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domingo, 30 de noviembre de 2014

Paseando la rambla pensando en ti.



En un vuelo sin escalas, sin límites de fonemas ni visado, la mañana desveló a la madrugada. Sonando entre truenos una de lluvia redentora, olía a comida de fogones de carbón de encina. El mejor aroma para desayunar en la ciudad. 
Y me puse a pesar en ti .. y en ti...y en ti.

Desconectando los móviles inmóviles, y sin piloto automático ni brújula, dejé que mis filias y mis fobias se tomaran vacaciones. Recordé esos cafés tan bien charlados, mientras explicabas tus sombras de pasado, y esos grises a caballo con sus porras. Y esa regresión de hoy, en los diarios..una patada a la libertad ya se me antoja. Como los besos prohibidos, como las palabras proscritas, como  ese negar la verdad de un pasado conocido.  
Y pienso en ti...y en ti...y en ti

La historia me parece una ringlera de latidos en las Ramblas. Si la muerte se instala en los anaqueles, por censuras, los libros se suicidan. Las páginas se hinchan de abortadas lecturas, de sensaciones no vividas y de fantasmagóricas presencias entre ausencias. Aprieto el libro de mi bolso,  antes prohibido, mientras pienso en ti..y en ti...y en ti.

El silencio atronador de mil esquinas, de algunos edificios, de demasiadas piedras, de varios restos arqueológicos de los mejores diseños, guardan silencio. Ante las colas de intrépidos turistas. Ávidos sí, por plasmar todo aún bajo el paraguas de una luz otoñal. Lo que ignoran es que las piedras laten, y nos hablan, llenando el aire,  pero con su propio lenguaje. 

Y sigo pensando en ti,...y en ti...y en ti...y en vuestro coraje.

viernes, 28 de noviembre de 2014

El orador

Imagen de Google

Las palabras habían ido cayendo, primero de poco en poco hacia mi mente, hasta llegar a ser una cascada de la que no podíamos bajar. Al menos yo, creí al principio, que era porque el tema me interesaba. Pero luego he observado por el rabillo del ojo, cómo la personas cercanas a mi butaca también iban mirando sin poder perder pistonada. Siguiendo todos  la deriva de esas frases que nos llevaban a un clímax de conceptos de la oratoria. Con esa expresividad, que iba en aumento. Con respiraciones cada vez más superficiales, y mirando esas manos, que al final dibujaban, con un previo movimiento parecido al punto del despegue, que estábamos pendientes de descubrir la verdad de todas las verdades. Se abría a nuestros ojos  la madre de la verdad absoluta cuanto menos.

Tras su -Gracias-,  que nos ha llegado cuando  estábamos medio encogidos, y sin aliento en las butacas, hemos salido a un hall luminoso y amplio, donde nos esperaban unas mesas con manteles blancos,  y unas bandejas con pastelería sobre ellas, así como termos de café y de leche, en un silencio extraño.

He visto defender hipótesis de manera apasionada, pero lo de esta mañana ha sido una navegación a la obsesión, al más puro estilo de la enajenación. 

En el coffe-break me temo que nada recordamos ya de ese conferenciante. El nombre a duras penas y el tema,  y poco más, porque nos descubro, preocupados, dándonos disimulados codazos, por llenar esas tazas de loza blanca, de un café más que aguado.

Intentando que no se derrame el contenido, ni la cucharilla que tintinea amenazante, entre la marea de congresistas que hemos asistido, mal desayunados, a la clase magistral de un genio de la oratoria, acabo viendo al conferenciante hablando. Con una organizadora de la Jornada, sin un congresista que llevarse a la boca, de los debates.

Un discurso famoso, llevado a las pantallas, en la película "El discurso del Rey", Oscar a la mejor película y al mejor actor de 2010
Tomada de Internet


sábado, 22 de noviembre de 2014

Tócala otra vez


Había empezado tocando con una banqueta normal, en cuanto a medida, forma y altura. El tiempo fue pasando sin prisas, y ese amor por la música le había ido llevando, como una barca sin remos, hacia odiseas de sensaciones.

Habiendo usado diferentes taburetes, sillas y apoyos, le vimos juntos en un vídeo, por Internet. Envejecido, pero ágil en sus manos de raíces por seguir profundizando, pero intensamente vivo. 

¿Por qué esa silla tan bajita?- pregunté mientras doblaba la servilleta.
Para no subirse encima del piano, imagino- contestaste. 


Me pareció un acto amoroso, donde su cuerpo se adapta a los contornos de la pareja, en una búsqueda de complementar un deseo de complicidad mutuo. Un acoplamiento de un hombre a un piano, en un alarde de musculatura y equilibrio para ser uno con él. Digo yo que será una manera de vivir una música que resuena de dentro hacia afuera, que no parece fácil de digerir.


Tal vez, en algunos intérpretes , o se permitan que suene al compás de la cadencia de brazos y piernas, o esa música quedaría carcomida entre los pliegues de la memoria, Atascando las arterias de los amores sin condiciones.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Gata herida, perdida en la red

La imagen que me ha llegado desde Google, Por mail y sin remitente

Alguien ha buscado un gato que simbolizase las siete vidas de este felino. Ahora, de hecho, tengo en mi casa a un adolescente felino, que con esa curiosidad y exceso de energías, me ha enseñado que  les gusta jugar a Indiana Jones esquivando portazos del viento, buscando en lúgubres cajones unos tesoros perdidos, y además, inexistentes , y que me sigue enseñando a diario sobre esa necesidad de limarse las uñas que tienen. Porque no será afilarlas, digo yo!

Una experiencia que encuentro que será inolvidable. Porque marca ya, y desde hace unos meses, un antes y un después en mi vida con mascotas.

Como escribí en su momento, en mi correo apareció un relato a golpe de mensajes de texto. Es este. Relato perdido a trompicones, Junio 2014

Pues bien, quien fuera que me explicaba una historia sobre la maldad a través de un gato que tomaba el sol, esta noche ha vuelto contactar conmigo, por el mismo sistema. Sí, a golpe de envío de dos mensajes.

En la cabecera de este post está la imagen que me ha mandado. Es un gato, que ha resultado ser gata. Es una foto a la que acompañaba un texto muy pequeño que textualmente dice: De las siete vidas, ¿a ti cuántas te faltan?.

Por la herramienta de búsqueda de Google sobre el origen de la imagen, ahora sé que hay un parque en Cali, donde quince gatas, de diversos autores, “rondan” como novias a un gato inmenso, de  bronce, con 3.5 metros de altura y un peso de tres toneladas, que se inauguró en el 96. Su autoría es el escultor Hernando Tejada, y hace poco se ha hecho un concurso sobre la mejor carta de enamorada gatuna, y también respecto a esculturas de “novias” para este felino.


Les dejo el enlace sobre ese singular lugar, y mi duda, nuevamente.El gato de Tejada 

¿Quién quiere decirme algo y qué quiere decirme un internauta…colombiano tal vez?

lunes, 17 de noviembre de 2014

Una frase renacida

Violinista, escultura de dam Nogales. Tomada de Google

Como podía pasar, he estado leyendo. Acá y allá, como comen los pajarillos, es decir…picoteando. Es un vicio que Internet me viene a mano, y yo, que no sacio mi curiosidad casi nunca, me dejo llevar por los caminos que se van abriendo en cada clic de mi ratón inalámbrico. Luego le dejo anidar en algo que me atrae y me dejo abducir, no teman.

Cómo he recordado frases de Einstein, es fácil de adivinar, porque no hace falta bola de cristal, ni máster de adivinación online. Lo que pasa. Que una imagen produce un recuerdo de algo escuchado, o leído, o sentido. En este caso ha sido la imagen de un violinista. Una escultura es lo que me ha llamado la atención. Es de bronce, y no sé por qué me ha llevado a una imagen de Einstein, de cuando cumplía cincuenta años. Mientras tocaba ese instrumento.

La frase de la siguiente guerra mundial, o esa tan en uso por los tiempos que vivimos, respecto a los límites de la estupidez humana, por supuesto que han acudido a mi mente. Pero, lo que son las cosas, me quedo con una que tiene que ver con la voluntad, como él decía también cual inmensa fuerza. Pero la voluntad concreta de amar. De dar. De darse. Sólo entendible a partir de una cierta edad.

La Madre de Calcuta decía, con su manera religiosa de entender la vida, que “Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”. Yo, con menos sentido de la inmortalidad que ella, me quedo con la que he elegido de Albert Einstein y que hoy, en este instante, me llama, porque la siento mía “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”.

Albert Einstein, con su violín, cuando cumplía cincuenta años 


No implica que algo te regresará de lo que ofreces. Porque no está en los planes que nada recojas a cambio. Porque si es así, no es lo que yo interpreto de la frase. Es simplemente darse porque sí, porque nos enriquece el hacerlo, desde las entrañas. Sin motivo exacto. Sin la ley de sentirse obligado por nada. El impulso de ofrecer amor para que algo de esa fuerza  llegue y florezca en el corazón del otro, para que, tanto si  llegas a verlo florecer como si no es así,  el darte te haga sentir feliz.

Poco hubiera pensado Albert, que tantas décadas después, una mujer pensaría en  la profundidad de esa frase suya, y cómo había disfrutado pensando en el uso que él hubiera dado a esta herramienta de Internet. :-)

domingo, 16 de noviembre de 2014

Amapolas en conserva

Campo de amapolas Van Gogh

Me ensimismaba por los campos de trigo, o cebada, o lo que quieran ser esas plantas gramíneas que inundaban los recodos de la carretera escarpada. Esa que nos llevaba a la casa de campo que alquilábamos en el verano.

Como siempre, me quedaba prendada de las amapolas que salpicaban la mirada. Me quedaba absorta con su levedad. Su color sangrante. Su esperanza. Con esos, sus estambres negros, entre los iluminados pétalos. Su alegría.

Florero con margaritas y amapolas, presto para subastarse, de Van Gogh

Luego, con el pan bajo el brazo me empeñaba en reseguir las sílabas de los botes de la alacena de estantes de madera, con esa cenefa de tela de cuadros azules y blancos. Con mi dedo iba leyendo, desde el Arroz hasta la Valeriana, sobre las letras góticas casi despintadas por esas décadas de uso cotidiano.
Cuando llegábamos a esa planta tranquilizante, los dedos de ambos se habían tocado. Porque tras de mí, acompañabas mis manos, para, casi a diario,  seguir luego los caminos de la piel por recorrer sin prisas. Justo antes de tomar esa infusión de té que olía a naranja en tu boca, y a canela en la mía. 

¿Dónde quedó mi afán por mirar sin cortar jamás una amapola?.Dónde duerme tu sonrisa cuando te explicaba que Van Gogh captaba lo que yo sentía?

¿Dónde reposa ese acabar enroscados bajo la mesa de la cocina, entre dos gallinas?...¿recuerdas?, esas que jamás sabremos cómo entraban, por ver cómo la vida estaba más allá del gallo que cantaba, peripuesto, la puesta en escena de las mañanas.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Dulces para nuestras bocas.

Óleo de De Ralph Goings. Hiperrealismo dulce. De Google

Tu superrealismo,
me lleva a sentir 
el aroma de la fruta, 
escarchada. 

Dulce anhelo. 

Como mis ansias en adobo, 
de azúcar glasé  
y confitura de arrobo, 
ante tu boca. 

Mi boca callada y pensativa. 

Tu palabra húmeda..
golosa, 
de encendida promesa, 
dulce y esponjosa

Mi boca anhelante espera... 
feliz 
gozosa.

martes, 11 de noviembre de 2014

Soñando en la ciénaga

Óleo de Z. Beksinski. Tomado de Google

En un vano intento
de poner cordura a lo intangible, 
su mente se había emponzoñando,
lentamente, en una densa niebla. 

Su memoria construyó
la inmensa ciénaga. 
Sin mapas o referencias. 

Incapaz ya de ubicar 
a ese fantasma flotante, 
en su amasijo de recuerdos, 
ella surgió, alada y luminosa.

  
                               

lunes, 10 de noviembre de 2014

La cautela en el arte.



He mirado unas telas de un pintor hiperrealista, el estadounidense Steve Mills. Quien, en complicidad con la técnica del óleo, produce unos cuadros que nos propone una realidad más sugerente a la que conocemos.

No sé si más atractiva a nuestra mirada. Tal vez sí, porque con el bombardeo de imputs que recibimos a diario, y la fugacidad de las noticias, los objetos que nos rodean tal vez se nos escapan. 

Me sorprende esta tendencia que parece ser la culminación de la voluntad férrea en no plasmar nada de su propia identidad, sino, en todo caso,  de los objetos que pinta con una técnica perfecta. Pueden parecer catálogos de objetos, o de paisajes en otros casos...y me hace pensar qué se quiere expresar, si es que quiere expresar algo.






   

domingo, 9 de noviembre de 2014

Un cuadro en la mañana

De Modesto Trigo. Óleo de 130 x 90 cm , creo recordar.


Me pareció una instantánea de la vida. Me sugiere esa foto disparada que nos deja, como una mariposa enganchada a un tablero de corcho, una figura. Ahora exánime, sin alma, aunque, de alguna manera, viva. Nos alerta de la efímera mirada de la vida en nuestros ojos. Aparecen las novedades en cartera, que están programadas para un gozoso estreno. Lucen relucientes,  jóvenes, de abrir los ojos y devorar lo que nos llega, pero no ocultan las  oquedades del deterioro, de las luchas perdidas. De los olvidos, de los verdugones del tiempo, de los quehaceres vividos, de los insectos hambrientos.

Esa textura del lienzo, que asoma en una exquisitez del trazo, nos alienta a sentir el paso del tiempo. Nos relata la imposibilidad de atrapar, de un sólo disparo de diafragma, la vida, que tan gustosa respiramos, pero que nos lleva, sin remisión, hacia la postrera nada. 

sábado, 8 de noviembre de 2014

Dos pájaros de un tiro

Imagen de Internet


Saltemos a la yugular de los sueños
Escribamos sobre la vida y la muerte.
Riamos mirando cómo se tejen los lazos.
Ricemos en rizo de los caracolillos del pelo.
Aplaudamos a las sirenas que nos cantan desde las orillas.
Toquemos las manos de quienes están cerca, mirándoles.

Me van a permitir que aquí, en este rincón de ir en zapatillas, me atreva a loar a dos poetas. Ambos canta autores, ambos con una voz de no desear a un buen amigo. Ambos grandes cantantes, con quienes yo me he criado. No porque les conozca desde la juventud, sino que he vivido, y vivo inmersa en letras que ellos ya escribieron , recuerdos que yo viví escuchándoles, o simplemente porque son poetas que viven como uno quisiera vivir..palmando mientras palmeamos.

Es cierto que se acerca celebrar las 19 días y quinientas noches de Joaquín Sabina, pero no me digan que esos cincuenta años de Serrat no es toda una vida!. En Febrero hará esos cincuenta años que cumple Serrat sobre los escenarios. Arropado, en un CD con 40 temas, por 31 amigos, en tantos duetos con cada uno de ellos. Ninguno de sus amigos se quiso perder estar a su vera para un cumple glorioso.

Dos pájaros que vuelan y a los que quiero mucho. De Internet

Joan Manuel Serrat es irrepetible. Es mágico y entrañable. Es normal, siente y padece...y puede componer alegrías sintiéndose morir, y morirse componiendo cuando está feliz como una perdiz.

He encontrado en el periódico El País, “Serrat, 50 años de música”. Recomendable, y que permite escuchar las canciones elegidas por él para este evento. Con Sabina canta el dueto del tema “Me gusta todo de ti“. Se pone a la venta el día 11, y ya veo que unos grandes almacenes lo publicitan ya.

Una antología desordenada Ya ven cómo titula ese cumpleaños. En Barcelona actuará Sabina los días 22 y 23 de Diciembre, y ojalá pueda ir. Entretanto disfrutaré del nano.

Les dejo un tema que canta con Alejandro Sanz, ese Romance para un palmero que moría palmando mientras palmeaba...esperando a la niña que echaba de menos con su " ay mi amor, sin ti no entiendo el despertar...  


...Se acabó el jaleo
y el racionamiento

le llenó el bolsillo

y montó este invento,

en donde “El Palmo”...


Te busqué en un poema



Salí a buscarte.
Entre las lianas
que te amarran al árbol.

Entre las raíces
que te atrapan
al sueño de la tierra firme.

Entre las ramas
que embaucan a los insectos,
y entre el sonido de las hojas.

Ellas mecían tu canto,
Ayer cargado de flores,
y hoy ahíto de ausencias.

Entre los cien mil colores
de los ocres de este otoño...
no pude reencontrarte.

Desistí...
por encontrarte
en oquedades...
al desistir de buscarte.




.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Nana de luna y paz

Imagen de Internet

Reposo lunar,
caricia plena.
Mece tus sueños
la luna llena.

Deja que huyan
todas las penas.
durmiendo al aire
de esa melena.

Los brazos fríos
se vuelven fuego
cuando la luna duerme
ante el espejo.

La luna duerme
tejiendo sueños
que coronan de magia
del universo.

Crecía la luna,
acunando nanas,
de luz y hermosuras,
que guardaban besos,
...por sabrosuras.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Edificio singular bajo la luna

Tarta de chocolate. De Google

He regresado a un edificio peculiar. A tiempo para el pastel sin velitas que soplar, pero sí para que el chocolate se derrita en el paladar, con la dulce sensación de soñar despierto.

Ahora lo habitan inquilinos nuevos, pero sigue Carlos, el portero, con un perro labrador, vigilando el hall de entrada. Con la misma estatua blanca, de nieve por estrenar, ante la que sigue pasando, cada noche, la mujer de luz lunar.

Cuando la dama de caracolas ,cierra tras de sí la puerta principal, los interruptores siguen en apnea, esperando que irradie, en su subida hacia el ático, esa luminiscencia de arrope. Dulce como el arroz con leche, y suave, como la piel de un melocotón en flor.

Sube hasta la primera planta, donde tras las puertas velan los sueños, todavía, el músico dragón de las ocarinas en la noche, y el mismo abogado incisivo de los pobres y las locuras. Asciende hasta la segunda planta luego, con pasos leves, donde pernoctan los sueños de un futuro más noble, y las mandarinas que huelen a primavera y albahaca.

En el tercer piso permanece, aunque con cambios en su vestuario, la mujer de azul y risas. La que se interesa por los moradores de esta Rue del Percebe. También sigue el peluche, la mujer de pétreas convicciones... y algunos nuevos moradores.

Cuando llega a su puerta, el olor a hierbabuena impregna de vida la escalera, y la mujer sonríe, sabiéndose  a salvo de la noche y del hielo de la ciudad de los asfaltos. A resguardo de presentes y futuros sobresaltos.

En su piso, el amor de los suyos la envuelve bajo las estrellas y la luna. Permitiendo que se deje mimar por los ojos de luz de un satélite que emana poesía, para renacer de nuevo, al día siguiente, con nuevos sueños por desenvolver en cada desayuno.


sábado, 1 de noviembre de 2014

Los zombies no existen

Camposanto de Jalisco. Tomado de Internet

La tradición de ir a los cementerios no me ha gustado nunca. No entiendo que se fije una fecha para algunas cosas. No me gusta el catorce de febrero para decir “te quiero”, por ejemplo. Así que entiendo poco y mal eso de asistir a limpiar una tumba, renovar flores, o recordar el amor hacia  los que nos faltan a fecha fija.

He tomado el bus, que hoy funciona todo el día para llevar a los ciudadanos al cementerio de la ciudad. En él había bastantes mujeres entradas en años, con ramos de flores, y utensilios de limpieza. Mi intención era hacer lo que he hecho. Pasear por los alrededores.

Al final he entrado y en la zona más antigua, como ya imaginé, había muy poca gente. En un banco, una señora leía una revista del corazón, lo que me ha llamado la atención. Me he sentado a su lado.

Tal y como ella me había informado, a las nueve horas en punto se ha abierto la losa de una tumba. La de su marido. 

De ella ha salido un señor de no más de cuarenta años, que no era capaz de mirar a nada ni a nadie, tal como me habían avisado. No estaba descompuesto. Vestía traje oscuro y su pelo estaba bien peinado. Llevaba un reloj de bolsillo, bien colocado, con leontina dorada.

Nos hemos quedado mirando. Ella muy tranquila, y yo muerta de miedo, cómo,  con una piedra, añadía a la palabra “esposa” la de ADÚLTERA, así, en letras mayúsculas. Con su acento y todo. Se ha regresado luego, como si tal cosa, a la oscuridad parcial de su féretro, imagino que entreabierto, y ha quedado la losa a medias.

La señora, hoy con mi ayuda, ha colocado la losa, y ha borrado con una toallita húmeda la palabra delatora. Luego la he visto marchar, murmurando…”sería un santo, pero que se pudra en el infierno”. No puedo afirmar la exactitud, pero juraría que era esa la frase que dijo.

He apuntado el nombre que figura en la lápida, y he buscado en la hemeroteca hasta donde he podido. Todo encaja. La señora, Herminia de la Cruz y Fuengirola, debe ser aquella mujer que ya viuda se casó pronto, y cuyo segundo marido murió de un infarto en el cementerio el Día de todos los Santos. Mientras adecentaban, juntos, la tumba del primer marido, suizo y anestesista, y el mejor amigo y colega del segundo.

Es viuda por segunda vez desde hace treinta y nueve años. Por si les sirve de algo, les diré que no creo en fantasmas, como tampoco Herminia, y que ésta se ve sensacional para la edad que tiene.

Eso sí, se abstiene de acercarse a la tumba de su segundo marido, el amor de su vida, según me dijo, con el “Hola” en la mano, mientras conversábamos mirando el reloj. Suizo en su caso.