Siguiendo la propuesta de Neogéminis, sobre pasar página, mi aportación es la que sigue.
Encontré una libreta en el
altillo de la casa familiar. Pregunté a mis hermanos, y no sé quién dijo que sería
del tío Jacinto, el seminarista que tuvimos en casa unos años, y que al final
no juró sus votos sacerdotales. Sabíamos poco, porque en esto mi madre
era muy dada a mantener los secretos. Parece ser, creyó recordar mi hermana
mayor, que se enamoró de una chica del pueblo vecino y que desapareció.
Tras leer una
sucesión de reflexiones, que acababan en dudas, y que imagino que reflejaban su
determinación final de dejar su vocación aparcada, imaginé. Él sí pasó página. Quiero
pensar que de manera feliz y duradera. Pude imaginar a los bolígrafos en la prieta escritura, pero esta vez doté a la libreta de capacidad para pensar y sentir.
Ella, la libreta, comenzaba a temblar cuando Jacinto se ponía frente a ella. No podía negarse, así que le ofrecía su blancura, a prueba de esa fuerza que ejercía con el bolígrafo. Que agarrara el utensilio tan mal, ya no tenía importancia, estaba resignada a ello. Lo que le llenaba de pavor es que empezaba al borde mismo de la espiral, y llegaba al extremo exterior sin dejar un margen por ningún lado, por diminuto que fuera. Esa letra tan pequeña, tan de caligrafía de los salesianos le producía una sensación de claustrofobia. Se sentía llenada a niveles de rebasamiento, y no sabía por qué, cuando se acercaba a su final, el tipo iba encogiendo la letra más y más todavía, para su deseperación.
No poder hablar
le causaba una frustración enorme. Porque le habría gritado, “Jacinto, por Dios
te lo pido, pasa página de una vez”.
Palabras 286
Pobre libreta sufriendo en sus carnes el desespero de un dudoso hombre de dios.
ResponderEliminarUn beso.
Ya te digo, pobrecita la imaginé medio arrugada de tanta tinta :-)
EliminarUn beso
La decisión no fue fácil, pero logro arrancarse sus miedos. Hay que ver lo que una caligrafía puede enseñarnos de la persona que la realza. Me gusto el enfoque del relato Muy buenos días. Besotes.
ResponderEliminarLa letra dice mucho de uno mismo, yo creo que es inevitable, trazo, presión...la pena es que ahora casi no se escribe con boli.
EliminarUn abrazo, y feliz día
Mi letra también es así de minúscula, jajajja, sí que puede desesperar a cualquiera. Gracias por tus letras, abrazo.
ResponderEliminarLa mía creo que se ha agrandado por la presbicia, si la hacía pequeña luego no la veía :-)
EliminarUn abrazo
Muchas libretas atesoran grandes historias, algunas públicas y otras secretas. Estas últimas son las mejores y más preciadas, y no solo por quien lee el contenido, sino también por parte del propio continente, je,je.
ResponderEliminarUn relato la mar de original.
Un abrazo.
Las escondidas son las mejores, sin duda. Muchas gracias, Josep Mª.
EliminarUn abrazo, y feliz jueves
Jaja muy buena interpretación literal del tema, Albada! Muy original y se comprende con claridad la inquietud y molestia sufrida por la agotada libreta. Muchas gracias por sumarte. Un abrazo
ResponderEliminarEra la posibilidad más tonta, pero me pareció que era la que me apetecía tomar :-)
EliminarUn abrazo, y gracias, Neo
Muy buen relato, Albada... imagino a esa libreta rogando el cambio de página. De niña apuraba la página porque no me gustaba cambiar de libreta ;)
ResponderEliminarMil besitos para ti ♥
Te pasaba como al seminarista pues :-). A mí me eencantaba estrenar, cada crío es un mundo.
EliminarUn abrazo
Por Dios, Jacinto!!!, jajajajaa
ResponderEliminarBesos.
Claro :-). Y no puse por Dios y por la Virgen santa de casualidad :-)
EliminarUn beso
Una manera interesante de "pasar página..."
ResponderEliminarUn abrazo.
La más tonta, la literal :-)
EliminarUn abrazo
Imagino las tribulaciones de Jacinto en esos momentos de dudas ante su decisión, esa libreta sin duda es una santa al soportar tanto.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Uf, si existe el cielo de las libretas, esta tenía la puerta abierta de par en par.
EliminarUn abrazo, Dulce
Muy bueno el relato, contundente final.
ResponderEliminar¡¡Besos¡¡
El final es lo que interesaba en esta propuesta :-), y ahí estaba.
EliminarUn abrazo, y gracias
Jajaja. Dos pases de página, bueno, uno se quedó pendiente, paso página primero de la castidad, y la página de la libreta se quedo esperando.
ResponderEliminarMuy bueeeno
Besosss amiga
jajaja, lo de la castidad ya estaba pasado, seguro, y ahora quien temblaba de ansiedad era la libreta :-)
EliminarUn abrazo, amigo
Ole ole ole. Muy original , te has lucido una vez más. Enhorabuena y lo escribo con letra en negrita y tamaño 48 , aunque en el comentario no se refleje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues por las letras de gran formato, que en una plana de libreta cabe la firma, y poquito más :-)
EliminarUn abrazo.
Comienza todo tan normal, con la intriga de una libreta encontrada y me preparo para saber qué pasó, cuál ha sido el devenir del tío con una historia jugosa.
ResponderEliminarY vas tú y te entrometes entre la libreta y él. Y logras encontrar el reproche de ella, forzada con una letra, con una invasión tal que la arrastran a la claustrofobia. Y que la lleva a esa frase final. La guinda.
Te das cuenta de lo que has escrito...
Cortázar y Borges estarían encantados. :)
Un abrazo Albada
Es que escribir textos es un juego, y estos dos magos de las palabras lo sabían. Por cierto Borges no escribió ninguna novela :-), así que yo de momento, sigo ocn las mías ahí atascadas, mejor dicho aparcadas :-)
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Ohh qué original! Qué relato tan interesante, le das los giros necesarios para dejarnos pegados al texto!
ResponderEliminarme encantas!
Un beso.
Mantener la intriga, que parece que no, pero luego gusta de leer :-)
EliminarMuchas gracias, Luna. Un abrazo fuerte
Qué risa y que sensación de agobio me ha entrado cuando la narradora se ha transformado en libreta, buenísima la frase de ... tan de caligrafía de los Salesianos ... jajaja, un placer leerte.
ResponderEliminarBesos
Es que son muy dados, y los maristas, a caligrafía de enanitos, no sé si por ahorrar en libretas, o por humildad llevada a un tontería :-)
EliminarUn abrazo, Esther, y gracias
Ni un punto y aparte, como si lo viera. Pobre libreta.
ResponderEliminarDivertido relato.
Un abrazo.
La imaginé sin uno solo. Ni uno, abigarrada, pequeñita y sin respirar : ;.)
EliminarUn abrazo, y feliz día, Macondo
pues me parece coherente que no hiciera los votos, si luego no los iba a cumplir.
ResponderEliminara mí me agobia escribir apretujado. al escribir a mano, si noto que la última palabra al final del renglón me va a caber muy justa, prefiero cambiar de renglón.
abrazos!
Hizo bien, sin duda. Pues yo calculo que habrá un guión porque no me cabrá, y me quedo tan ancha :-)
EliminarUn abrazo, Chema
A veces es difícil soltar amarras, nos quedamos apretujados por nuestros temores.
ResponderEliminarUn placer conocerte y leerte.
Abrazo.
Muchas gracias. Los miedos nos atenazan y a veces nos impiden pasar página en la vida.
EliminarUn gusto. Siéntete como en casa. Un abrazo.
¡Me encanta! Ese grito al final expresa muy bien su frustración ;)
ResponderEliminarTe quería pedir una cosa, Albada: ¿podrías escribirme tu correo electrónico o mandarme uno al mío dafnesinedie@gmail.com para que te pueda enviar una postal navideña?
Un besazo
No había para menos, yo imaginé a esa pobre víctima de la tinta, la fuerza de la mano, y tantas reflexiones.
EliminarTe pasé mi felicitación por mail, ya que pusiste el tuyo :-). El mío es mariapaz1958@gmail.com . Un abrazo, Dafne, y felices fiestas-
A ver si te llega ya, que gmail me los envía como si hubiera algún error... hum...
EliminarUn besazo y felices fiestas :3
Resuelto. ;-).
EliminarGracias, preciosa. Un abrazo laaargo.
¡Qué buen relato, Albada! y que original dotar a la libreta de sentimientos y voz propia. Y al final, pasó página, el Jacinto. Espero que ses muy feliz con su amor. Nunca entendí eso de que sacerdotes católicos no pudieran ni pueden casarse.
ResponderEliminarBesos
Pasó en los dos sentidos. Imaginé la última página a medias, ya ves, dejando atrás su vocación, y gozando como un niño de la etapa que emprendía. La Iglesia fue refugio de hombres raros, no digo la mayoría, que seguramente han sido célibes por vocación y coherencia, pero si te gustaban los hombres, o los niños...¿dónde emejor que en un seminario y luego ejerciendo de sacerdote, no?. Porque la opción del ejécito es muy dura ¿eh?. Es una reflexión, sin más.
EliminarUn abrazo, y porque algún día La Iglesia se acerque a la sociedad, donde los hombres y mujeres, tienen amor, y tienen pareja sin renunciar a Dios.
qué culpa tiene el tomate que está tranquilo en su mata...etc etc. Has dado alma a un soporte inanimado donde plasmamos pensamientos, y bien que se ha despachado. Un abrazo
ResponderEliminarEl seminarista escogió la escritura como medio de plasmar reflexiones, dudas, y seguramente certezas etc, y creo que hay muchas libretas así de abigarradas.
EliminarUn abrazo
He conocido unos cuantos miembros que fueron del clero y que pasaron página: teniendo una actividad productiva, casándose y teniendo hijos, marchando a otros países a vivir aventura. Quieta. De pronto me he puesto a pensar cuántas veces he pasado yo página, Me quedo contando.
ResponderEliminarPues como me ponga a contar las páginas que he pasado, no sé...daría para una novela bien larga :-). Me encantan los cambiso deetapa, me estiumlan, todo tiene su cara amable y dodne aprender.
EliminarPor los curas que son hombres enteros, con sus instintos incluidos, porque no sé qué gracia tendría ser cura un eunuco, por ejemplo. Un abrazo
Jajaja, las dos hemos coincidido en hacer una narración del tema, totalmente literal.
ResponderEliminarComprendo el arranque de la libreta para decirle que pasara página.
Lo vi, y me hizo gracia, si bien ya había escrito este texto, pero sí, es la literalidad, en mi caso justificada :-)
EliminarUn abrazo
Me encanta este relato, muy original y con un final excelente.
ResponderEliminarFeliz navidad Albada. Un abrazo largo.
Muchas gracias. Un abrazo enorme, y por unas felices fiestas navideñas para ti.
EliminarAhorrador que era el hombre y también me pondría de los nervios.
ResponderEliminarUn placer leerte
Beso
Leer esas libretas es agotador, de entrada ya te agobian. Pero las hay, de eso no te quepa duda.
EliminarUn abrazo
Pobre libreta, pidiendo que Jacinto pasara pagina, espero que lo haya hecho. Muy buen relato amiga, ese final me encanto. Saludos y abrazo.
ResponderEliminarSeguro, según parece s ehabía ido con la mujer y dio un giro a su vida.
EliminarPor dejar atrás loq ue no e snuestro camino. Un abrazo, Sandra
Buen relato... pasar página, pobre libreta!!!
ResponderEliminarGracias por tu creatividad.
Besos
Pobrecita, es verdad. Ahora se usan poco, pero son testigos de nuestro ayer, por ejemplo.
EliminarGracias a ti. Un abrazo, Maite
Eso si que era aprovechar el papel... vamos que tenía que pasar página y lo hizo. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarSí, a regañadientes. Al final pasaba página. Pero con pocas ganas.
EliminarUn abrazo. Y feliz noche.
Una decisión difícil, pero el amor todo lo puede. Tal vez sus miedos estaban refugiados en esa caligrafía tan prieta.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Esa caligrafía prieta, la de insomnios que llevará detrás.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo, y feliz Navidad
Qué bueno y qué original esa visión desde la misma libreta.
ResponderEliminarGenial!!! 👏👏👏👏
Gracias, guapa
EliminarUn abrazo enorme, que quepa bien, sin apreturas :-)
Me has hecho ver la escritura como una tortura para la pobre libreta. Prometo que a partir de hoy cargaré menos al escribir. XDD
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues mientras escribían pensé lo mismo. Aprieto mucho. ;-)
EliminarUn abrazo grande.