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domingo, 28 de marzo de 2021

Un poemario maduro y excelente

 



Seguramente muchos conocéis a Chelo de la Torre. Ha sido un placer leerla en formato de poemario.

Con una presentación cuidada y primorosa, su libro de poemas ÁNGULOS,  es una obra que nos deja una caricia en los sentidos. Rezuma agudeza, reflexión, sensibilidad y viaje interior en cada verso, del derecho y del revés de sus poemas. Prologado con acierto y mimo por Jesús Urceloy

En su devenir geométrico, divide los poemas en ángulos interiores a una circunferencia, y otros exteriores a ella. Considero que esa imagen perfecta de redondez, pudiera ser ella, siendo los ángulos sus circunstancias internas y externas.

En un tercer apartado consigna los poemas que han sido traducidos al árabe, sin duda porque son atemporales y universales, doy fe.

Mantiene un espíritu lúdico y fresco, cómplice diría, con las palabras, como en su poema EN BLANCO: “Las teclas del ordenador están inquietas/ hace días que no las acaricio. / El folio, desafiante, muestra su desnudez. /No están los adjetivos en la cesta de la compra/…”

Se nota su formación en ciencias, su relación con la geometría y las matemáticas, y así, en un poema que me ha encantado, deja clara su mente organizada, sin tropiezos, y con esa vocación por la razón. Se llama CUADRADO, y sus primeros versos dicen así: “Cuatro puntos, cuatro vértices/ dos hijos, dos padres/ un cuadrado, una familia. / Contiguos: se habla. /En diagonal: se grita. / Y en el centro, el tiempo…”. En otro poema, de ángulos exteriores esta vez, titulado TRIÁNGULO sigue jugando: “La vida va pasando/los recuerdos pierden el pulso/y esa sencilla figura/─que tanto dibujé─/ha perdido su norte/se ha hecho cotidiana…”.

En su caso, la formación en ciencias puras, no deja atrás un corazón femenino, luchador, y abierto a la brisa del  ritmo y los versos. Se deja llevar por la vida. Dándola voz.

 

Un poemario maduro, sin concesiones, con una sobriedad que deja margen para el goce natural que le producen las palabras. Más que recomendable, unas lecturas que huyen de las prisas, porque son poemas que te hacen reflexionar, y por instantes, sonreír. Un acercarse a esta escritora, poeta enorme, más que interesante. Para amantes de la poesía, diría que imprescindible.

para adquirirlo



viernes, 26 de marzo de 2021

Gracias, 201 veces gracias



Dos meses de este parto. Como no me había generado expectativa alguna, me parece una maravilla que doscientas  personas hayan confiado en mí. Lo sé por estadistas de Amazon. Se ha descargado muy poco en e-book, y  me parece bien. Adjunto comentarios o reseñas, algunos de blogueros muy queridos, pero quiero pensar que son sinceros.



Paraíso de letras, Ginebra



Crónicas poulardas, Alfred



Autodidacta, Ester


Pasatiempos, Chelo del la Torre



Campivampi, Campirela


GRACIAS, muchas gracias Para adquirirlo, en e-book y papel


jueves, 25 de marzo de 2021

Chismes en jueves



 Siguiendo la iniciativa de Gallisan sobe chismes, mi aportación es la que sigue

¿Te fijaste que Pepa cambió su estado?

Su estado de…

Mujer, de casada a soltera, en Facebook

No puede ser

Lo es, ya ves, la vi anoche mismo acaramelada con ese tipo, sí mujer, ese que era alto, tienes que recordarlo, yo creo que ella era su amantes hace tiempo

─ Uno con barbita, que hablaba raro, ¿ese dices?

Bueno es que creo que era francés.

Pero que fueran amantes no me cuadra, si estaba muy bien con Luis

─ No sería tanto, pero oye, su marido no se llama Luis, me suena José.

─ Sería José Luis entonces

─ Eso sería. Pero qué fuerte,  dejar al marido, que seguro que ha sido ella

─ Pudiera ser, pero con un amante ella, igual él le dio un ultimátum

─ Pudiera ser. Oye, te dejo que ya sale mi nombre en la consulta del gine.

─ Que vaya bien.

─ Igualmente Lola, un abrazo a tu marido Juan y a los niños.

Lola se quedó pensativa, no sabía cómo esa amiga del wasap que justo ahora conocía, sabía algo de Andrée, quien hace años fue su propio amante.  Sin hijos y con un marido llamado Tomás, entendió que ninguna  de las dos conocía a Pepa, más que de nombre. Casi con certeza, pero habían pasado el rato en una sala de espera.

Más relatos jueveros


lunes, 22 de marzo de 2021

Ambarina



Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios le había llevado a R25, un satélite de Júpiter, donde apenas había una estación base, con tres monos, dos humanoides y quince humanos. No parecía un lugar de turismo convencional. Sin Amanda, la última robot de látex, prefería viajar solo a lugares donde encontrar alguna forma de vida que pudiera ofrecerle amor.

La mujer de seis brazos y tres ojos, con aquellos cabellos azules y el zumbido de su voz era la mejor opción en ese momento. Lo malo fue que, al besarla, esa baba ambarina le dejó con un enorme mal sabor de boca

jueves, 18 de marzo de 2021

Tras la puerta, en jueves

 


Siguiendo la propuesta de  Mag, cuentos de Poe, y huyendo de los cuatro propuestos, mi aportación es la que sigue

Me detuve ante una casa extraña. Cuando llevaba dos horas, fisgando por los rincones, lúgubres, y con aroma a humedad, he pensado en el cuento de Poe “La caída de la casa Usher”.

Recordaba el texto, todo él perturbador. El ambiente de la casa que yo miraba era igual. En la última habitación que vi me pareció que había dos hermanos, con una mujer enferma o encamada, y un hombre que me miraba, invitándome a que le acompañara, para no estar solo ante la muerte de ella, inminente. Las telarañas de los rincones, el suelo cubierto por polvo y huellas de botas, y la tenebrosa luz, me provocaba ansiedad, pero más curiosidad, así que acepté. Por la noche dije que me iba, pero él, temiendo un final inminente desde hacía horas, me convenció para seguir allí, sentada en una silla de enea. Por la expresión, el caminar arrastrando los pies, y esa faz blanca por falta de sol, me hizo pensar que enfermos, de hecho, lo estaban los dos. Él temía enterrarla viva. Ya le había pasado dos veces, declaró,  y ahora su pánico le tenía paralizado. 

Madelina, tan pálida y desvanecida, me parecía una actriz estupenda. Su catalepsia, ese planeo de muerte en vida, me afectó hasta a mí cuando sucedió, porque le buscaba el pulso, acercaba mi cara a su boca, y era evidente que estaba muerta, y bien muerta. Miré los títulos de libros de una estantería, imaginando la lectura como entretenimiento para ambos. Ni una sola novela  con esperanza.  Me ofrecí para los trámites de la muerte, pero me pidió dos días más, aunque creyera que lo adecuado eran quince para afirmar que estaba muerta. Esa coincidencia me hizo pensar que me había metido en el cuento.

No, quince días yo no podía estar allí. Y ella volvió, al segundo día, de entre los muertos, tal y como el hermano me había dicho, y que ya había sucedido dos veces antes.

Me puse a reír, no podía parar. Dos días triste, pendiente del loco, de la hermana, de mi vida, que parecía irse difuminando con el paso de las horas me tenían alterada. Me quedé sin batería en el móvil, en un compás de espera absurdo y con un tipo atándole cascabeles en tobillos y cada dedo de las manos y los pies.  Le dije que me iba, creo que al tercer día de haber entrado. Llegué al pasillo, dejando atrás el aseo, único lugar que conocí durante mi estancia en esa casa de locos. Se me tiró encima, me pegaba puñetazos, quería retenerme a toda costa. Suerte tuve de acertar a coger una barra de cortina que se apoyaba en el marco de una puerta. Le golpeé, con una fuerza que no supe de dónde saqué. Su sangre brotaba lenta desde la cabeza, produciendo un charco rojo creciente. Tomé su pulso, dudando si llamar al policía o a una ambulancia.

Un sonido de cascabeles, leve pero incuestionable, me sacó del ensimismamiento. Madelina,- me dije. Entré armada con la barra y fui contando. Cuatro, cinco, seis…

Mi abogado dice que alegar locura transitoria será atenuante. No sé cómo pretende que sea yo quien pase por loca.

Palabras 575, casi el doble de lo que quería

lunes, 15 de marzo de 2021

Locura



Sus deseos de comprarlo todo en Marte se hicieron realidad. El viaje por el viejo Oeste, esa América profunda, recorriendo parajes difícilmente imaginables, había sido una especie de peregrinaje por un impulso. Para encontrarse a sí mismo, se había dicho. De nada sirvieron los consejos de que fuera muy bien preparado, porque el desierto, que pareciera marciano, era inclemente.

Tras caminar dos días, alucinando por la insolación, sin saliva en la boca ni señal de cobertura en el teléfono, el autoservicio con gasolinera, Marte, fue su oasis. Podría comprar de todo, salvo la cordura, ya perdida del todo


domingo, 14 de marzo de 2021

Reseña de una bloguera

 


Un ramillete de relatos, poemas y reflexiones de enorme lucidez. Sus relatos, algunos   con moraleja, están bien escritos, con un lenguaje sencillo, sin alegorías ni concesiones a la belleza narrativa, sino más bien al mensaje en sí. El primero, que abre el libro, está marcado por un miedo en aumento, de quien, como no puede ser de otra manera, es el gemelo sano, un tipo super ordenado, rígidamente marcado en sus horarios, normas y costumbres. El final hay que leerlo, por supuesto. El último, sin duda, sobre la propia madre de la autora, aquejada de Alzhéimer, es un canto al amor en vida, a seguir amando por encima de que te reconozcan, porque uno sí sabe que esa persona es la madre, o el padre. Enternece, llega, nos hace sentir la impotencia y el verdadero empeño en acompañar a quien nos dio la vida. 



Diseña protagonistas potentes, como un viejo, en una noche de Halloween, formidablemente urdido. Pero hay que leerlos, para entrar en esa mente gallega tan arraigada y apegadas a sus paisajes. Los poemas son intimistas, pero universales.  No deja que los sentimientos se desboquen, manteniendo un autocontrol férreo. También las reflexiones están dotadas de un sentido común más que notable, aportando una lectura que nos provoca hacer introspección. Resumiendo, recomendable, ameno y sin dificultad alguna de lectura.

Su blog es que sigue Rhodea Blason

sábado, 13 de marzo de 2021

Un cumple diferente

 


Muchas gracias María, por tu tiempo en hacer este montaje tan delicado. Hay sido un gusto que este año algunos blogueros hayan podido felicitarme, o por este medio del blog o por Facebook.  Por supuesto, mi familia cercana ha acudido a desearme un bonito día.



Hasta mis hijos han estado por la labor :-) Encuentros físicos los justos habrá este año, como ya fue el pasado. Pero habrá momentos de abrazos, no me cabe duda. Pronto podremos volver a estar en grupos numerosos. Me jubilo, tras cuarenta años de dedicación a mi trabajo. Y escribiré más, viajaré lo que me permita la economía y las pandemias, y en definitiva, pondré decir que he cumplido con la sociedad, así que ahora, me dispongo a disfrutar, sin más.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Fantástica fantasía, en jueves

 


Siguiendo la convocatoria de Neogéminis sobre el mundo de la fantasía, mi aportación es al que sigue

Cuando Pablo consiguió colarse por la gatera del viejo pajar, poco podía pensar en el universo que se abriría. Entró con Luis, su amigo invisible, adoptado hacia poco. Juntos se refugiaban donde, entre el polvo y los aperos aparcados para siempre, se montaban en una nave. Los mandos los fueron improvisando hasta tener un vehículo maravilloso, reluciente y cómodo. Iban a una galaxia lejana, donde los habitantes eran bajitos, como ellos, y jugaban a perseguirse y contarse cuentos, y donde se comunicaban sin palabras. Cuando los convencían de venir con ellos a la Tierra, el pajar les ofrecía mil escondites y el tiempo volaba.

Los gritos con el nombre del peque les traían la realidad, donde ambos amigos seguían hablando de sus cosas. Pablo discutía con Luis a menudo por su mal perder. Al ser hijo póstumo, el peque, poco vigilado por una madre llorosa y unos hermanos mayores, tenía su propio mundo. La figura del padre la suplían otros hombres de la familia, y una abuela difunta les leía cuentos por las noches. Cuando se cayó un día, Luis no pudo avisar a nadie, así que le encontraron con una pierna rota y sangrando por la oreja, determinando su ingreso en el hospital comarcal. 

La psicóloga afirmaba que el peque sabía que Luis era fruto de su imaginación. Les aconsejaba dejar el pajar sin acceso para el niño. Pero sobre todo, les apremiaba a vigilarle más, y a que no se sintiera tan solo, porque había sido la soledad lo que provocó al amigo invisible.

Ya de regreso a casa no volvieron a escucharle hablar con Luis. Pablo había adoptado el idioma de la telepatía, como los amigos extraterrestres, quienes ahora se reunían con los dos amigos en el armario ropero enorme de la habitación de la abuela, quien, desde el otro más allá, gozaba de ver a Pablo tan lleno de vida. Cuando le acariciaba la cabeza, y le besaba, cada noche, le enviaba unos sueños fantásticos, y rogaba porque no le quitaran jamás las ganas de soñar.

Palabras 341

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martes, 9 de marzo de 2021

Vocación



La mejor manera de canalizar mi vocación fue a través de aquel accidente. En una carretea sin tráfico, y de noche, lesioné a un tipo por saltarme un stop, y ahí mi vida se fue a pique. Diez años aprendiendo de cárceles y procesos judiciales, de indemnizaciones y de caraduras. Aunque cuando un sicario fue mi compañero de celda, aprendí mucho más.

Al salir del talego tuve que rehacer mi vida, y asumí lo útil que hubiera sido darme a la fuga aquella noche, habiendo rematado al tipo. Ahora me anuncio como recaudador de deudas. Mis tarifas son moderadas, pero me permiten vivir decentemente.

domingo, 7 de marzo de 2021

Una novela rompedora, más que recomendable

 


Si en la primera lectura, de dos pillastres, almas de cántaro en realidad, me atrapó la configuración de esas personalidades, sus vidas, sus apegos y sus enormes deficiencias, en esta relectura me he deleitado con los personajes segundarios, tantos y tan bien trazados que descubro joyas diminutas que brillan entre la adjetivación magistral y esmerada de las situaciones. Cuando un probable padre, John Lennon, es asesinado, tras la trama rocambolesca previa de intentar encontrarle, me parece de una ternura enorme que Artur acepte que si hubieran hecho el viaje a Londres, no le habrían encontrado tampoco. Recién fabricado el anhelo, al encontrar postales y cartas dirigidas a su madre, viendo cómo el castillo de naipes se derrumba en un instante, uno se plantea cuántos deseos no se gestan para ser descartados cercanos a ser alcanzados. Su homosexualidad, tal vez descubierta en su paso por la cárcel, nos ofrece la sensibilidad más humana que puede tener hasta el peor de los delincuentes. 

Todos quienes aparecen en la novela tienen una historia que va latiendo, como burbujitas de humanidad, entre aguas pestilentes, con un fondo de olor a repollo y soledad del extrarradio.  Eso sí, combinados con fetidez a colonia cara y trajes de corte en las pocas rachas buenas. Honradamente creo que casi todos merecen una novela de sus propias vidas. Animaría a Manu a seguir esos pasos, del pasado y hacia el futuro, de varios de sus coprotagonistas, que, siendo secundarios, son realmente potentes y tienen mil historias que contar.

La pintura paisajística, que no pinceladas, de una Barcelona de los ochenta, es un paraíso perdido de lugares, aromas, estilos, calles y rincones que ya quisieran para sí algunos GPS de la memoria. Me han enternecido muchos parajes, mínimos puntos de un recorrido de la apasionante historia de Artur y Asís. Tantos, que no sabré definirlos, pero entre ellos brilla la prostituta rusa con su libro de cabecera, Los hermanos Karamazov,  cuya lectura subyuga a Asís, o ese conserje de mueblé, que lee a Vicente Aleixandre. Son instantes que florecen como los buenos destilados, entre apreciaciones y apuntes de un espectador del presente recorriendo el pasado de una ciudad, que, de manera tangencial, conocí. Seguro que los paisajes de Bilbao están igualmente definidos, no me cabe duda.

Es una narrativa de un preciosismo que engancha, porque no deja atrás la dureza de las cárceles, o el salvaje atractivo de los bajos fondos, ni la epidemia de las drogas, o la adrenalina de los asaltos a mano amada. Tampoco esquiva las huidas más histriónicas, o el SIDA. Ni los ambientes gais, o el juego recién legalizado, y es que son dos décadas de encuentros y descuentos, amores y odios, venganzas viscerales, coletazos de un GRAPO desnortado, rencores enconados y un deseo desalmado de vivir la vida a como dé  lugar. 

Es una maraña multicolor de hilos enredados, que, manteniendo su tono cada uno, conforman una bola informe de pasiones y violencia, en una España que salía de una época oscura, manteniendo los prejuicios y los miedos. Algunos hijos de la miseria, listos a su manera, soñaron a lo grande, y, unos pocos consiguieron salir del gris marengo de su realidad.  El precio sólo ellos lo saben.

Como curiosidad, hay otra leyenda, la de orinarse en las manos, que comparte objetivo con el título del libro.   

Para adquirirlo, les paso  Este link 

 

 

jueves, 4 de marzo de 2021

Un boda atípica, en jueves

 


Siguiendo la iniciativa Molí del Caneyer, sobre Bodas atípicas, mi aportación es la siguiente.


Los que sabíamos de su amor, pasional donde los haya, ya imaginábamos que su boda sería diferente, extremada, con garra. Y vaya si así fue.

Pablo apareció en aquella ermita perdida en Collserola con demasiada antelación, y yo, su amigo Sebastián, había estado rellenando una petaca, en parte por serenarle, y en parte porque temía que la novia no apareciera y también que apareciera, porque me abducía su cuerpo. Los nervios por los invitados perdidos por caminos de tierra también influyeron, estoy seguro. No existía el GPS, ni los wasaps, ni más teléfonos móviles que unos que eran como maletas pequeñas, que apenas se usaban. Fue un milagro que acabaran llegando todos los invitados, una treintena, con cuentagotas, eso sí. El oficiante, muy campechano, aceptó que allí nadie fuera creyente, y que la pareja ya tuvieran un hijo. Cuando apareció Inés, con minifalda de un rojo pasión, con escote imperio, y unos guantes negros largos de seda, a juego con pequeños detalles, todos nos quedamos asombrados. Lo había avisado, pero nadie la había creído. Allí estaba ella, del brazo de su padre, entrando a la ermita, que olía a flores hasta el hartazgo. Ese olor dulzón invadiendo el interior católico, fue como la antesala de lo que pasó, visto desde el presente.

La nena parecía una muñequita, de un blanco inmaculado, portando las arras y los anillos, una monada. El matrimonio eclesiástico finalizó y nos teníamos que reunir en un restaurante de la misma zona. Yo me perdí dos veces, así que alguna cosilla se me pasó por alto. Cuando llegué, Inés había desaparecido. Pablo estaba borracho, del brazo de su madre, llorando ambos. Dijeron que el fotógrafo no conseguía que sonrieran en ninguna foto, y que el vestido estaba sudado, y que parece que ella pidió cambiarse para seguir la sesión de fotos, y que ya no apareció. 

No supimos de ella, al menos yo, en veinte años. Según dijeron, se fugó la misma tarde con uno de los músicos que tenía que tocar en su boda, y habían vivido al sur de Francia. Ahora, con veinte quilos más y dos décadas encima de sobra, de la pasión que transpiraba esa mujer, no encuentro ni una pizca, pero no dejo de recordar las noches de plenilunio ante, y en, su cráter de fuego, rendida a su pasión descontrolada. He tomado un café con ella, y sin querer me he mirado en sus ojos, que siguen llamando a la locura, como antaño, aunque por una vez, no la seguiré. No por falta de ganas, sino por falta de valor.


Palabras: 417, pelín largo. 

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