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miércoles, 31 de agosto de 2022

Promesas, para Sindel

 



Cuando naciste, niño,

te prometí amarte siempre

y no permitir que un día

el miedo conquistara tu corazón.

 

Cuando te veía sonreír,

te prometía, niño alegre,

que velaría por tu sonrisa

colmada de chiribitas.

 

Cuando llorabas, por caerte,

niño movido y zascandil,

te prometía curar tus heridas

y te ponía tiritas de fantasía.

 

Cuando te enamoraste,

niño de mirada interminable,

te prometí que estaría a tu lado,

si algo te arañaba el corazón.

 

Estoy aquí, niño hermoso.

Aquí, con mi hombro a punto,

para enjugar, mientras viva,

tus lágrimas, inherentes a la vida.

 


martes, 30 de agosto de 2022

Los incendios se apagan en invierno.

 

                                                            Imagen de Aquí

Los incendios se apagan en invierno.

Desbrozado los bosques,

dejando pastar a los animales,

haciendo cortafuegos,

mentalizando a los hombres,

educando en la conservación.

 

No me sirve ya llorar cada verano.

Se suceden cada vez más prontamente.

El cambio climático es real.

Las sequías serán cada vez peores,

y nosotros, pobres tontos,

“jugando a los bomberos”.

 

No me sirve usar más hidroaviones.

Ni adiestrar a más personas

en cómo apagar los fuegos estivales.

La naturaleza se queda sin espacio.

Los animales se achicharran 

y mueren, y enmudecen.

 

Los incendios se apagan en  invierno.

No prevenir es caer, nuevamente

en poner tiritas pero a toro pasado,

cuando llega el pánico, y los muertos,

y los humos negros como el futuro, 

y los desalojados.


domingo, 21 de agosto de 2022

Lluvia de versos alados

 

                                                                     Imagen de Rosa Pita

 

Me desperté muy temprano, no sé por qué.

En mi amanecer nevaba, lento.

Me asomé a ver la luna, menguante

Caían copos cargados de sentimientos.

 

Unos eran azules, y otros rosas.

Sólo algunos llegaron a mi balcón

Me agaché y tomé el primero,

eran posits sueltos, sin ton ni son.

 

“Nosotros, los de entonces”

“Bajel pirata que llaman” …

Siguieron cayendo, sin tregua,

Buscan atención, y la reclaman.

 

Una lluvia de versos, alados,

se arremolinaron en la plaza.

Tapizaron, solo parcialmente,

las aceras, y los coches, y las terrazas.

 

Salía el sol, con sus largas sombras,

Los basureros renegaban, con razón

pero yo sonreía, alucinada,

robando versos, como un ladrón.

 


jueves, 18 de agosto de 2022

Finales dados, en jueves

 


Siguiendo la propuesta deNeogéminis, quien nos brinda posibles finales de textos, me animo a usar el segundo final. Mi participación  es la que sigue.


Llegó a ser un buen tipo.

Con poquitos esfuerzos.

Una novia desde la niñez,

y unos estudios de medio pelo.

 

Se casó y tuvo dos hijos.

Y un día, a sus cuarenta y tres,

le dio por pensar qué quería,

de la vida, de su ración de vida.

 

Abatido, pero con anhelos nuevos

cambió de oficio, y de ciudad.

Dejó a su esposa, y a dos desconocidos,

unos adolescentes que le eran extraños.

 

Estudió filología hispánica, online.

Se puso a escribir, como un loco cuerdo,

día y noche, engañando a su insomnio,

discutiendo con metáforas y versos.

 

Se jubiló, más o menos como todos,

y sigue buscando la rima perfecta,

la trama rompedora, que deslumbre,

que deje boquiabiertos a los editores.

 

Le vi en un bar, escribiendo,

Enfebrecido, con enormes ojeras.

Escuché su historia, paciente,

de búsqueda implacable y de fracaso.


"Luego de haber traspasado

todos los límites,

sigue aún buscando resolver

el misterio de su destino."

 

Me produjo tristeza, y envidia.

Había esquivado el vacío existencial.

Le pagué los cafés de la tarde,

y me pregunté, de nuevo,  por mi destino. 




miércoles, 17 de agosto de 2022

Tras cada tormenta sale el sol

 


Va tronando en la distancia

Alguien se estará mojando

como yo hace un rato,

y mi perro podenco y bailarín.

 

Me he quitado la ropa.

Toda ella chorreando,

y los zapatos de tela de verano,

dejando al perro sacudiéndose.

 

Bajó un poquito el calor,

pero el bochorno sigue.

El juanete sigue alertando humedad

y una jaqueca reincidente se aviva.

 

Me embadurno de alegría,

compensatoria, casi obligada.

Me cambio de ropa, me preparo,

para ir al gimnasio, y la piscina.

 

Estas tormentas locas y dulces

refrescando las neuronas abúlicas

y los campos, y los ríos secos,

cómo me encantan, y emocionan.

 


martes, 16 de agosto de 2022

Tormenta de verano

 

                                                                      Foto de Aquí


Tímidamente

alguna gotita suelta caía.

Desganada, casi de polizón.

Un chip chap sobre los coches,

sobre mi perro y mis hombros.

 

Me sumergí en ese aroma

a tierra mojada, tan denso,

tan prometedor y efímero,

tan difícil de impostar

y que duró pocos segundos.

 

Luego las gotas se unieron,

recibieron un soplo de fresco,

y unas ansias locas por jugar.

Se hicieron densas y rotundas,

un chop chop sin cortapisas.

 

Era esa lluvia tupida y refrescante,

como una regadera de los cielos,

preludiando un diluvio en miniatura.

Empapando a mi perro, que gozaba,

de la deliciosa fuente de alegría.

 

Los semáforos se averiaron.

Un tipo ponía una maceta en la acera.

Yo seguía bailando bajo la lluvia,

hasta que un sol de agosto,

como arrepentido, bajó el telón.

 


jueves, 11 de agosto de 2022

Blogueros en jueves

 


Siguiendo la propuesta de Neogéminis, sobre algún blog que nos llame la atención no he sabido elegir. Primero pensé en Julian Trujillo porque me encanta, pero me gustan muchos, por eso en este post querría incluir  a todos, y es imposible. Vaya un intento :-)

Caía la noche en el extrarradio de la ciudad. Como vagabundos que somos, empezamos a llegar bajo el puente de la autovía. Usamos el barril vacío de otras veces, y nos dispusimos a hacer lumbre por calentarnos las manos, y las almas.

Gabiliante y yo habíamos llegado los primeros, yo por estar cansada de caminar, él por haber venido en un artefacto volador de su invención. Pronto llegó Tracycorrecaminos, con su vestido de volantes a la vuelta de la esquina y sus sabores andaluces en las manos. Toro salvaje nos había avisado de que llegaría muy tarde, o no llegaría, porque su Justiniano había devorado, esta vez sí, a la residente nueva, tan bella que estaba para comérsela. La Autodidacta llegaba con su mochila de chistes y sus experiencias de vida, aderezadas con matemáticas. La pinturera llevaba en su carrito maquillajes y consejos de bienestar que había atesorado por la ciudad de las luces. Esperábamos las crónicas de una soñadora, quien traía poemas frescos, como pescados allí mismo, quien apareció con Javier azul y nos deleitaron con un Chante Noir. Como otras noches, descubrimos que a medida que íbamos llegando, había más y más espacio alrededor del bidón reciclado. El fuego ya lucía esplendoroso, dejando una cercanía cálida cuando llegó, en la Hora bruja, Sindel con su borboleta turquesa. La antorcha de Kraus seguía alumbrando la esquina de los tiempos pasados, y bajo su luz, nos explicamos lo que habíamos hecho ese día. Todos hablábamos con el dulce susurro de las palabras, creo que porque temíamos despertar a los fantasmas del cementerio cercano.   Y los que habitaban en nosotros, pobres locos sin carnet. Eran algo más que palabras y nos arrebujábamos, cómplices, yo usando mi fular,  hecho de imágenes increíbles y versos sin dobladillos. Contando bajo la lluvia o bajo las estrellas, en verano, nuestras reuniones sin previo aviso eran esas escapadas de la mente y las rutinas de cada quien. Eran noches de Pensamientos y devaneos poéticos, en las que, como microbrevedades, nos repartíamos, como cartas de barajas, los poemas y las ideas, los abrazos y las admiraciones, sin que jamás hubiera envidia ni malos deseos. Neogéminis fue de las últimas en llegar esa noche. Traía imaginación y dibujos, buen hacer y ganitas de compartir.

Los blogueros que faltan en este texto están mi mente, pero creo que pude explicar cómo nos veo, como errantes sin patria más allá de la escritura.   

Palabras 403.  Pido perdón por no dar cabida a todos los amigos blogueros.


martes, 9 de agosto de 2022

No era Sísifo

 

                                                             Imagen de Rosa Pita

Me sentía cansada, y triste.
Deshojé otra margarita.
Como tantas otras veces.
Creí haber apurado
mi ración de mala suerte
y mis buenos despertares.
Miré mis pies, reventados.
Eché mano a mi bolsillo.
Y ahí, en el fondo mismo
encontré muchas cosillas.
Tres caricias de mi madre.
Un abrazo de mi hermana,
y las manos de mis hijos.
Seguía sintiéndome viva.
Un pañuelo medio sucio,
cansado ya de tristezas.
Diez sonrisas luminosas
abriendo unos porticones,
dejando que el sol entrara
de nuevo hasta mi ventana.
Y un lápiz, bien afilado.
Y así, rodeaba de objetos
sentimientos y recuerdos
reconocí, con sorpresa,
que la vida no se ensañó
conmigo ni con mis sueños.
Que estos pies subirían
más tramos de la escalera

domingo, 7 de agosto de 2022

Reseña preciosa de Rumores de Pleamar

 


Este poemario navega solo, sin gastos de promoción ni campañas al uso. Como un niño que uno cría para que sea libre, y vuele, sobre un mar de espumas y ante gaviotas, albatros, alcatraces y pelícanos.

reseña de un buen lector y amigo Tomo unas palabras de Juan Manuel López Marañón, como muestra de la amable lectura y ponderación de mis poemas.

"La poeta reusense nos regala, en un segundo grupo compuesto por 21 poemas, un completo curso de estética literaria. Cómo logra Maripau expresarse y originar belleza mediante la palabra; sus técnicas y herramientas para conseguirlo, interesa no solo a quienes escriben versos, también al ávido lector en busca de autenticidad creadora. Así es, sin perder de vista su sentido didáctico, mientras fijan un personal canon —que tantos y tantos se esfuerzan por compendiar— estos poemas deleitan a cualquiera.

En la palestra son puestas las dudas y certezas generadas por el acto poético, su precisión e intensidad, sus esfuerzos y desvelos, la sencillez y la necesaria voracidad para asaltar al poema o la no menos necesaria labor de corrección y «reposo» de lo parido, a veces desde la misma desesperación;..."


"El mar, la mar, como se prefiera, es el escenario principal que la autora escoge para su poemario de presentación. El novelista y poeta inglés Gilbert Keith Chesterton avisó: «La poesía es saludable porque flota holgadamente sobre un mar infinito; mientras que la razón, tratando de cruzar este mar, lo hace finito, y el resultado es el agotamiento mental». Lejos de cansarnos, un poemario tan completo como ha resultado ser este Rumores de pleamar de Maripau González nos sumerge en el océano de la gran poesía del que tanto cuesta emerger".

Muchas gracias

viernes, 5 de agosto de 2022

Las sillas sobre las rosas

 

                                              Imagen de Rosa Pita


El descampado,

de las afueras de mi ciudad

acabó cobijando trastos.

Muebles viejos, y varios rotos

Sillas usadas, y algunas desfondadas.

Restos de alicatados, obsoletos.

Pequeños aparatos, muertos.

Maderas y cajones, despintados,

y hasta un sofá como mil pelos negros

de algún perrillo, consentido.

 

Una noche, bajo la luna

unas sillas de desperezaron,

se engalanaron de colores,

charlaron de sus cosas,

y acabaron por unirse, prietas,

formando una colina, multicolor.

El día las pilló así, como escultura

a lo viejo de la vida,

que no debemos arrumabar al olvido,

como un homenaje a la memoria, viva.


Unas semillas de rosas arraigaron

en las antiguas arenas,

pastosas y deslucidas del solar.

La luvia fue destiñendo los colores,

pero ante ese estallido de vida,

las rosas se aprestaron, decididas

a ser el color de la vida, entre la muerte,

a demostrar que nada pasa del todo.

Que lo que una vez hubo, y fue bello,

a veces merece quedar…para siempre


jueves, 4 de agosto de 2022

Un circo, en jueves



Siguiendo la propuesta de Lazos y raíces, sobre el circo, mi aportación es la que sigue


Tras un redoble imponente,

cada noche emergía,

en el espacio redondo iluminado

un músico vestido de payaso

y una funambulista sin red.

Él abajo, y ella en la alta cuerda.

 

Las miradas cómplices se hallaban.

Componían una partitura

limpia y que dejaba sin aliento.

La orquestaba esa sombrilla

de la artista grácil y etérea

como batuta implacable.

 

Llegaban los aplausos.

Seguían otros números.

Se reunían con los payasos,

con el domador entrado en años

y con la antigua mujer barbuda.

Compañerismo en vena, pareciera.

 

Se quitaban los maquillajes.

La equilibrista se desnudaba

y guardaba su peluca rubia.

El violinista la buscaba, cada noche,

en la cama de la caravana

que no fue  tálamo de amor. 


Sin los atrezzos,

él se negaba a mirarla

y ella acababa por irse

con el presentador

del mayor espectáculo del mundo.

Pasen y vean, ya llegó el circo.