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domingo, 28 de abril de 2019

Encadenado 13

De Google
Como siempre, A es Alfred y P una servidora. Hoy, día de elecciones, que la seriedad de nuestro acto de votar tengan un contrapunto en estos textos encadenados, tan oníricos y tan intrascendentes
 
P. El calor iba alimentando las floraciones, depositando astenia en las pantorrillas, pañuelos en los estornudos, y una rebelión sobre los instintos. Las nubes, juguetonas, empezando a retozar por el cielo, sin dar pistas de cuándo descargarían. Sus risas deshojando los pétalos...


APétalos, que las mariposas se encargaban de hacer volar, por un cielo invadido de polen, que los estornudos de las abejas repartían por un paisaje, en el que los pies descalzos marcaban un camino, hacia ninguna parte, muy concurrido, pese que unas buenas ruedas se agradecen.



PCuando aterrizaron las primeras gotas, rotundas, entre ese viento oliendo a tierra mojada, se despeinaron sus pensamientos, recordando que la primavera llamaba a la puerta. Con precisión suiza, la estación de las flores volvía a abrir, a flor de piel, las mejores emociones. :-)



A.  Emociones sentidas, cuerpos abiertos cual flores ofreciendo el elixir de la vida, gotas de lluvia testigos de un polvoriento camino bautizado para un tránsito nuevo.



PCon esos ratos de luz y esos eclipses de mar. Instantes de sal y eternidades de agua. Esos momentos dulces, para compensar los minutos de oscuridad y obsidiana. Los días amargos y sin rumbo con sus segundos negros y las horas vacías. Volando al fin.






ASalir del abismo, de las tinieblas, de la angustia, de unos días cortos, sin esperanza ni ilusión, a un amanecer luminoso, el eclipse da paso a un sol más resplandeciente. El optimismo de iniciar un nuevo ciclo, impulsa a las almas al baile sin fin.



PLos idus de Marzo se llevaron a Eva por donde había llegado: esa carretera secundaria de un valle perdido en Ourense, iniciando la afición de coleccionar piropos. Atrajo a la luna a su rincón encantado del cuarto de arriba, cerrando sus ojos, con seda de ultramar de infancia.



A. Contra la fuerza del destino, imponiéndose a través de las sombras que permiten acercarse hasta donde no se puede contar, con juegos malabares en los que las palabras cogen nuevos significados que solo el corazón entiende. Con ojos que no ven lo que no se siente.



P. .Los sabores, las risas, los platos de autor sin estrellas y los postres primorosos me adentran en la luz. Pasear de manos, caricias del inconsciente...y escucho el estupor, que siento alegre, en su lamer de mis entrañas. Nace y crece la incertidumbre de ser sólo pura materia. :-)



APerdidos en el espacio intangible de los sueños, dándonos la mano, para no perdernos entre nuestras propias palabras, apuramos con incertidumbre pero ilusionados, lo que el destino nos depare, sin cordura mediante.



PEl desayuno de amor invernal, entre cremas de vegetales, nos lleva a apagar el fuego de los fogones, abriendo las espitas de nuestros corazones sedientos de piel y olas, en busca de un suave aterrizaje, lamiendo la playa de nuestros deseos cumplidos. Los sueños, que sueños son!.



ASueños que nos invaden y aletargan el cuerpo, dejándolo en un estado de letargo insensible al desaliento. Hasta la próxima!



PHasta pronto, bailarín de las palabras encadenadas. Un beso y bona nit.




Encadenado Marzo 2015

viernes, 26 de abril de 2019

Ascenso con canela y Allevi


Para la iniciativa de Divagaciones nocturnas del jueves, aunque es viernes

Cuando tronó con fuerza nuevamente, se sintió vulnerable y atemorizada.. En esos momentos, en taquicardia aún, y sonando Allevi por todos los rincones de la casa,  había descendido al lado oculto de sí misma, y por un instinto atávico, sus talones la impulsaron a ascender hacia la luz del comedor.  Con los matices de luz de otro rayo, el blanco y el negro se transformaban en infinitos gradientes de color, dejando atrás la resaca de negrura y desazón.

Propulsada por la sabia voluntad de sus instintos innatos, llegó exactamente donde, objetivamente, sólo quedaba un recuerdo. A ese tiempo de espera en stand by, en que los calendarios formalizan sus coartadas de no agresión.

Mientras las gotas repiqueteaban alegres en las ventanas, hizo el acopio habitual de linternas y velas, por si se cortaba el suministro eléctrico. Tomó un trago de rooibos a la naranja  y ordenó de nuevo los papeles en el canto de la mesa. Luis quedaba lejos ahora

Cuando se sentó ante el ordenador, para retomar el capítulo sexto de la novela de intriga en el que un hombre desaparecía a manos de una loca, estaba dándose cuenta de que en su texto había usado su propia historia de desamor.. El aroma a canela flotaba, casi tangible, por todas las estancias. La reflexión la dejaría sin poder dormir a la hora acostumbrada. Y como cada noche de insomnio, recordaría bailar, con la misma música del italiano abrazada a Luis, pero ya sin nostalgia 

Sin poder evitar la tentación, dió un último vistazo al congelador del sótano y luego , más tranquila, se fue a dormir, y no tuvo pesadillas 

lunes, 22 de abril de 2019

Cambios, grandes o pequeños


Se sentaron y pidieron los dos combinados de siempre. Bebieron en silencio, mirándose. Al terminar sus copas, como de costumbre, empezaron a hablar casi en susurros. Aunque todo parecía igual, aquella noche, había algo intangible pero diferente. Elena se había puesto un sujetador con relleno y su cruce de piernas en el taburete era un poco más provocador que otras veces. Cansada de comentar las películas , siendo la quinta vez que se encontraban, había llegado a introducir leves cambios en su rutina, para ver si por fin cambiaba algo, y dejaba de ser lo de siempre. 

Luis parecía no darse cuenta, y seguía mirándola, tan neutro como las otras veces, colando palabras vacías, que ahora ya era evidente que no bastaban. Si cuando la conoció le atrajo tanto, no acababa de entender por qué estaba yendo tan despacio. Su estrategia de conquista era la consabida, penetrar en su corazón a través de las palabras, pero esta vez, sus palabras sonaban, pero no traspasaban el muro que, no sabía muy bien por qué,  crecía poco a poco entre ellos. Había llegado el momento de decidirse. O bien seguía con la llama encendida, que ella mantenía, o daba por terminada la conquista con una excusa. En ese instante Elena miró la lámpara de lágrimas del Dry Martini y su pelo negro reflejó un maremoto de promesas. En ese momento Luis lo supo: Una extraña intuición le avisó de que o espabilaba, o la perdería. 

Tras tragar toda la saliva que pudo, se acercó más a Elena y acercó sus labios a los suyos, que no opusieron resistencia. Luis era el tipo serio que ella estaba esperando desde su primer novio de la facultad, y con sus ojos verdes en la tez morena le había encandilado. Quería perderse en ellos.  Él, con su continuo deambular por el lado correcto del sendero, había  encontrado la certeza de saber quién era, en la mirada dulce de esa mujer, quien tenía fe por los dos. Luis la tomó del hombro y salieron al frío de la noche, para iniciar su singular huida del hielo, por un particular camino hacia ningún lugar y hacia todos los lugares que en la imaginación puedan caber a un tiempo.

Derribaron los muros hechos de dudas y desencuentros, y dejaron que aquella noche se formase un oasis privado, con un beso. Ambos se encargaron de impedir que nada ni nadie pudiera resquebrajar jamás su particularidad.


miércoles, 17 de abril de 2019

Cinco años sin Gabo



Reedito una entrada de hace cinco años,  Nos vemos en Macondo, la titulé

Hoy en Macondo andan de luto. Muchos de sus habitantes llevan rosa amarillas en los ojales, ante un revolotear de mariposas de la luz persiguiendo a un espíritu fresco y orgulloso en busca perpetua de la savia de Meme. El dentista de gránulos homeopáticos pudo escuchar las campanas a muerto, pero preguntando  por la calle de los turcos nadie le pudo confirmar quién era el tal Gabo, o por quien doblaban a duelo, en manos de un anciano que a base de chocolate conseguía levitar.

Melquíades lo había anunciado, en su caligrafía de arañitas en tendederos de ropa, pero el Coronel Aureliano Buendía,  José Arcadio y Rebeca no han querido volver al pueblo  tras enterarse de la infausta noticia. Remedios, esa descastada sin leche familiar, consiguió fugarse del convento, al tener el presentimiento de la muerte de alguien importante, y ha acudido a las exequias. La superiora del convento de la ciudad de las mil iglesias y sus palmones de Semana Santa, no pudo disuadirla de que la caída del cántaro de agua, ni la bajada a la tierra entre sábanas, de Remedios la bella, eran meras coincidencias.

Hoy Macondo está más triste que en la epidemia del insomnio, y menos húmedo que en los años de la lluvia inmisericorde. Aunque han llovido pajarillos, que andaban desorientados, a nadie le importó, porque una Úrsula del tamaño de un bebé, con sus 158 años, regresó nuevamente del camino que siguieron los gitanos del circo, con unos gritos de foquita acatarrada, pregonando que al fin, los pergaminos no reflejaban el final de una estirpe, sino el nacimiento de otra. Minúscula y activa, se aferró al cadáver caliente de un Melquíades reencarnado en un anciano normal, con voz de poeta, vestido con guayabera, y sin tufo a plomo, atanores ni piedra filosofal.

Ahora, que ambos sabían el camino del más acá, porque las tumbas figuraban en los mapas de la muerte, volvían a ser uno. El alter ego del sabio circense y mago, se adentraba en silencio bajo la piel de un tal Gabo, que le dotó de la puerta del otro lado del espejo.

Si me permiten, yo, que juego por jugar, me quedo pensativa, porque a ¿a quién llamaremos Gabo  con ese exceso de confianza?. Como de amigo, o de hermano. No le conocí, pero no me sale escribir Gabriel. Ni García Márquez.  Ni menos aún, usar el término de Nobel.

Descansa Gabo. Te sigo viendo desde los Ojos de perro azul de mi mirada.

Esa mañana, en esta “Crónica de una muerte anunciada’, mientras los acontecimientos cotidianos nos remiten a desenterrar ‘El amor en los tiempos del cólera’, todos nos unimos para escribir, huyendo de la desidia. ‘El coronel no tiene quien le escriba’ queda descartado, porque “Vivir para contarlo” nos lleva de la mano a temas atemporales, ‘Del amor y otros demonios’.
Hemos asistido al “El otoño del patriarca’, entre vientos de “La hojarasca”, donde los “Funerales de Mamá grande”, quedarán chicos, entre un “Relato de un naufragio”, y esas “Memorias de mis putas tristes”. Al final, este “Vivir para contarlo”, es la suma de “Doce cuentos peregrinos”, que nos acompañaron, a través de las palabras y del universo que creó,  por la senda de una literatura de cabecera. Permitiendo conjugar la realidad latinoamericana, en compás de fantasía, con la imaginación osada y la forma descriptiva de un mago de las palabras, armado, simplemente, de la varita mágica de una pluma irisada de pavo real.Descansa Gabo. Lloraremos tu partida, pero espéranos, que te seguimos leyendo, y el punto de lectura que uso huele a café colombiano. Un buen café aparcado mil veces cerca de un tomo desgastado, del cuarto libro que ha pasado por mis manos, de tu “Cien años de soledad”
Pronto toca releerlo, porque cada cierto tiempo me pide revivir, párrafo a párrafo, en mi mente. 
La última entrevista, para La vanguardia He dejado de escribir, 2006


sábado, 13 de abril de 2019

Un beso, ante el de Klimt

Tomada de Google

Ella quería pasar desapercibida, que en el día de subida, sólo el amor prevaleciera, sin dar alas a los visitantes del Belvedere, ni que el fotógrafo contratado en el mismo crucero por el Danubio les siguiera por él, porque bastante había cedido con Akihiro con que parte de sus familias asistieran a la ceremonia, como para soportar muchas muestras más de amor romanticoide y pasado de moda. Kichi, literalmente afortunada, como su nombre, era una mujer del siglo XXI, que odiaba sentirse palomita desvalida y digna  de proteger. 
Ante el cuadro, más grande de lo que creía, intentó pasar deprisa, a pesar del interés que le  suscitaba tal obra, pero fue captada por el fotógrafo, con la complicidad del recién estrenado esposo, siendo retenida para un beso en la mejilla.  
Pasaron los años, fueron a New York y admiraron a Adele, del mismo autor. Poco después nació la pequeña JIn, y ahora, cuando abre el álbum de su boda, es la imagen sobre la que se detiene por más tiempo. "Embrujo de un beso", se dice divertida, y si la nena duerme, da un beso en su mejilla, sonriendo, una vez más.
Imagen de Internet 

Un poquito sobre el cuadro. 
Es sabido que Klimt estaba en decadencia cuando pintó El beso. De hecho, antesde pintar esa pieza, había recibido mordaces burlas en la primera década del siglo XX, por sus pinturas en el techo de la Universidad de Viena. Debido a los desnudos de estas obras, sus interpretaciones de la Filosofía, la Medicina y la Jurisprudencia habían sido consideradas pervertidas. Era 1907, y tal vez para recuperarse de la mala recepción, dudaba de sí mismo. Confesó en una carta: "O soy demasiado viejo, o demasiado nervioso o demasiado estúpido, algo debe estar mal. Al poco tiempo, un año después,comenzaría la pintura que sería su obra más popular. La Austrian Gallery mostraba El beso por primera vez, a pesar de que Klimt aún no había  rematado el trabajo. Su estado inacabado no detuvo al Museo Belvedere (o Galerie Belvedere) para añadirlo a su colección. 

Es un tesoro para Austria. La pose de los amantes representados refleja las formas naturales favoritas del movimiento Art Nouveau de Viena, pero añadiendo los llamativos mantos de la pareja, de una vistosidad impactante. Inspirado por los mosaicos bizantinos que había visto en sus viajes, Klimt mezclaba pan de oro en sus pinturas al óleo, para crear lo que se convertiría en su estilo característico, de arte dorado.  Algunos historiadores del arte han teorizado que los amantes serían el propio pintor su pareja por un largo tiempo, Emilie Flöge, a la que había representado previamente en un retrato. Él vivía con su madre y dos hermanas, modo de vida poco estridente. Podría ser una musa, o una dama de la alta sociedad, Adele Bloch-Bauer, quien ya había posado para un retrato. Otros han sugerido, por  el pelo rojo, que es "Red Hilda", otra modelo. Pero da igual. 

El Beso mide 180 por 180 centímetros, aunque normalmente truncan los lados derecho e izquierdo de la pintura para crear un rectángulo más estándar para una visualización.


Al volver a evaluar El Beso, en el 150 aniversario del nacimiento de Klimt, el periodista Adrian Brijbassi escribió, "El beso de Gustav Klimt supera las expectativas, a diferencia de esa pequeña y decepcionante Mona Lisa. Hacelo que se supone que una gran obra de arte debe hacer: Mantener tu mirada, hacer que admires sus cualidades estéticas al tratar de discernir lo que está más allá de sus aspectos superficiales". Por un feliz día del beso




jueves, 11 de abril de 2019

Ese Titanic

Tomado de Google

La virtuosa del violín y el solista de piano se dejaron llevar por los sonidos del vals, y salieron bailando de la Gran Sala. Solo existían ellos dos, la mano de él en la cintura de ella, la de ella rodeando su hombro, girando, ciegos de pasión. No se percataron de que habían alcanzado la barandilla de babor, ni de que el helado Atlántico Norte se alzaba a sus pies. Pudieron haber avisado del desastre, pero el ruido del iceberg, rajando el casco, fue interpretado por ambos como el chirrido típico de alguna de las prótesis de cadera. Ambos las portaban, desde hacía más de diez años.

Con el movimiento, rodaron enmarañados, entre brazos y piernas de otros pasajeros que también llegaban al mar gélido. Los gritos de socorro fueron los últimos sonidos que pudieron distinguir, pero en sus cabezas continuaba sonando la música de la orquesta, en ese vals que duraría por toda la eternidad . 


martes, 9 de abril de 2019

Marxismo en Barcelona :-)

Imagen de Internet

Tras la cena en el Chino Shangai, Harpo recogió a Groucho, quien dormía sobre la mesa número tres y quien no se había enterado de un alboroto previo. Se puso el arpa en bandolera y convidó a Juan, el conserje, y a un animador cultural, a una última copa en el Dry Martini, lugar famoso por sus gogós y por sus martinis. Harpo conocía la moral ancha del local, y deseaba mover el esqueleto, así que, poco después de llegar con sus dos nuevos amigos, se subió los faldones de la gabardina y subió al escenario. El animador, con la peluca del revés y tres copas de más, se hizo pareja del perchero de la entrada, declarándole amor eterno a un sombrero de tres picos. No en vano en el Liceo había escuchado esa zarzuela días atrás. El sombrero inició una singladura por su cuenta tras el primer compás, hacia mares ignotos, de cabeza en cabeza hasta aterrizar sobre los rizos de  Harpo, quien, aun siendo mudo, no era sordo y estaba emulando a las odaliscas de Sherezade en un baile del vientre, quedando un bailongo muy apañado, sobre todo para quien ya estuviera muy beodo.

El animador, despechado por el desplante del sombrero, alivió sus soledades con un candelabro de bronce firmado por Dalí, sin percatarse de que una tal Galatea les espiaba. Cuando se apercibieron de la ojeadora, Groucho, quien les había seguido en un taxi que no hacía huelga,  le ofreció un habano, y juntos se fumaron la segunda parte de la primera parte del contrato de venta, de dos huevos duros, en un crucero de lujo. Llegaron al almacén-camarote del sótano, lleno de envases de Coca- Cola y algunos, no se sabe cómo de Mirinda,  donde Galatea, en un arranque de locura, fregó el bigote pintado de rotulador de Groucho, con gestos de cisne histérico, y le hizo comer la tercera parte de la segunda parte del primer contratante, y un huevo duro que andaba por ahí, ante lo cual el animador se fugó por la escalera de incendios, no sin antes ponerle la peluca al busto de un Adonis que decoraba la entrada del local. Galatea, harta de contratos basura, de Castillos y de bigotes raros,  se fue con una beca de Erasmus a Amsterdam, a hacer un máster sobre los caracoles mongoles y su emparejamiento con las babosas holandesas.

Harpo acabó dormido sobre la barra del icónico lugar de Barcelona,  con una torrija del quince, mientras los mossos de esquadra tomaban declaración a un animador socio-cultural, prendido a un sombrero de tres picos, y a un tal Juan, conserje, quien no dejaba de bailar con un candelabro derretido, susurrándole  al oído palabras de amor. Dicen que Groucho fue visto, caminando medio en cuchillas y levantando las alas de su chaqueta de frac, por la Diagonal, donde asaltó a una moza, con hechuras de Botero, pero eso son rumores que nadie pudo confirmar.


domingo, 7 de abril de 2019

Esas Meninas

Imagen de Internet

Cuando llegaba ante el lienzo, no encontraba el  momento de marchar de allá.

Felipe conocía la historia de la realización de las Meninas en aquella sala del Real Alcázar, donde Diego disponía del taller. El perro Salomón parece muy manso en el lienzo, pero era juguetón y le gustaba  correr tras de Margarita, María Agustina e Isabel. Si estaba Nicolasito por allí, tenían que  vigilarle porque no hiciera perrerías a la mascota

Cada primero de año, cerrado el museo, las menudas de la familia real bajaban del lienzo e iban a ver a los chicos de Sorolla, quienes les invitaban a refrescarse los pies en la playa. Las niñas no se atrevían, hasta que, con un 2019 recién inaugurado, animadas por el enano, y con el perro de Goya, que no es sólo una cabeza, se metieron en el agua. El peso de los miriñaques y ropajes las lastraban, pero habían decido disfrutar del sol del levante español junto a los chicos y pasaron la mañana mojándose unos a otros. Cuando el hambre les visitó, empanadas, despeinadas y risueñas, tomaron frutas de varios bodegones. Las dos Majas de Goya  sonreían a su paso, y las tres Gracias de Rubens les miraron de refilón, sin dejar de juguetear bailando  desnudas. El Caballero de la mano en el pecho empezó, presto, una misiva a los reyes, quejándose de las infantas, pero al fin decidió no seguir con su queja, eran niños al fin. De hecho, calibró la idea de salir del cuadro y hacer una visita a la Maja desnuda. Siempre la había mirado desde lejos, pero nunca se atrevió a decirle cuán bella la encontraba, así que, rompiendo la misiva, se aproximó despacio al cuadro de su amor platónico y aprovechó para declararse, a la vestida, a la de la izquierda .

El día pasó rápidamente. Las figuras humanas, los perros y las frutas regresaron a sus lienzos y  antes de que abrieran en la mañana del día dos, todos estaban listos para pasar la inspección del primer vigilante. Sólo Felipe observó una mirada diferente en la infanta Margarita.. Con una luz especial, y el peinado mínimamente descolocado, tal vez sería el único que pudo ver en ellos un despertar de infancia. Los muchachos las esperarían, en esa playa sin tiempo de los buenos cuadros y los buenos ratos de la infancia


Tomado de Internet


https://historia-arte.com/articulos/secretos-meninas

viernes, 5 de abril de 2019

Mi ceguera

Imagen de Aguirrefotox

Mi historia no es interesante. En el barrio donde vivo todos creen que soy ciego. Ha ido pasando el tiempo y no he conseguido convencer a la gente de que no es así, se empeñan en ayudarme, a pesar de que no necesito ayuda.

Esa disposición me molesta, sobre todo cuando quiero cruzar la calle, y me pone nervioso. Me agarran por el codo y pretenden acompañarme en mi trayectoria. Llevo el bastón blanco, es verdad, pero eso no presupone que sea ciego. Han llegado a poner monedas en mi vaso de un café con leche de cartón del Mcdonals, sí, como lo oyen, bueno, si no tiene problemas de audición.  Una tontería, pero que me ofendió. Un día me había sentado en un banco, con el vaso vacío a un lado y al otro mi bastón. Cuando escuché el tintineo me apresuré a quejarme. "Señor, perdone, pero no soy ciego, ni necesito limosna", le dije. La voz de un hombre joven me sorprendió. " Venga, no tenga tanto orgullo, y acepte la ayuda, cacho maleducado", respondió. Me levanté y me fui, por supuesto

Ahora el tema se ha agravado un poco. Para evitar que me consideren loco, o maleducado, fui a la asociación de vecinos y pedí a los presentes que me enseñaran algún objeto, de uno en uno, con el objetivo de que comprendieran que yo podía ver lo que ponían ante mí.


Por supuesto, yo  iba nombrando. Un  lápiz, un periódico, una  tarjeta de autobús. Mi sorpresa fue que los presentes, no más de unos doce vecinos, comenzaron con unos oh,  y unos ah, cada vez que decía el objeto. De hecho redoblaron las muestras de cariño hacia mí, y la admiración hacia mi persona. No aceptaban mi verdad y empecé a ser considerado ciego, y además, clarividente. No se me ocurren más estrategias para demostrar que puedo ver. Tan sólo un chaval cree en mí, y cada tarde me acompaña a ver el atardecer, en un banco de la playa. Yo no consigo darme cuenta del momento mágico de la puesta de sol, pero lo reconozco, sin problemas,  a través de las yemas de mis dedos, sobre el rostro del niño.


  


miércoles, 3 de abril de 2019

Crónica de una última vez en jueves

Imagen de Neogénesis



Siguiendo una iniciativa de Neogénesis, os paso mi aportación. He usado la frase inspiradora más corta  "Crónica de una última vez"

Un día aceptó desplazarse a ese confín del universo imaginado. Se había puesto el disfraz y esperaba que, antes o después, el sueño mil veces acariciado llegaría a ser real. Mientras daba su último adiós al pasado solitario y gris, apuraba el oxígeno de su habitación desolada, siempre vacía. Acabó por  reconciliarse con los fantasmas de sus pesadillas, con los de fuera y con los de dentro, y salió a la calle vestido para vivir su anhelo, mil veces postergado.

El pirata observaba a su amada con ojitos de deseo. Se acercó a ella y acarició suavemente su rostro. El grito de dolor de ella, y la herida subsiguiente cruzando su mejilla, le hizo entender que la próxima vez tendría que comprar un garfio para la ocasión, y no usar el gancho de una percha para rematar su disfraz.

Tras los momentos de confusión, y la asistencia al hospital, él pedía perdón una y otra vez y ella comprendió al fin  que era un patoso pero también un hombre encantador. Los tres puntos de sutura en la mejilla de ella serían el recordatorio de una primera y última vez. El arrebato de una noche de disfraces, donde una tigresa con  rayas, y un pirata sin parche en el ojo,  quedaría como la despedida de una época de soledad, vestida de carnaval. Sólo la luna, y una leve cicatriz, dejarían escrito para siempre esa una única, y última. vez


martes, 2 de abril de 2019

El protagonista


Lisandro del Río fue visto paseando por el Retiro.  Cerca del Palacio de cristal cientos de testigos afirmaron que desapareció, súbitamente. De ,manera misteriosa , simplemente se esfumó. La cadena de televisión se había querellado contra el Hospital Gregorio Marañón  por el parte médico emitido el último domingo de febrero, anunciando la inminente muerte del cantante, que luego resultó no desembocar en tal óbito. 

La familia del cantante de flamenco, tras haber tenido que aguantar los gritos histéricos de ver a un fantasma, cuando el curado milagrosamente salía a la calle, había ganado el caso a la cadena, por el cargo de difamación. A nadie le extrañó el recurso alegado por la cadena, ni el simultáneo proceso de  querella de la misma cadena contra el hospital. 

Lisandro había intentado hacer vida normal hasta esa mañana primaveral,  cuando,  todas las personas interrogadas por la policía, declararon que habían visto la escena con sus propios ojos, convengamos en que es difícil  ver con ojos ajenos, y afirmaron, todos y cada uno de los veinte interrogados, que el hombre se había desvanecido en el aire. La familia no denunció su ausencia No podía considerarse un hombre perdido o desaparecido, así que la policía tardó poco en archivar el caso. 

Entre las cadenas y diarios había diferentes visiones del caso. Un diario habló de alucinación colectiva, tengamos en cuenta que ha habido apariciones de la Virgen difíciles de objetivar y que, sin embargo,  han calado en el santoral y las costumbres y romerías. Otro lo calificó de abducción por algún OVNI, y otro se decantó por la corporeidad de un fantasma, que al fin pudo descansar, dejando su cuerpo atrás. En la tele se volcaron también muchas opiniones, de parapsicología sobre todo, pero después de dar vueltas y vueltas, nadie pudo concluir la verdad. 

Excepto yo, que, después de meditarlo bastante, llegué a la conclusión de que ese personaje ya no me servía más para este relato.


lunes, 1 de abril de 2019

Esas noticias del corazón

Imagen tomada de Google

El célebre y veterano cantante Lisandro Del Río ingresó en el Sanatorio Municipal,  a las quince horas del último domingo de febrero,  con un diagnóstico de bronconeumonía bacteriana aguda. El cuadro, grave de por sí,  estaba lastrado por por una insuficiencia renal severa ya existente, y que amenazaba con desencadenar una falla multiorgánica inminente. 

El final era inevitable: una cuestión de horas, tal vez minutos, dijeron los médicos. Los noticieros y programas de chismes decidieron anunciar su muerte, en el afán canallesco de adelantarse a dar la primicia. Sin poder entrar en el hospital y sin querer esperar a ver salir a algún familiares que hiciera declaraciones, procedieron a anunciar su muerte la misma tarde, sin especificar día del entierro, alegando la petición de la familia a la intimidad en tal duros momentos.

Gracias a uno de esos milagros que esquivan y contradicen toda explicación médica, el cantante sobrevivió y desde hace días se recupera, favorablemente, en su domicilio. Ningún medio quiere dar marcha atrás en sus noticias, así que ahora muestran imágenes recientes de Lisandro Del Río como evidencia fehaciente y confirmatoria de que los fantasmas existen. El cantautor ya no se atreve a poner un pie fuera de su casa, pues la gente huye a los gritos, espantada, al verlo por las calles.

Es alarmante su lividez cadavérica.. Le acompaña un halo tenue cuando se desplaza,  suspendido en el aire, aseguraban hoy dos viejas, mientras hacían las compras en el supermercado de la esquina. Yo no me he cruzado con él, pero tampoco le reconocería, ya que no soy aficionada al flamenco