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Ir a una cata de quesos y vinos es algo a lo que no tenía ni idea de que se podía asistir. De hecho soy abstemia, y los quesos no son mi fuerte, pero la vida es como es, y acabé yendo acompañada de una hermana. Me dio por recordar y rescatar este texto, lejano ya en el tiempo, porque me da por pensar que podemos estar muy cerca de no considerarlo una fantasía, viendo el cariz que la tecnología va tomando. Hace unos años disfruté en grande escribiendo sobre un hipotético, e imposible de momento, curso on.line: Ahí va:
Me matriculé en un curso semi-presencial de Enología para principiantes. El primer día nos dieron, a los cinco matriculados, toda una relación de tipos de uva, sus características esenciales, tierra de cultivo y formas de reconocer los caldos más comunes, junto con un dossier pormenorizado de las composiciones más usadas en los caldos de la zona.
La primera práctica on-line fue hace dos jueves. A las 17 horas, con el dossier en la mesa, el portátil recién cargado, y .habiendo avisado de que por favor no me distrajesen en mi casa, esperaba mi clase. En el chat lucían en abierto los nombres de los conectados, todos los alumnos, y el tutor. Ese sistema, nos habían comunicado, permitía que pudiéramos interrelacionarnos, como en un aula común, enfatizaba la publicidad del curso. Ahí estaba yo, con un vaso de agua a mi alcance, cuando desde la pantalla emergió una copa balón.
Me matriculé en un curso semi-presencial de Enología para principiantes. El primer día nos dieron, a los cinco matriculados, toda una relación de tipos de uva, sus características esenciales, tierra de cultivo y formas de reconocer los caldos más comunes, junto con un dossier pormenorizado de las composiciones más usadas en los caldos de la zona.
La primera práctica on-line fue hace dos jueves. A las 17 horas, con el dossier en la mesa, el portátil recién cargado, y .habiendo avisado de que por favor no me distrajesen en mi casa, esperaba mi clase. En el chat lucían en abierto los nombres de los conectados, todos los alumnos, y el tutor. Ese sistema, nos habían comunicado, permitía que pudiéramos interrelacionarnos, como en un aula común, enfatizaba la publicidad del curso. Ahí estaba yo, con un vaso de agua a mi alcance, cuando desde la pantalla emergió una copa balón.
Era una copa preciosa, con un tinto, y que sujeté torpemente. Olí y luego paseé por la copa el caldo, degusté como pude y a los 10 segundos me puse a rellenar un cuestionario para evaluar las apreciaciones. Habían puesto una línea final donde hacer un resumen de la experiencia, donde al fin y tras mucho pensarlo me atreví a escribir:
“Evocador y delicado bouquet floral sobre una pétrea base de taninos, especias y vainilla. Vibrante e inolvidable.”
“Evocador y delicado bouquet floral sobre una pétrea base de taninos, especias y vainilla. Vibrante e inolvidable.”
El segundo jueves me conecté a la hora acordada, y vi una lucecita verde junto al nombre del tutor, pero ningún estudiante conectado al campus virtual menos yo. La pantalla me hizo llegar otra copa, de vino blanco esta vez, y una cartulina roja donde en letra gótica escrita en tinta china, y a plumilla rezaba:
“Le ruego concrete su comentario e intente delimitar la zona y composición de la cosecha. La base de datos quedó inservible tras su entrada en ella el jueves pasado. Inservible porque hizo saltar los por aires al programa, así que no use más de diez caracteres. Gracias.
Atentamente.
“Le ruego concrete su comentario e intente delimitar la zona y composición de la cosecha. La base de datos quedó inservible tras su entrada en ella el jueves pasado. Inservible porque hizo saltar los por aires al programa, así que no use más de diez caracteres. Gracias.
Atentamente.
Profesor Falanix"
Partiendo de la base de que no tengo ni idea de vinos, creo que hay muchos que presumen de entender y no saben distinguir un Don Simón de un Vega Sicilia.
ResponderEliminarDisculpa la autocita, pero es que el asunto me ha recordado a una de mis primeras entradas mi blog: Fantasmones por doquier
Un abrazo.
No entiendo de vinos, pero como bien dices hay quien se hace pasar por enólogo cuanto menos, cuando son aficionados de pacotilla. Domingueros del vino.
EliminarEn tarragona hay la titulación de Enología, grado universiario, y sin duda ellos son excelentes elaboradores de bienos caldos y hay grandes catadores de éstos, pero que sí, que mucho bobo hay en este campo.
Un abrazo
Ni entiendo ni me gusta el vino y el queso me gusta el suavecito.
ResponderEliminarUn beso enorme y feliz día, preciosa.
Con nosotras esos certámenes no tienen futuro, ya lo veo :-)
EliminarUn beso, María. Feliz semana. Ahora dejaré respirar este blog unos días. Un beso, nuevamente, nos seguimos leyendo
Una copa de vino encierra mil sutiles pautas de aromas, cada uno es único, fruto de una tierra y unas manos que se han encargado de elaborarlo, hay que disfrutarlo per se y dejarse de chorradas.
ResponderEliminarCon un buen queso curado mejor es la degustación. Pero lo importante, como en todo, es la compañía al saborearlo, eso le da el toque justo.
Un beso.
Moderación y compañía. Creo que tienes tooooda la razón. Fíjate que el dicho, "que no te lo den con queso", contrariamente, viene de que para valorar un vino, daban quesos fuertes, que anularan en parte la medianía del vino, o su pobreza directamente.
EliminarEs un buen maridaje. Lo que una no puede ser es perfecta: los quesos fuertes me ofenden las papilas :-) Un beso
Hay mucho fantasmón en todas partes.
ResponderEliminarY en el tema de los vinos parece que más aún.
Besos.
Hace unos años te regalaban decantadores de vinos, como si fuera obligación del anfitrión entender, y lo que es peor, dándote a entender, oliendo el tapón y mirando añadas y origen, que ese obsequio venía de un somelier.
EliminarYa me ves mirando estantes, para llevar o para poner. ;-)
Fantasmas...y fantasmadas. Un beso