Imagen de Aquí, La historia del Caganer
La madre llevaba a la nena al
colegio. Hacía frío, y al enfundar el gorro de invierno en la cabecita de
Noelia, ya saliendo del portal, la cría se giró hacia Eva.
─Mamá, ¿y el caganer? No le he
visto
─Pues yo tampoco le he visto,
pero seguro que estará escondido tras alguna mata o tras el pozo, ya sabes que le avergüenza un poco.
─ Pero me gusta verle, con su
gorro rojo
─ Es la barretina, ya sabes,
roja y medio caída, no lo llames gorro, cielo.
─ Perro es un gorro ─discutía
Noelia.
Así fueron caminando hasta la
puerta del cole, donde Eva respiró. Esa niña no paraba de plantear cuestiones,
y no acababan con un ¿y por qué? tras otro. Era muy curiosa y la madre se
agotaba cada mañana, así que entró en la cafetería cercana al centro escolar,
donde otras madres también respiraban de sus cachorros.
Mientras, en casa de Eva, un
caganer estaba ubicado tras una oveja con patas se alambre. La Virgen María le
había colocado allí, pero el personaje estaba dispuesto a cambiar a un lugar
más destacado. La oveja lo agradeció, porque el caganer atufaba. El tipo
acuclillado quería estar en primera fila y adelantar a todos. Al pasar por el río
los patitos se quejaron, que no ensuciara el agua, por Dios, gritaron. Un pastorcillo requería ayuda, pero al ver la
postura del catalán, desistió de pedírsela.
La Virgen seguía durmiendo, y el
Niño Jesús vio cómo un tipo de barretina se instalaba al lado de su cuna.
Melchor, cercano, tomó su cetro real y sin desmontar del camello le atizó en la
cocorota roja, provocando el llanto y quejido del tipo cagón, y con ello
despertando a San José, en primera instancia, y a la Virgen, pobrecita, en
segunda. El Niño Jesús, recién nacido pero muy listo ya tan pequeño, se estaba
divirtiendo, y suplicó a su madre que dejara que el catalán se quedase cerca de
su cuna.
Eva llegó a casa y buscó al
caganer, que estaba entre la cuna y las pezuñas del camello del Rey Melchor, y
por supuesto, lo trasladó tras una tomatera de la huerta, la adquisición de ese
año. La señora que tendía ropa arrugó la nariz, pero Eva no podía ver esos
movimientos, ni escuchar al Niño que iba pidiendo por favor que no desterraran
al monigote divertido.
Eva no creía en la magia de la
Navidad así, así que cuando la nena se puso a reír, se sorprendió al ver al
personajillo de nuevo entre la cuna y el Rey.
─ ¿Ves mamá?, el caganer está
cerca del Niño Jesús. ¿ves cómo a Él sí le gusta? No le escondas.
Sabiendo que nadie estuvo en su
casa, al final la madre dudó. A ver si ella misma dejó el caganer allí,
cerquita del niño, para divertirle, o la magia navideña estaba empeñada en
hacerse sentir.
Con mis sobrinos fabricábamos un belén con pasta de papel, al que cada año incorporábamos figuras y reparábamos las deterioradas. Una de mis últimas aportaciones fue un caganet. Es una pena que se me hayan hecho mayores.
ResponderEliminarHay que ver el juego que te está dando ese belén tan divertido.
Un abrazo.
Es una pena. Nosotros, muchos hermanos, participábamos todos, para agobio de mis padres, imagino, y era muy entrañable. Nunca tuvimos, no conocíamos, lo del caganer.
EliminarUn abrazo, Macondo
Magia es lo que tú nos has hecho llegar con este cuento tan divino nunca mejor dicho. Felicidades nos estas dejando cuentos navideños fabulosos muchas gracias. Un besote grande.
ResponderEliminar" La magia existe solo hay que ver como el niño Jesús se reía con el caganer"
Gracias a ti por tu lectura.
EliminarEsa magia de un Niño Dios riendo con el caganer, es que es eso, magia. ;.). Un abrazo enorme.
Pobre, el papel que le ha tocado desempeñar, ahora que se disfruta mucho mientras lo buscas.
ResponderEliminarEntrañable cuento, el belén o nacimiento tiene un atractivo especial sobre todo para los niños.
Un abrazo.
Sí, hay paradas en Santa Lucía, mercado navideño, sólo para ellos, ya ves. Elegir es muy difícil.
EliminarUn abrazo, Ángel
Un cuento encantador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Josefa, qué bien que te gustara.
EliminarUn abrazo grande
Mucha ternura en estas letras. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que lo vieras así. Yo nunca puse esa figura, ni lo entiendo, pero me genera mucha ternura.
EliminarUn abrazo
Un bello y tierno cuento Albada. Me has traído a la imaginación el belén de mis padre cuando era pequeña, esa figura no faltaba.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
¿Ves?, pues yo no la conocía. Mis hijos sí, pero nunca pidieron ponerla.
EliminarUn abrazo, Carmen, y feliz Navidad
Con el beneplácito del niño todo es posible.
ResponderEliminarUn beso.
Si el niño lo quiere...que así sea.
EliminarUn beso
Se disfruta colocando el Belén, los niños más.
ResponderEliminarBesos.
Ya lo creo, se disfruta mucho, si bien los niños lo ven mucho más mágico y bello.
EliminarUn abrazo, Amapola
Qué bonito cuento, precioso.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, yo disfruté escribiendo, claro :-).
EliminarUn abrazo, y feliz tarde
Un divertido cuento, en mi casa se pone el caganer pero siempre detrás de un árbol o matorrales. Todavía estás a tiempo de contar las historia del Tió, es muy bonita. Abrazos
ResponderEliminarPues sí, es una histroia bonita, la del caganer, y la del Tió mucho más. No creo que me anime, no porque no pueda imaginar las desventuras de un tronco hasta llegar a las casas de los nilños, sino porque los excesos no son buenos, son empachos :-)
EliminarUn abrazo, y feliz tarde, Ester
Pura navidad.
ResponderEliminarDicen que su magia todo es posible.
Besos.
Con es amagia, la de cosas que yo haría, pero se ve que no me toca :-)
EliminarUn beso
En estos tiempos tan pseudopolíticos o políticamente correctos ¿no hay "caganera", si se permite la expresión?
ResponderEliminarJajaja, no había pensado. Pero Mafalda y muchas féminas más tienen su representación.
EliminarMuy bien hallado. Un abrazo
A la pequeña pero gran Mafalda no la veo caganera, pero sí antisopera.
EliminarPues hay un caganer con ella, y sí, antisopera es la deficinición de la niña, tras genialmente lúcida.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Todos los belenes nos traen bellos recuerdos, de chiquillo también montábamos alguno y la imagen del caganer nunca faltaba.
ResponderEliminarUn hermoso y entrañable cuento Albada, felicidades.
Un grana abrazo.
Debo ser la única que no tuve, ni de mayor puse uno. Qué sosa por Dios;-). Sí, recuerdo los pesebres de mi infancia. El olor a musgo recién cogido era tan especial que no puedo olvidarlo.
EliminarUn abrazo, y por una noche bonita.
Nuestro Belén lo montaba mi padre, tenía un techo de lona pintada y lo sujetaba con cuatro lanzas prestadas por un artillero. Era increíble como lo hacía. Peeeeeero, no había caganer, nunca lo compramos. Lo conocí más tarde ya mayorcita.
ResponderEliminarTu cuento me enganchó como siempre.☺☺☺
En casa era una sábana azul oscuro. Lo de las estrellas pues a veces no había. Pero era muy divertido. Por el olor sobre todo.
EliminarDe eso del caganer fue en Catalunya cuando lo vi. Nunca tuve. Ya digo, mis hijos, catalanes no lo pidieron tampoco.
Un abrazo, y feliz noche.
La mejor manera de expresar la magia navideña, está en este cuento. Muy bello. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias. Se nota que me divertí, y esa es la magia. Sacar de paseo al niño que fuimos.
EliminarUn abrazo.
Boa tarde. Obrigado pela visita e carinho. Parabéns pelo seu trabalho maravilhoso. Texto sempre impecável minha querida amiga Alba.
ResponderEliminarGracias por tu lectura.
EliminarUn abrazo, Luiz
La magia de la Navidad sin duda vive en ese Belén. La magia de la Navidad y la de los niños; una sin los otros no sería entendible.
ResponderEliminarBonito relato, Albada.
Un beso
Exacto. La infancia y la Navidad van de mano. Sin esa inocencia tan bonita, la Navidad sería otra cosa. Mucho más pobre por supuesto.
EliminarUn abrazo, y gracias
Jajajajajaja......Si la montaña , no va a Mahoma , Mahoma ira a la montaña
ResponderEliminarchica no sabes lo feliz que me haces de ver aquí el caganet , jajajajajaj
muy bueno tu relato , te doy las gracias , eres un amor de amiga , besos de flor.
Me diste el empujón. Caía , vaya si caía ;-)
EliminarUn abrazo amiga. Feliz noche.
Pero qué bonito! Qué cuento más lindo! LO disfruto como si fuera una niña!!!
ResponderEliminarPrecioso!
Un besazo.
Hay que mantener al niño que fuimos. Es realmente un gustazo sacarlo vde paseo, como yo hago aquí.
EliminarUn abrazo fuerte, Luna
Vaya con ciertas costumbres, jajaja!
ResponderEliminar=)
Mira, a mí m echocó muchísimo al principio, ahora ya... pues me acostumbré :-)
EliminarUn abrazo
Que bonito Albada, hay niños que aun creen en esa magia, la navidad les encanta. Muy bueno tu relato. Saludos amiga.
ResponderEliminarLa magia está en la mirada, sin ella las cosas son simples cosas. Y los trucos pues son trucos, pero para quien guarda esa mirada infantil, todo puede ser mágico.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Este será un misterio sin resolver. Yo, del caganer no me fio ni un pelín, es capaz de cualquier cosa con tal de salirse con la suya. Mira que ponerse a hacer sus necesidades en un sitio tan sagrado, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por hacerme sonreir.
Son guasones. No veo otra explicación. :-)
EliminarUn abrazo
No conocía a ese personaje y he buscado en internet y veo de que hay hasta representaciones de famosos siendo el caganer jajajaja La magia navideña todo lo puede y la ilusión de un niño más.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Uf, hay tienda socn sólo este personaje, y todo famoso ha salido en la postura, ya te digo. Es curioso, pero entrañable :-)
EliminarUn abrazo, Dulce
Muito interessante este post. Meus parabéns.
ResponderEliminarArthur Claro
http://www.arthur-claro.blogspot.com
Gracias Arthur. Un abrazo
EliminarLa magia de la Navidad ha guiado tu historia.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Estoy segura, y que me gusta mucho esa niña que fui :-)
EliminarUn abrazo grande
Interesante figura del portal de Belén. Un Belén muy original.
ResponderEliminarHay que reírse de todo. De otro modo la vida es demasiado dura...
Un beso