Escucho, mientras la mañana se levanta, mientras el café se acomoda en mi estómago y me activa las neuronas, mientras los planes se dibujan en la maraña de otoño, hoy nublado. Qué contraste esta belleza, qué armonioso diálogo de piano, violín y violoncello. Qué bellísimas frases musicales, punto y contrapunto en esta pieza, donde tres voces conversan.
Luego tal vez sea un noticiario, u otros eventos cotidianos los que se impongan, y frente al arco iris de esencia musical, ya digerido, que eleva el espíritu, me daré de bruces con el rastrero ruido de fondo que sin apenas darnos cuenta, nos invade, nos rebaja y malea el equilibrio precario de nuestro silencio interior.
Identificamos el silencio, en nuestra mente, algo así como un cuarto vacío y oscuro, donde no existen ruido , ni voces, algo así como una boca abierta que no emite sonido,o un oído cerrado, o que se esconde entre el bullicio. Tal vez lo imaginamos como unos puntos. Suspensivos.
Con esta música. Beethoven, hoy he roto mi silencio.
Mas poesía en tu prosa que en muchos poemas, me acomodo a tu lado, en silencio sin estorbar a Beethoven. Un abrazo
ResponderEliminarjaja. Ya la mañana ha pasado a mediodía. La melodía digerida no aguanta tantas horas de ruidos, estredidencias, confusiones, dibujos de mezcolanzas o desórdenes de tráfico, pero me ha servido. Me alegra te haya servido a ti
EliminarUn abrazo grande, Ester
Permite que me repita:
ResponderEliminarSon los latidos,
que añoran su cadencia,
esperando que la frescura de la música,
nos vuelva a la esperanza
de una sonora claridad de primaveras.
Poética y bella entrada.
Besos.
La frescura de las voces, los latidos que se acompasan, las primaveras en las esquinas, los sueños dichos en voz alta.
EliminarMuchas gracias por tu lectura, Juan L. Un abrazo
Como ya te han dicho los dos comentaristas que me preceden, una prosa poética que te envuelve y, si me aceptas, me acomodo al otro lado y disfruto de la música con vosotras. Un abrazo.
ResponderEliminarBienvenida a orillarse ante unas notas de Beethoven, a disfrutar de esa combinación perfecta de voces diferentes, que se reúnen en un diálogo imposible y bello.
EliminarMuchas gracias, aquí tienes tu casa. Un abrazo
Preciosa música para romper el silencio del alma y comenzar un nuevo día.
ResponderEliminarUn abrazo.
la verdad es que deja apunto el alama para enfrentarse a la vida, siempre cambiante, pero siempre intensamente digan de ser vivida.
EliminarUn abrazo, rafael. feliz día
Gracias por la música.
ResponderEliminarTus palabras llegan a tiempo.
Un abrazo.
Me alegra, no hay bálsamo mejor ni más barato que una buena música.
EliminarUn abrazo
Los sueños para soñarlos en la almohada y a la vuelta de una esquina se puede encontrar todo... Una prosa poética que ya me gustaría a mi hacer así.
ResponderEliminarFeliz día Albada.
Un beso
A la vuelta de la esquina está la vida, está la gente, los alientos y los remolinos de viento. Por eso las esquinas son pequeñas puertas.
EliminarUn beso y gracias, Carmen.
El silencio también es un bonito lugar donde poder estar, pero si hay que romperlo, qué mejor que sea con música.
ResponderEliminarUn beso dulce.
El silencio es le mejor lugar cuando el agobio del ruido se mete en la cabeza y nos deja ni pensar. Pero la música es parte de estar vivo, y es una ruptura de otro tipo de silencio.
EliminarUn beso, Dulce, noche bonita
Cuando estoy muy estresado me refugio en la música clásica...
ResponderEliminarAllí todo es hermoso.
Besos.
Hay burbujas que no son para quedarse, sino para entibiar la leche, suavizar el tacto, resanar pequeñas heridas. Para seguir volando y cayendo luego.
EliminarUn beso
Un placer romper el silencio con Beethoven y con la musicalidad de tus palabras, esta entrada tiene magia, tiene poesía, tiene brillo, encanto, luz, pero lo mejor de todo es que me ha transmitido paz.
ResponderEliminarBellísimo texto.
Un beso enorme.
Pues estoy encantada con esa paz que te ha proporcionado. Yo rompía le silencio de la noche, e iba a recoger unas pruebas médicas. Me encanta que romper mi silencio te haya servido de bálsamo
EliminarUn beso grande, María. Una dulce noche
Me llama la atención que cuando hablas de la música, y el silencio, lo haces en primera persona del singular, y cuando hablas del ruido y sus efectos, lo haces en plural. Como perdiéndote en el ruido y como dándole poder al ruido, sobre ti y sobre los demás.
ResponderEliminar:-)
Un beso
No ha sido intencionado. Al releerlo, lo he observado, igual que tú, y he llegado a la misma conclusión. La música y el silencio parece que los veo como elecciones propias, y el ruido lo achaco a factores externos. No es así. En puridad, hay muchos artefactos que emiten ruidos en nuestro interior, y es como que huimos a la calle a emborracharnos de ruidos externos, hacia un bullicio que nos distraiga de esos ruidos nuestros.
EliminarObservación muy aguda. Un abrazo de jueves, pintado de otoño.
El deleite ante la música, como único sonido en nuestra audición, provoca que su ruptura por los ruídos cotidianos que nos envuelven, sean aprovechados para preferir el silencio.
ResponderEliminarUn beso.
Seguro, al final queremos silencio. Hoy he ido a una piscina, donde acababa la clase de aquagym, mujeres de más de cincuenta. Habiía tal girigay qeu hasta que no han salido del agua las dos última mujeres no he podido sentirme bien. Tal vez es la sonoridad del lugar, pero qué gusto el silencio, del agua y mío. En mi mente puedo imaginar o tararear cualquier melodía. Pero el ruido cada vez me molesta más.
EliminarUn beso, Alfred
Adoro poder tener momento de silencio, y no siempre es posible...
ResponderEliminarBuena música para romperlo.
Me encanta lo que escribes, me transmite paz.
Muchos besos.
Pues nada, Sakkarah, por un módico precio mensual, te hago de relajadora oficial :-). Me alegra que te proporcione, habitualmente, serenidad.
EliminarUn abrazo grande y un finde de otoño caramelizado
Romperé mi silencio para hablar de ese otro silencio que me acecha sin palabras, pero que describes para acabar con aquel que, lejos de ti, de mí, de todos es un constante pasar llamado murmullo cotidiano.
ResponderEliminarMe encanta leerte desde la otra orilla insondable.
El murmullo cotidiano. Un concepto interesante. Lo llamo ruido, pero es más bien un murmullo, que no creemos estar escuchando y que reconocemos cuando vuelve a instaurarse el silencio.
EliminarLeer, que nunca encuentro que sea un ruido, es ese lugar que nos ofrece el silencio para evadirnos. Un abrazo desde esta orilla. Feliz semana
Preciosa prosa poética, Albada.
ResponderEliminarUn beso enorme