Pablo había dejado de beber tres veces.
De fumar hasta siete veces. Se enamoró sin ser correspondido una quinta vez, y
cuando su sexta novia le dijo-"lo que me gusta de los reincidentes es que
no cambian de idea", pensó para sí que sus posibilidades de encontrar el
verdadero amor no habían terminado.
Con un corazón al abordaje, la
lluvia de abril tiñendo de gotas las ventanas de su casa, se despidió de ella, y, con una maleta ligera con sus
cuatro cosas importantes, tomó un tren hacia el primer destino que anunció el
tablón de salidas de la estación. Se
bajó en la última parada. Quería olvidarse de esa sexta novia. Estaba cansado
de tanto enamoramiento, cansado de aventuras con hiel y vinagre, cansado de ese
sabor a sal en el cielo del paladar. Respiró profundamente, se hizo un cigarrillo y se percató de que necesitaba beber algo. Cuando salió del bar, algo menos sediento y un poco
menos enfadado con su sino, vio a una chica bajita pero muy hermosa.
Esperaba un tren en dirección contraria, sentada en un banco del andén. En un arranque de locura se fue hacia ella y la
abordó. Le prometió, sin más, días con salidas de sol y noches con luna. No le
quiso prometer lo que no tenía: ni entusiasmo ni alegría. Ella le miró despacio
y le dijo – Perdona, necesito pensar sobre tus grandes promesas, porque yo
tampoco puedo prometerte nada. Acabo de salir de una quinta relación y estoy
dejando de fumar, por séptima vez, así que no tengo muchas ganas de hablar contigo. Y para colmo es viernes y trece, así que, mejor te largas.
Sus palabras le sonaron a miel
sobre hojuelas. A promesa, esa vez sí, de un partir de cero, por séptima vez, y le invitó a un café, en el bar de la estación, y ella aceptó. Charlaron. A la espera de algún tren. Tal vez a la espera de alguno de esos trenes que no llevan a ninguna parte
Muy literario y cinematográfico eso de dos corazones con los mismos problemas que se encuentran en una estación, camino a cualquier parte.
ResponderEliminarEspero que al final ambos encontraran su Estación Termini.
Besos.
Muy tentadora la imagen de una estación de tren. Dos almas reincidentes, que se levantan y caen repetidas veces. No sé si encontrarán su Estacion Termini, es como la Odisea, quién dice que no sea el camino, que sea largo, lo que anden buscando sin saberlo. Por un decir, porque igual sí que acaban por dejar de beber, de fumar y de buscar lo imposible :-)
EliminarBesos
Un placer emocional es leerte.
ResponderEliminarTus palabras tienen magia de momentos que has vivdo o creado
Gracias por comentar en recomenzar
Muchas gracias. Yo vibro cuando escribo, como quien lo hace cantando o escuchando música, que también me da por ahí la emoción de vivir, pero cuando, al leerme alguien siente un algo, me derrito. :-)
EliminarUn placer leerte. Un abrazo grande y feliz virnes
Esos trenes que no van a ninguna parte, son los mejores.
ResponderEliminarUn beso.
La figura usada por Sabina, y por mí ahora evoca a ese viajar sin destino cierto. Aquí, sin embargo, lo he usado como herramienta posible, para indicar que ellos no acabarán como pareja definitiva. Ambos son reincidentes en el amor, y sobre eso que les une es el nudo del relato.
EliminarFinal incierto. Un beso
Es posible que esos personajes cansados de ser reincidentes acaben formando una pareja definitiva.
ResponderEliminarEn muchas ocasiones la durabilidad de las relaciones está en función de no creerlas durables y en pensar que cada día es un tiempo conquistado y alegrarse por ello.
Un beso
Estoy totalmente de acuerdo. La apuesta por el presente, por el ahora, por esa persona sin pensar en pasado ni en posibles futuros, en definitiva, huir de la promesas de eternidad o de durabilidad pueden ser las claves para que una pareja dure, porque el amor, siempre es eterno mientras dura, y he ahí la magia de esa emoción.
EliminarUn beso y feliz finde
quien sabe si se subirán a su ultimo tren y será felices, hay mas sonrisas que lagrimas. Abrazos
ResponderEliminarTal vez ese tren sea el último para ellos y emprendan un viaje para siempre jamás, donde no echen de menos tabaco, alcohol, ni besos con pan. El azar pesa muchas veces en grandes decisiones, en grandes oportunidades.
EliminarLes deseo lo mejor. Un abrazo y feliz sábado
No hacía un mes que había estrenado mi primer ordenador. Era un viernes 13 —como hoy y como el día en que transcurre tu acción— y encendí el aparato como si tal cosa. El virus informático —viernes 13 o virus de Jerusalén— aprovechó el resquicio para colarse. Al día siguiente el aparato empezó a hacer cosas raras. He tenido otros ordenadores, pero el inexperto primer amor siempre se recuerda con un cariño especial. Espero que a los chicos les vaya bien. El hecho de que el destino del tren sea a ninguna parte me parece un principio prometedor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa anécdota, cierta o ficticia, plasma bien el mismo tema. La inexperiencia hace que un virus, llamado deseo, llamado celos, llamado ego, puede malograr los comienzos. Los hay que pueden corregirse, con otra aventura, de ordenador o de pareja, o con la destrucción del virus concreto. Yo creo que les irá bien, porque experiencia ya no les falta, y sabe más el diablo por viejo que por diablo :-)
EliminarUn abrazo
No siempre las cosas pueden salir mal en viernes y trece, tal vez, pueda que sea al contrario, que el destino les unió y el tren les lleve hacia el paraíso, quién sabe si lo encuentran.
ResponderEliminarQué manera más bonita tienes de relatar micros, tan diferentes unos de otros, la verdad es que te admiro.
Besos enormes.
Cada historia, cada fotograma o micro historia es un cuento pequeño, en su propio mundo y contexto. Los viernes y trece, o martes y trece pueden ser la excusa para explicar los desaciertos, pero casi siempre tras ellos hay una razón más que una cifra.
EliminarGracias, María. Gracias. Un beso y feliz finde
Sin duda están hechos el uno para el otro.
ResponderEliminarY no se van a aburrir.
Besos.
Quiero pensar que, en efecto, son la horma del zapato del otro. Quiero pensar que el reincidente busca, se equivoca, repite una y otra vez, porque cree que tras tras fracaso o puerta cerrada, se abre una nueva apuesta
EliminarUn beso
A veces, las cosas más maravillosas de la vida surgen de esa manera… Sin esperar, sin premeditar; sencillamente dejándose llevar por ese tren que de pronto aparece en la estación... Y subir… subirse al río de la vida disfrutando de cada instante…
ResponderEliminarBello y profundo… Me encantó, querida amiga; me hizo viajar a través de los trenes de mi camino…
Bsoss enormes, y muy feliz tarde.
La gracia es no buscar activamente el amor, porque la búsqueda es añadir unas expectativas, unos deseos o sueños que pueden llevar a engaños. No buscar y andar abiertos, es la mejor opción, dejar que la vida nos lleve. Sí señor.
EliminarUn beso grande y feliz finde
Hola Albada dos seguro que les irá bien, tienen experiencia y si algo no les gusta siguen buscando, no se conforman, se arriesgan y eso es una buena manera de vivir.
ResponderEliminarNo te conocía y gracias a tu comentario me he encontrado con un texto delicioso, que hace reflexionar.
Un saludo
Muchas gracias. En este caso creo que tienen más probabilidades de que les vaya bien que a parejas que debutan en el arte de amar, por la experiencia y porque, como dices, han demostrado ser resistentes a la frustración.
EliminarBienvenida a este rincón. Un abrazo