Ella había vuelto la cara al pasar a su lado, fingiendo que no le había visto. Acabó siendo tan ostensible en el gesto, que a nadie le pasó desapercibido el desplante. Era una realidad. Ella quería restregarle su menosprecio. Él se sumió en una burbuja para no hundirse en la crueldad de su desprecio.
Nada parecía perturbar una irreal paz interior. El invierno y el trabajo le mantuvieron en un letargo emocional, sin peligro de relaciones sentimentales a los que prestar atención. La primavera iba haciendo cuña en las calles, y un ronroneo de emociones asolaba la ciudad. Esa mañana unos aromas, unas moléculas invisibles, sacudieron la coraza de su corazón. Un perfume, como recién creado, atizaba el recuerdo de Elena.
Se alejó de aquella esquina, huyendo del malestar súbito que le suscitara la memoria, y entró en un bar, donde el olor a pan recién horneado le serenó lo suficiente como para apreciar un nuevo perfume; el de la mujer de la blusa gris que leía la prensa.
Y no es bonito????
ResponderEliminar:)
Besos.
Ya lo creo. El pasado hay que dejarlo atrás. Qué mejor que renacer, sin duda, cuando uno se ha sumido en el rechazo del ser amado.
EliminarUn beso :-)
El desplante ha sido la base para sobre la que edificar el paso de página. Todo lo demás ya empieza a formar parte de un nuevo edificio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Era plantear, en efecto, que tras un coscorrón afectivo, cabe, y se debe, levantarse. La excusa de la primavera es por las fechas, y los aromas.
EliminarUn abrazo
Los olores permanecen en la memoria y destapan recuerdos, ahora el tendrá aromas nuevos, la primavera renace en en el ambiente y en la vida, muy lindo el relato. Abrazos
ResponderEliminarTienen esa propiedad. Hay olores que nos remiten de manera instantánea, a situaciones vividas. En mi caso, el olor a arroz con leche de mi madre, siempre me trasporta a ella.
EliminarLa primavera, renaciendo en el paisaje y en la vida. Un abrazo
Hay que agarrarse a lo nuevo y dejar atrás las cosas que no conducen a nada positivo.
ResponderEliminarUn beso.
Dejar atrás el pasado, y aferrarse al presente, dejando abierta la ventana del futuro. Es la propia naturaleza quien nos enseña a no dejar que el invierno nos hunda.
EliminarUn beso
Si tienes el espíritu primaveral metido en el cuerpo, no hay menosprecio que pueda durar en tu ánimo más de unos cuantos minutos.
ResponderEliminarUn beso
El desprecio duele, siempre es una herida, pero lo importante es gestionar ese duelo y dejar que la primavera nos invada una y otra vez
EliminarUn abrazo grande
Hay que cerrar puertas y abrir otras nuevas, aunque es inevitable que la memoria recuerda porque se ha vivido y sentido, y del pasado nos vamos haciendo, pero tampoco se puede uno quedar estancado, hay que abrir otros horizontes, aires y aromas nuevos abriendo de nuevo la puerta al corazón.
ResponderEliminarMe gustó como lo planteaste, me encanta leerte, preciosa, y ¿la foto es tuya?
Besos enormes y feliz tarde.
La memoria es caprichosa, y recordamos más lo malo, lo que hirió, que lo anodino. Pesa más en las balanzas, y es injusto. La inmovilidad en burbujas cuando nos hieren no sirve para avanzar.
EliminarSí, la foto es mía, María. No sabía qué imagen adjuntar al texto y ese verde asomando me pareció oportuno. Un beso grande, dulce María
Nada mejor que la primavera, para abrir puertas al amor. Y si además el marco es una tahona con olor a cochura recién horneada, mejor que mejor.
ResponderEliminarBesos.
Es la mejor opción para el desaliento. Ese aroma a tahona, tan identificable como el pan de cada día, la promesa de alimento, me pareció el punto de inflexión perfecto para el tipo
EliminarBesos
Toda causa tiene su efecto… Así como toda puerta que se cierra lleva consigo abrir una nueva… Bello renacer cuando éste lo hace desde la piel y el alma que florecen…
ResponderEliminarHermoso e inspirador, mi querida amiga…
Bsoss y abrazos enormes, y muy feliz noche 😘
Somos acción reacción, sin duda. Hay quienes no saben cerrar la puerta, se paralizan con los cambios, gestionan mal la frustración, y acaban sin disfrutar lo que los nuevos aires, las nuevas situaciones pueden darles.
EliminarMe alegra que te haya gustado, porque e un texto ahíto de esperanza. Un beso grande y feliz viernes
Es curioso sí, lo poco que nos importa el olfato, y lo importante que es. Para bien y para mal, según los olores, es el aire quien diluye sus moléculas y por ello en la NASA hay un equipo sólo para controlar que los olores no molesten.
ResponderEliminarSon la memoria despierta siempre, por eso, con un aroma, revivimos la situación que relacionamos con él. También para mal y para bien. Un abrazo