1999
donde varios métodos científicos han intentado restaurar lo posible, eliminando las
pinturas aplicadas para restaurar el fresco.
Sí, he ido a visitar “La última
cena", que no está pintada en la noche, sino que representa triadas de
apóstoles a ambos lados de un Jesús nada laureado, y sin cáliz. Solito, qué solo se le ve. Claro, con alevosía y premeditación, imagino. Todos los apóstoles y él mismo dan la
espalda a unas ventanas en las que se ve un paisaje de atardecer. Hombre, es grande, con un ancho de hasta ocho metros y de altura de unos cuatro. Impresionar, impresiona, más por
lo que se ha dicho de esa obra magna y las posibles curiosidades despertadas
tras el best-seller, me parece. Pero es verdad que no soy nada entendida.
Había cenado muy pronto, y no
sé cómo, me dormí, tras un banco. Dejé que una cabezadita me tomara de la mano
y sobre las nueve me desperté súbitamente. No he creído nada del libro de Dan Brown y sus teorías heréticas, pero teniendo la oportunidad de gritar y que me sacaran, la dejé pasar. Mandé un
wasap a mi marido, avisando que no me esperase, y cuando hube constatado que los
monjes se habían retirado, me puse a mirar con detenimiento. No soy alta,
o sea, que las cervicales se me han quedado tibias, pero bueno, al regresar a
Barcelona ya iré a la osteópata, me dije.
Súbitamente apareció un duendecillo, de debajo del mantel. Sin más.
-"Jajaja, salía riendo y bailando. Qué imaginación tenéis los del siglo veintiuno. - dijo-. Que si María Magdalena, ay pobre María, confundida con un San Juan tan tierno. O esos
rasgos amenazantes tan elocuentes de un san Pedro, quien sería pilar de esa escuela
de pensamiento y religión futura. Jajaja, esa
ausencia del cáliz, ay si superarías que Leonardo contempló pintarlo y decidió que no, que no quería hacer una representación de las misas y su trasmutación de pan y vino. Y qué me dices de las manos, qué señalan y qué no. ..
-"Lo que hablan son las
manos, eso sí, -le dije-. Opino, como Goethe, que sólo un italiano podía pintar
manos tan expresivas, tan charlatanas. Él sabía que sólo un alma caliente podía pintar un cuadro como éste, pero dime ¿porqué las triadas?
- "Hija, qué incultura, me respondió, jugueteando con el nudo del mantel, - Mira la Primavera, de Boticelli, y en muchos otros cuadros de la
época. Las figuras se entienden mejor si las agrupamos de tres en tres. Al lado
derecho de Cristo están Juan, Judas y Pedro, fíjate, no se precisa de física cuántica para entenderlo". Me molestó un poco, la verdad
- Me sorprende que me hables del fresco y no de lo que has visto en estos..¿quinientos años?. Creí que la pintura me diría más
cosas, pero no. Me las estás diciendo tu, pero no me explicas los avatares de su preservación.
- " Pues yo creí que sabías usar internet, querida. Ahora te dejo, me voy a dar una vuelta por el lugar. Hago rondas diarias, ¿sabes?, mírate algo de esta obra, pero con la mente abierta, y si quieres, vuelves y charlamos. Pero no hables de mi presencia bajo las faldillas, es nuestro secreto. dijo haciendo el signo de silencio con su boca. Shhh, desapareció, raudo, tras una puerta, que yo encontré cerrada.
Grité, me dejaron salir, y dejé atrás la iglesia. Y al duendecillo jocoso que vaya usted a saber cuántas cosas nos podría explicar. De la historia del lugar, sin duda alguna, pero también de ese Leonardo adulto. Les dejo, tengo prisa, tengo cita con la osteópata.
Ajjjajj qué buen relato! Me encanta la imaginación que tienes,como recreas bajo tu óptica, temas que a veces no dan para desatar nuestra fantasía. Sin embargo tú,lo bordas!
ResponderEliminarme encanta!
Un besazo!
Cualquier motivo es bueno para urdir una pequeña trama, pero gracias.
EliminarUn abrazo y feliz semana
que vaya bien la visita con la osteópata. si es que analizar mucho los cuadros propicia malas posturas. ;)
ResponderEliminaranalizando el cuadro, uno se pregunta qué se decían los apóstoles unos a otros. es paradójico que precisamente judas estuviera con juan y pedro, que eran dos de los apóstoles más cercanos a jesús. posiblemente en algún momento comentaron "este judas tiene algo que no me inspira confianza".
estupendo relato que me ha hecho pensar. abrazos!
Lo que habría dado por saber qué se decían, es verdad. Y sí parece extraño que un Judas estuviera ahí, tan cerca, pero a saber qué dea tenía Leonardo en la cabeza.
EliminarUn abrazo y por una semana bonita
Pues sí que te lo has pasado bien con el cuadro, ya sea por el blog al que nos remites, bien porque te resulte interesante. Si te digo la verdad no es cuadro que en la distancia -lo de estudiar historia del Arte- yo haya apreciado mucho. Es tan inmenso que las fotografías nunca me han parecido que dieran suficiente valoración. Al margen de las teorías conspiratorias, o las intenciones ocultas, o el libro del autor ese de best sellers, hay que tener en cuenta que los pintores, si han querido, siempre se han reservado cartas secretas, dobles intenciones, críticas veladas, ensañamientos y disidencias varias, de orden ideológico, moral o estético. De este cuadro me gustaría saber más cosas, y no tanto las supuestamente secretas, pero para ello tendría que verlo en directo. La organización de la escena es formidable, con una disposición e los personajes bastante irreal (todos están en el mismo lado ¡!) al modo selfie, diríamos hoy, pero eso mismo permite al autor promover una discusión entre ellos. La perspectiva aérea está afianzada, no sé si por ello querría disponer así la mesa el pintor, pero en fin ha pasado a la historia, sobre todo del catolicismo, que siempre suele representar ese pasaje evangélico de esa guisa. Da la impresión de que el Cristo está, como dices, solito por lo que le viene encima, y que los otros están disfrutando de la cena y de la bebida, sin duda, la agitación de manos, la prolongación de los cuerpos les muestra agitados, no sé si preocupados, ¿por que se les va el jefe, para entendernos? De cualquier modo te ha sugerido un relato con uno de tus habituales golpes de humor, ingenioso y con ese duendecillo final que guarda las esencias esotéricas, oníricas o religiosas que, con frecuencia, suele ser lo mismo. Salud y nocturnidad.
ResponderEliminarComo bien dices, las intenciones del pintor tienen un peso enorme en cada obra. No era sólo pintar, sino transmitir la idea del autor, que aquí, en esa soledad, creo que es la base principal. Los estudios previos de la figura de Jesús sí que parecen estar ubicados y a mí ne particular me gusta el esbozo y también el pintado luego en ese fresco de ubicación imposible. Cuçantas cosas podría decir el duendecillo que hubiera permanecido bajo la mesa, ¿verdad?, pero es un aidea ficticia, claro, que quise poner como guardián de la obra. Con nulos resultados, porque no encontré mayor documentación del proceso.
EliminarMe alegra que te haya llevado un poco de la curiosidad que a mí me causan muchos cuadros. Un abrazo y gracias por tan exhaustivo comentario.
Yo volvería, a ver si te dice más cosas sobre Leonardo. Si lo haces nos cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda, me comprometo a ello :-)
EliminarUn abrazo y buena semana
Me ha encantado la forma tan original de revisitar el cuadro por medio de una conversación. Se cree que Judas realmente era uno de los apóstoles más allegados a Jesús y que lo delató cuando ya no pudo más. Él quería un salvador con espada y poder, no lo había entendido.
ResponderEliminarSí, lo de Dan Brown es de juzgado de guardia. Escribe muy bien, pero documentándose es bastante inútil y provoca vergüenza ajena. Saludos.
Ese Judas parece contradictorio, es verdad y tal vez sólo él, supo por qué le traicionó. Tal vez por celos, de Pedro, o de Magdalena. Tal vez, como sugieres, por una visión del nuevo dogma mucho más belicosa. Sea como sea, el cuadro es magnífico.
EliminarUn abrazo y por una semana bonita
Un bonito relato el que nos dejas, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro te gustase. Ese duendecillo podía haber sido más explícito y hablador :-)
EliminarUn abrazo grande
Está claro que imaginación tienes y vuelves a reglarnos un relato lúdico para un hecho histórico. Quién sabrá cuánto realmente puso oculto con intención Leonardo? yo creo que mucho, porque los artistas de mente inquieta son así, siempre buscan darle algo más a sus obras.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana para ti.
Sin duda. n cuatro años puede que haya intenciones y dobles mensajes, sin llegar a los extremos del best seller. El nudo por ejemplo, que puede que sólo sea su firma, digamos, o algo más.
EliminarUn abrazo y feliz día,Dulce
Qué distinto es ver una obra de arte a solas o acompañados por alguien que la conozca. Se convierte en una obra totalmente diferente.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Cierto por completo. Ver un cuadro, plantarte ante él, ahí solamente, o que nos lo expliquen, el qué, el cómo, en qué circunstancia se hizo, convierte a cualquier cuadro en una historia increíble y viva.
EliminarUn abrazo grande
Que relato mas bonito y divertido. Ese duendecillo sabe mucho sobre la polémica ultima cena de Leonardo..... Saludos amiga.
ResponderEliminarSería genial que existiera, y nos contase cosas, anécdotas de su ejecución, de Leonardo, de los materiales, de las intenciones, y desde luego,de la conservación porque tan cerca de la cocina y el comedor, ya era para pensar que el lugar tendría grasas.
EliminarUn abrazo, Sandra, y feliz día
Ese duendecillo es tu alter ego?
ResponderEliminarIgual sí eh... y a lo mejor no lo sabes.
:)
Besos.
¿Sabes qué pasa? que tengo una curiosidad casi insaciable. Detrás de cada cosa que me interesa me encanta rebusca en la historia que oculta.
EliminarEse es mi duendecillo, la musa de muchos textos, se llama curiosidad, espero que ella no mate al gato que habita en mí :-). Un beso
Que bien tener un duendecillo simpático y a punto para desentrañar secretos. ;)
ResponderEliminarUn beso.
Nda, Alfred, no volveré, creo. Me doy un margen, y tal en el Hermitage me ataque la curiosidad esa que me mueve, pero de momento, que duerma el duendecillo, así, agazapado bajo las faldilla de un un mantel famoso, y ajado :-)
EliminarUn beso y buen lunes
Que buena entrada nos has dejado y que buen cuadro lleno de misterio y secretos , todo en él nos da claves para interpretarlo de muchas maneras , todo depende de los ojos quien lo mire ..Sin duda tu duendecillo te dijo muchas cosas ...todas ellas por descubrir ..Un abrazo amiga y gracias por compartir tan bella entrada . Feliz semana.
ResponderEliminarEl duendecillo, que parece así como onírico y fantasioso, lo malo es que existe, Campirela. Se deja ver muy pocas veces, es verdad, pero hay que mirar que no esté dentro de caad uno de nosotros, planteándonos dudas, sugiriendo reflexiones ante esa pieza :-)
EliminarUn abrazo y por un lunes con duendes y musas haciendo corro a tu alrededor.
Qué bueno, me ha gustado ese duendecillo que tanto nos ha hecho disfrutar. Me encanta que me expliquen curiosidades de esas obras que tanto vemos y me has hecho pensar en todas esas hipótesis que algunos tanto gustan de hacer y si los autores hablaran a saber qué nos dirían con tantas explicaciones que nos montamos.
ResponderEliminarUn entretenido relato.
Besos
Es cierto, imaginamos hipótesis, que tal vez no corresponden. El autor de uma obra, puede que necesite plasmar parte de su visión del mundo, como puede que únicamente sea resultado de un deseo estético y nada más.
EliminarUn abrazo y por un martes bonito
Muchas de las especulaciones que se tejen sobre este fresco impresionante son exageradas y poco creíbles. Algunas las conocía, pero esa del pequeño en los brazos de Judas me dio risa.
ResponderEliminarCon ese material tejiste una trama muy simpática y bien contada, con ese matiz de ironía que sabés usar a la perfección.
Un besazo.
Con tanto argumento y búsqueda de mensajes ocultos, se ha sobredimensionado una obra que, en efecto, es impresionante, pero tal vez no es más que plasmar la última cena, sin más. La genialidad, sin embargo, sí es evidente
EliminarUn abrazo y feliz día
Muy buen relato, Albada, bien narrado, y con gran imaginación, ainsss ese duendecillo jajaja.
ResponderEliminarBesos enormes.
Me alegra te haya gustado, María. Ese duendecillo sería luego un gran comentarista de la obra, pero a mí poco me dijo :-)
EliminarUn abrazo grande, dulce María
Aldaba,
ResponderEliminarMe fascina esa narrativa fresca y detallada que haces.
Esa mezcla de lo ficticio y lo real.
Molto bravissimo!
Pues gracias. Sería divertido que caad obra tuviera un geniecillo que nos dijera los intríngulis de la pieza, pero a falta de ellos, lo imaginé :-)ç
EliminarUn abrazo y feliz día
Tendré que ir a Milñan para admitar personalmente esta magnífica obra que tanto ha dado que hablar. A ver si tengo la suerte de encontrarme con el duendecillo y me cuenta más cosas.
ResponderEliminarUn relato simpático y original.
Un abrazo.
Sí, ya verás, es un poco tímido, y hace su ronda se noche, pero no lo dudes, es un personajillo adorable, un pelín ácido. :-)
EliminarMilán te fascinará, seguro. No esperes Florencia, eso no, pero te subyuga también. Un abrazo grande
Pues muchas gracias. EScribir es un poco ponerse en la piel del otro, hasta del lector. Suelo usar la primera persona, en parte, por eso.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Evan. Feliz día