Han pasado unas semanas, y Lola saluda
al nuevo día, intentando vencer a los destinos borrosos de los sueños, y a los
cebos lanzados por el pesado silencio del tiempo sin noticias. Despierta y
despedaza, a zarpazos, la bruma, con las fuerzas recopiladas en ese sueño alborozado
que aún no se ha borrado de su mente. Si no recuerda mal, debían encontrarse
hoy. Se maquilla con esmero, confirma que el tobillo se ha curado y se calza
unos zapatos de escandaloso tacón. Poco antes de abrir la puerta oye la lluvia
en los cristales. Luis ha tomado el tren correcto para llegar puntual a la cita del sueño con guisantes y la mujer de arroz con leche.
Con botas katiuskas blancas y
brillantes, en la entrada del Metro, Lola ríe, baila y salta a pesar de la tormenta.
Cuando cree entrever, con gabardina de
cuello levantado, a ese comentarista de lecturas, su risa esboza un sinfín de
colorido, como un arco iris de otoño, como un ramillete de gotas de rocío.
Se abrazan en la lluvia.
-Qué belleza ver tu sonrisa
amplia, serena y firme. Qué alegría sentir en mi piel tu risa como canto acompasado, y lleno de intenciones- dice Luis, aún incrédulo ante tamaña suerte de
haber recordado, con precisión de cirujano, el sueño de hace tantos días.
Comparten las miradas en esa
mañana fría y grisácea, se arrastran a mirar donde el otro mira, a ese lugar
difuso donde confluyen los rayos perdidos del caleidoscopio que compran en un quiosco
del trasbordo. La risa de ambos se abre fresca, entre los titulares grises como
el plomo, de la prensa cotidiana. Se abre sonora como el eco de aquellas
palabras que gritaron, ante unos guisantes saltarines, un mediodía gris, como éste, y que aún hoy resuena por los
rincones recónditos del edén construido. Ese fabricado contra la corriente y la
marea, apoyándose tan solo en las notas
de un violín de un virtuoso del Metro.
Prosiguen la aventura hacía el
descubrimiento de lo que no tiene límites, ni los ha tenido jamás, desde que se
vieron por vez primera. Quieren ir hacia
el desdibujado final del firmamento, hacia el punto exacto en el que se
difumina la frontera que divide los sueños y la realidad, porque así y sólo
así, podrán deambular por los mundos oníricos que se abrieron ante sus ojos, aquella
tarde de Noviembre en Barcelona, en el piso de Lola.
Se miran, nuevamente. Abducidos
por la lluvia, resulta grato y conveniente que Lola lleve un paraguas verde y grande, y que sus
ojos de miel le invitaran, otra vez, a
salir de su brazo bajo esa lluvia fiera y otoñal. Quieren recorrer los caminos
empedrados de estrellas ya extinguidas. Lola, sin cojera alguna, se deja embriagar por el olor de las palabras y el sabor de la sonrisa de Luis. Caminan por callejas semidesiertas, atrapando el tiempo, olvidando prisas y pausas,
liberándose de los agobios, ella, y de las cuitas, él. El barrio Gótico les da la bienvenida, con una lluvia más calmada.
La lluvia les trae cosquillas en
los hombros, y hasta el paladar les regala un regusto dulce, salado,
desacompasado y terso de aquel primer beso aventurado y furtivo. El de ahora, que
casi lanzan al viento, mientras por las estrechas aceras, la gente les mira con
envidia pero con mohín altivo, les trae la certeza de una buena sintonía.
Van
al piso de Lola, donde entran al laberinto que ya conocen, y del que saben que
podrán salir. Enredada en la coherencia
de su hombro, y en la miel de su mirada, ella sabe que podrá seguir cantando
bajo la lluvia, mientras admira, hipnotizada, el modo en que surca Luis los aguaceros
y las brumas, y desea confirmar cómo cada día,
a partir de ese momento, desafiarán, juntos, a las trampas del destino y
a las tormentas por llegar.
Fin. Lamento que pareciera un texto por entregas, pero esta microhistoria de Lola y Luis se ha ido gestando a petición de ellos, a golpes de necesidad por ser publicada, a pesar de ser pura ficción.
Fin. Lamento que pareciera un texto por entregas, pero esta microhistoria de Lola y Luis se ha ido gestando a petición de ellos, a golpes de necesidad por ser publicada, a pesar de ser pura ficción.
Será real?
ResponderEliminarSerá un sueño?
Qué más da... todo el conjunto de la historia ha sido una delicia.
Te felicito.
Besos.
Muchas gracias. El otoño, con sus lluvias, ha estado sobrevolando por esta historia inventada. Me alegro que te haya gustado.
EliminarUn beso
Bonito final con ese "cantando bajo la lluvia" de Lola mientras contempla a Luis y todo lo que significa.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Ambos vienen de guerras que han perdido, tal vez por eso, ver que uno u otro salvarán las tormentas, es la mejor manera de poder seguir cantado bajo la lluvia
EliminarUn abrazo, casi en la noche de este día otoñal.
Cariño bien , yo diría más que bien que está gran historia acabe así , ya que muchas veces se empieza un simple relato , y no se como se acaba convirtiendo tal vez en una bonita historia de amor entre dos personas .
ResponderEliminarMe a gustado muchísimo tú relato , pero sí quieres un pequeño consejo nunca frentes ese don que tienes para darle pasión y vida propia a tus personajes .
Te deseo una feliz tarde besos de flor .
Ha acabado bien. En la vida muchas veces no es así. Se pierden oportunidades por saberlas manejar, pero aquí, los personajes quisieron darse un aoportunidad, o dar una oportunidad al sueño.
EliminarMuchas gracias, Flor. Un abrazo
Como me gustan tus finales, justificas haberlo dividido por entregas, te apoyas en la petición de los protagonistas pero reconoces que no son reales que todo es pura ficción. No se puede ser mas creativa. Y no me olvido del texto visualizamos a los protagonistas sin necesidad de descripciones, hacemos nuestra la historia. Un abrazo enorme
ResponderEliminarEs que, seguramente, si lo hubiera diseñado con ese tamaño, no lo habría publicado en el blog, ya que los textos largos se acaban haciendo pesados de leer en un medio tan efímero. Ha salido a trompicones :-)
EliminarUn abrazo grande, y a por un domingo de escándalo.
Un final feliz para Lola y Luis que estoy seguro de que ellos continuaran su historia en sueños o relatos verdaderos.
ResponderEliminarBesos dulces.
Creo que seguirán la historia de amor, con las dificultades que puedan encontrar en el camino. No viven en la misma ciudad, por ejemplo, pero eso n será obstáculo, estoy segura
EliminarBesos, Dulce. Feliz día
Dicen que la primavera es la estación del amor y a mí me gustan más el otoño para el amor. Para el amor y lo que surja. Ojalá no sea un sueño, y si lo es, que les cunda y les regale muchos felices despertares.
ResponderEliminarUn beso
Me ha quedado la sensación de que seguirán por mucho tiempo. No puedo decir eternamente, pero mientras dura, el amor es tan eterno...El sueño les unió, e imagino que no hay motivo mayor que saber que son tan compatibles.
EliminarUn abrazo y feliz domingo otoñal, que siempre es un festivo con encanto
Pura y brillante ficción, pero entroncada con una bella realidad poética.
ResponderEliminarEs lastima que acabe, la empatía de tus escritura me había hecho congeniar con ellos.
Haré lo posible por que sigan siendo felices en mi imaginación.
Besos.
La verdad es que he simpatizado con ellos. Les deseo pocas tormentas que atravesar o sortear, y tal, de vez en cuando, piense qué será de ellos. De la novela de Lola y del problema visual de Luis.
EliminarBesos, y gracias por tu lectura, feliz domingo
Un final perfecto que solo un sueño perfecto puede lograr. Reiterando un poco lo dicho en mi comentario anterior, la poesía de tu prosa otorga a este texto y a esta historia un aura mágica.
ResponderEliminarUn abrazo.
No ha sido intencionado. Pero que fuese un sueño ese primer encuentro, ha permitido que el de verdad seguramente fuese extraordinario. Les deseo magia en las pieles, varitas mágicas en los dedos y un abracadabra de sueños compartidos que sigan permitiendo navegar a su barquito de papel
EliminarGracias. Un abrazo y feliz día.
Ficción, sueño, realidad, todo se mezcla en este caos que es la vida. Qué más da, ellos son felices y nosotros disfrutamos con la lectura.
ResponderEliminarBuen domingo, Albada.
Es buena observación. El caos que es la vida lo llenamos de realidad o de sueños, y casi siempre están mezclados.
EliminarMe alegro te haya gustado. Un abrazo
Final feliz para una curiosa historia.
ResponderEliminarUn beso.
Hay que buscar finales felices, porque la vida no siempre los aporta :-)
EliminarUn beso
Qué preciosidad, esa sonrisa que tan bien has dibujado con las palabras da una luz enorme. Se siente uno muy bien leyéndote.
ResponderEliminarMuchos besos.
Pues a acomodarse y leer :-). Me alegro que te haya gustado, Sakkarah
EliminarUn abrazo grandote