El viento enmarañado provocó la corriente de aire que dejó la casa alarmada, al perro en estado de alerta y que echó a volar sin rumbo a unos folios sin numerar. Por un caprichoso azar se abrió abruptamente la puerta justo en el momento en que la ceniza de la varita de incienso caía sobre el quemador de madera.
Sonaba el estruendo de una tormenta en ciernes. Ella se apresuró a cerrar la puerta con ambas manos,
notando la tensión de la madera, el pelo danzarín y ese olor dulzón a primeras y gruesas gotas de lluvia sobre la grava. Cerró con llave y se tranquilizó. El perro bajó las orejas y se dejó acariciar mansamente.
En esos momentos, en taquicardia aún, y sonando Allevi por todos los rincones de la casa, había descendido al lado oculto de sí misma, y por un instinto atávico, sus talones la impulsaron a ascender hacia la luz. Cada mitocondria de sus miocitos tomó oxígeno, quemando con él un monosacárido, que le permitió impeler hacia el sol preludiado. Con los matices de luz, el blanco y el negro se transformaban en infinitos gradientes de color, dejando atrás la resaca de esa erudición imprescindible.
En esos momentos, en taquicardia aún, y sonando Allevi por todos los rincones de la casa, había descendido al lado oculto de sí misma, y por un instinto atávico, sus talones la impulsaron a ascender hacia la luz. Cada mitocondria de sus miocitos tomó oxígeno, quemando con él un monosacárido, que le permitió impeler hacia el sol preludiado. Con los matices de luz, el blanco y el negro se transformaban en infinitos gradientes de color, dejando atrás la resaca de esa erudición imprescindible.
Propulsada por la sabia voluntad de su estupidez innata, llegó exactamente donde, objetivamente,
no había nada. A ese tiempo de espera en stand by, en que el tiempo y sus
coartadas formalizasen una alianza de no agresión.
Mientras las gotas repiqueteaban alegres en las ventanas, hizo el acopio habitual de
linternas y velas, por si se cortaba el suministro eléctrico, tomó un trago de rooibos a la naranja y ordenó de nuevo los papeles en el canto de la mesa.
Cuando se sentó ante el
ordenador, para retomar la impresión del borrador de la Renta el aroma a canela
flotaba, casi tangible, por todas las estancias.
Antes de que su cubil la acogiera con terciopelos de Morfeo, quedó prendida, en otra varita de incienso con aroma a canela, la incuestionable promesa, de que todo lo vivo, estaba destinado, matemáticamente, a su extinción. Incluso el aroma a canela que en vano alargaría su pretensión de acompañar los sueños...en algún momento, dejaría de alegrar, con su estigma, las paredes del dormitorio azul.
Antes de que su cubil la acogiera con terciopelos de Morfeo, quedó prendida, en otra varita de incienso con aroma a canela, la incuestionable promesa, de que todo lo vivo, estaba destinado, matemáticamente, a su extinción. Incluso el aroma a canela que en vano alargaría su pretensión de acompañar los sueños...en algún momento, dejaría de alegrar, con su estigma, las paredes del dormitorio azul.
Ja, Ja, Ja, me dispongo también ahora a rellenar las intrincadas casillas de la
ResponderEliminardeclaración lleno de emociones, sensaciones y olores. Abrazo.
Pues mira que el viento no irrumpa bruscamente, porque hay casillas donde apenas caben las cifras y menos las sensaciones.
ResponderEliminarLos folios, mejor agarrados con un clip, por si las moscas.
Un abrazo y que la declaración se deje rellenar con buenos acordes.
Hace falta tener estilo y elegancia para convertir la burocrática tarea de hacer la declaración de la renta en algo poético y sublime. Me he quedado boquiabierto. Aunque parezca vulgar una pasada de relato. Galindo, un amigo, un admirador, un siervo, un esclavo.
ResponderEliminarGracias Andrés. El estilo de encarar las tareas, no dejemos que las vuelvan en más incómodas y antipáticas de lo ya son.
EliminarExcesivo, como siempre en tus cumplidos.
Un abrazo
Al enemigo hay que atacarle con un guiño y una sonrisa. Es la forma de evitar los envites que pretende. La tensión del final de la batalla quedará en nuestro interior ocultándola cual partida de poker tratando de hacer de un farol un resultado positivo. Los aromas, las luces y las temperaturas hrán que aun el peor resultado tengan su lado positivo.
ResponderEliminarUn beso Albada
La declaración de la Renta, como bien has intuido era el pretexto de un balance.
EliminarLuces y sombras, aroma y fetidez, anhelos y desengaños, frío y calidez.
Todo balance es positivo, aunque el borrador te dé una cifra en negativo, con su signo(-), que, visto en la página de la EAT te hace feliz.
Un abrazo.
http://www.portalpsicologico.org/cuestionarios-y-test/test-eat-40-items-cuestionario-de-actitudes-ante-la-alimentacion.html
EliminarEn mi tenaz intermitencia, no dejo de seguir aquello que merece la pena, entre lo que incluyo tus flashes tan acertados y tan bien escritos.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Groucho.
EliminarUn abrazo.