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Tras la mudanza, el piso
vacío que alquiló le parecía más pequeño de lo
que recordaba, tal vez porque los muebles, ahora ausentes, vestían
paredes y suelo. Cuando oyó una especie
de graznido, que resultó ser el timbre, y aceptó que el ruido era, en efecto,
ese timbre de su piso, se dispuso a sortear cajas de cartón de variado
contenido. Lo consiguió, con sólo dos
morados en las espinillas, según supo después.
Ahí estaba una mujer de escándalo, con una belleza inquietante pero incuestionable, quejándose de los ruidos. Pronto empieza, se dijo.
—Perdone, soy la de abajo, y
ya imagino que no quiere molestar, pero lo está haciendo al arrastrar lo que
sea que arrastra.
—Pues le pido perdón, pero
también paciencia, porque acabo justo de despedir al camión de mudanzas-le dijo, un poquito enfadado pues le parecía realmente
que no había motivo para quejarse-.
—Ya le explico y lo
entenderá. Trabajo de noche, todas las noches, en un hospital, y no tengo más
opción que dormir de día, me cueste lo que me cueste- afirmó la mujer del
segundo.
—Pues ya lo tendré en cuenta,
no pierda cuidado- respondió Luis.
Pasaron las semanas y él se acostumbró a ir con zapatillas, no poner lavadoras de día y vivir lo más silencioso que pudiera. Empezó a vigilar el descanso de ella, con un dispositivo de espejo que le permitía mirarla desde su balcón. Casi nunca coincidían en la escalera o el ascensor, pero con el paso de los años, y con el horario cambiado, Luis ha acabado por solicitar el cambio de turno, para acomodar su vida a la de ella, y ahora es feliz, aunque duerme muy poco.
Pensando en Alis
Alís se lo merece.
ResponderEliminarBuen relato te ha inspirado.
Besos.
El mío es un poquito extraño, pero las mudanzas dan para mucho
EliminarUn beso
Jajajajajaa, ¡¡¡muchas gracias, Albada!!!
ResponderEliminarJo, a mí no vino a visitarme ningún vecino de escándalo (ni de los otros). Ni siquiera para protestar. Mañana arrastraré cajas a ver si hay suerte (me quedan muchas aún por vaciar)
;)
Hoy un beso gigante
jaja, no te pongas a arrastrar mujer :-). Me imaginé sin reconocer el timbre y asombrarse por un vecino. A partir de ahí deseo que alguno de los nuevos vecinos sea gente de bien, y te ayude en todo.
EliminarUn abrazo y hale, a seguir con las cajas :-), que te cunda
Cuanta consideración por parte de Luis, la historia de hoy podría (sin el cuidado de el) darse en muchas casas, pero me gusta mas como tu lo cuentas. Abrazossss para las dos
ResponderEliminarBueno, mucha gente vamos con cuidado de no molestar, pero en este caso, creo que la belleza de ella influyó un bastante :-)
EliminarUn abrazo, Ester
Ja,ja,ja. Los sacrificios que hay que hacer para contentar a una mujer, sobre todo si está de escándalo. Por lo menos, espero que coincidan algún fin de semana o un día festivo en el que ambos libren.
ResponderEliminarUn relato muy entretenido.
Un abrazo.
Espero que coincidan, como tú, porque tanto fervor por parte de Luis bien ameritan un poquito de cariño :-)
EliminarUn abrazo y por las mudanzas, que no nos agoten
Qué vecino más considerado, bello relato.
ResponderEliminarCajas y cajas arrastradas pueden ser atronadoras, y más cuando hay que conciliar el sueño a destiempo.
Abrazos
Es un vecino modélico, quizás en exceso porque querer vigilarla...no sé yo.
EliminarUn abrazo y por los buenos vecinos
Sin duda yo quiero un vecino asi ajjajaja...Aunque como puedo ver entre líneas él llegó a enamorarse de ella , porque sino no es comprensible ..Muy bueno .
ResponderEliminarFeliz día cielo.
Enamorado del todo, si hasta la vigila mientras duerme...así que es un vecino modélico, pero en parte porque así lo decide :-)
EliminarUn abrazo y por un día bonito
He hecho muchas mudanzas y nadie se me quejó.
ResponderEliminarTuve vecinos ruidosos y nunca conseguí que dejaran de serlo.
Pero aquí muestras una simbiosis digna de estudio.
Un beso.
Es que no es normal, ya te digo, pero su enamoramiento lo lleva a un acoso, así que mejor virgencita déjame como estoy :-)
EliminarUn beso
Si te contara. Los hay que se entrenan para hacer ruido y les importa un bledo el que les visites educadamente haciéndoselo notar.
ResponderEliminarY por su profesión deberían dar ejemplo, pero les da igual.
!Mejor me callo que me solivianto y quiero tranquilidad!
Besos.
Pués tranquilidad. Aquí con los vecinos no, pero con un perro tenemos enormes problemas. Me planteé regalar a la vecina un collar de electricidad, pero no me atreví. Sueño con que se quede afónico, pero poco más, porque la mujer está mal de la cabeza, sin diagnóstico me temo, y le digas lo que le digas ella no cambia, y el perro menos, claro.
EliminarUn abrazo
Una mudanza con sonrisa...
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, y con silencio :-). Un abrazo
EliminarDice el refrán que si no puedes con tu enemigo, únete a él. De esa manera todos contentos.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada
Pues es una estrategia perfecta, si no puedes vencerlos, alíate con ellos, es verdad muchas veces :-)
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Qué buen cuento. Parece surrealista. No he conocido nunca vecinos tan considerados.
ResponderEliminarEnhorabuena
Un beso
Era excesivamente educado, me temo. :-)
EliminarUn abrazo y por una tarde bonita
Siempre nos quedaremos con la duda de si tantos miramientos hubieran sido los mismos di la vecina no hubiera estado así de aparente.
ResponderEliminarUn abrazo.
De ser una bruja gruñona, igual no habría hecho lo mismo :-)
EliminarUn barazo y por la tarde
Hala, qué bonito!! Y en ese cuidado empezó a formar parte de ella... Y a adiestrar un amor.
ResponderEliminarMe ha encantado, bonita.
Mil besitos con cariño para ti ❤️
Vigilarla no sé si era tan banal como puede pensarse, aunque igual sí, claro.
EliminarUn abrazo y por una noche tranquila
No quiero recordar mis mudanzas, fueron muchas y bien ajetreadas... El pobre hombre se tuvo que amoldar a los horarios de la mujer de "escandalo", pero por lo que parece sin ninguna recompensa.
ResponderEliminarMe gustó, Albada, te dejo un gran abrazo.
Lo recompensa no sabemos si era observarla dormir. Por supuesto cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia :-).
EliminarUn abrazo y por una noche tranquila, sin ruidos de vecinos
Odio las mudanzas, las odio, lo malo es que la gente con los alquileres no para y por lo general no tienen consideración con el ruido, incluso los fines de semana.
ResponderEliminarTu protagonista es especial, o muy educado o enamorado hasta los huesos. De momento hay silencio.
Un gran abrazo para ti.
Es increíble lo mal que está el tema de la vivienda, está fatal. Lo malo es que además, hay quien alquila el piso para turismo, y ni los fines de semana hay paz, qué verdad.
EliminarUn abrazo y por una noche serena, sin trasiegos de muebles encima
Nunca me he mudado y habría que ver qué tal la vecina si merece ese cambio de horarios ;)
ResponderEliminarUn beso dulce.
No sabes la suerte que tienes, amigo. Mudarse es un ejercicio de autoconocimiento y paciencia. Son como un Máster, te confirmo.
EliminarUn abrazo, Dulce
Eso es lo que se dice un buen vecino de los que quedan poco.
ResponderEliminarTampoco sé si yo quisiera tenerle encima, la verdad, aunque, claro , yo de escandalo no estoy en absoluto :-).
EliminarUn abrazo, Tracy
un vecino de los que escasean...una mudanza que me ha hecho reír
ResponderEliminarBien merecido este homenaje, Alís lo merece.
Feliz tarde Albada
Es una bloguera estupenda, ya lo creo. Por los buenos vecinos.
EliminarUn abrazo y feliz noche, Carmen
Eso es tener consideración ...tendente a la admiración ! ;)
ResponderEliminarUn poco de empatía sí se agradece, y mucho, sobre todo al principio de estar en un nuevo domicilio.
EliminarUn abrazo y feliz noche, sin ruidos
Qué buen relato y qué buen vecino!!!! de los que no quedan muchos. Imagino que la belleza de la vecina influiría algo porque mira que hasta cambiar su turno!!
ResponderEliminarUn detalle precioso hacía Alís :))
Beso muy grande.
Un vecino estupendo, pero no sé si sería igual ante una mujer más del montón, no creas :-)
EliminarUn abrazo
¡No! No puede ser jajaja. Tanto le marcó esa mujer que se tenía que haber puesto tapones.
ResponderEliminarBesos.
Creo lo mismo. Demasiado amor sin garantías.
EliminarUn abrazo