Fiestas en Gracia 2013 |
He recorrido las avenidas de tus fracasos y las callejuelas de tus triunfos.
Me he parado a ver la plazoleta de tus suspiros, y la fuente de tus esquinas más poliédricas y oscuras.
No he podido descifrar el asomo de tu mirada entre las cien mil miradas que adornan la avenida de tu vida, ni los hoyuelos perdidos de tu rostro infantil, ese que ya no existe.
Paseo bajo la lluvia de mis tejanos, adelanto a los peatones de azúcar, y me pregunto, calada hasta los huesos de mis letanías, dónde quedó el retrato de mi infancia.
Y acabo por encontrarla en este vals sin normas que inspiran la danza, mi danza bajo la lluvia.
Secaré mis piernas, mis hombros, ...mi recuerdos.
En una ceremonia de faquir jubilado, dejaré que la premonición de los fracasos no me aturda, para poder ignorar ante el espejo, la levedad de tu ser, la fragilidad del mío, y la esquiva realidad que nos circunda.
Sigue lloviendo tras mi ventana.
Seca ya mi piel.
Seco ya mi pelo.
Sigue el sol tras las nubes,
esperando que un viento de levante me levante, te levante, nos levante.
Precioso Albada2, con ese lenguaje tan poético envuelto en esa atmósfera húmeda y lluviosa cuánto sentimiento y cuánta nostalgia.
ResponderEliminarBesos
Gracias por tu lectura. No sé qué tiene la lluvia que nos moja desde dentro, hasta dejarnos tan limpios que podemos vernos del derecho y del revés como a través de cristales impolutos.
EliminarNo pretendí expresar nostalgia, sino esperanza, pero como sabes, los ojos de lector tienen la mirada justa de ese instante en que te lee, siempre posible, siempre sincera.
O ciertamente exhale un rumor húmedo de nostalgia, o de incierta espera.
Quién sabe, ¿verdad?.
Un abrazo.
Andando presuroso, tratando de esquivar esa lluvia, que moja nuestros sentimiento pero no los desprende, me paro en una esquina, dejándome llevar de por danza, que el repiqueteo de las gotas incita. Empapándome del deseo de estar más vivo que nunca, pero mojado.
ResponderEliminarUn beso.
Pero mojada, la dama baila en la esquina, reconvirtiendo en gozo el clamor de las gotas sobre las tapas de alumbrado de las aceras, sobre los semáforos rojos de un metal amarillo y sobre la estatua de bronce de un Botero por vestir.
EliminarEmpapándose de danza, sin paraguas, de sabor a vida por abrir.
Un abrazo, Alfred
Con lo poco que me gusta la lluvia, lo mucho que me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con lo mucho que me gusta leerte y lo poco que me gustan los paraguas, con esas varillas tan peligrosas...
EliminarUn abrazo, Macando.
Protégete del otoño.
ResponderEliminarNo tiene piedad con nuestras vidas.
Besos.
Puedo probar a comprar otro paraguas que se una a la colección de los extraviados. Por si llega el otoño.
EliminarUn abrazo, Toro
Al final, nuestra memoria se queda en las toallas, ésas con las que nos secamos.
ResponderEliminarAbrazos, siempre.
Pues ahora que lo dices...que vivan las toallas pues, Amando. Quziá debiéramos guardar algunas. Por siempre.
EliminarAbrazos sinceros.
Una prosa poética preciosa. La lluvia siempre inspira...
ResponderEliminarUn beso enorme
Es verdad, es inspiradora. Gracias.
EliminarUn abrazo