Por suerte no era miedoso. Nunca lo había sido. Una noche notó un leve roce en la
mejilla, pero no le dio importancia. No podía ser nada, era imposible. Había cerrado las ventanas y la puerta, como cada noche. Estaba solo. Se levantó a ojear la puerta, por si acaso, y ya de paso fue a orinar.
De vuelta a su cama volvió a sentir la misma sensación de roce en la misma mejilla. Estaré soñando, se dijo, y se arrebujó en las sábanas, apreciando el cálido nórdico sobre su piel. Había llegado Mayo, con unas temperaturas de invierno, y se alegró de no haber cambiado la ropa de cama a "modo verano". Parecía mentira, pero volvió a notarlo. Ahora no había duda, algo había rozado su cara. Era la realidad. Venía a despertarlo del sueño.de tener casa y abrigo.
Bajo el puente todo seguía igual, los mismos sacos de dormir, los mismos cartones, mantas y esos carritos por casa ambulante. El olor a rancio de cada noche le invadió, y mientras escuchaba el pulular de una rata, se preguntó si volvería a dormir, o a soñar nunca más.
Había pasado por un cúmulo de quiebros del azar, de tal modo que acabó dando con sus huesos en la calle. Eso ocurrió el día en el que se anunciaba a bombo y platillo el final de la crisis. Se convirtió, así, sin querer, en un vestigio viviente del pasado reciente de la crisis más cruenta y larga que el país había conocido.
Los desahucios por alquiler se disparan
Feliz 1 de mayo
Había pasado por un cúmulo de quiebros del azar, de tal modo que acabó dando con sus huesos en la calle. Eso ocurrió el día en el que se anunciaba a bombo y platillo el final de la crisis. Se convirtió, así, sin querer, en un vestigio viviente del pasado reciente de la crisis más cruenta y larga que el país había conocido.
Los desahucios por alquiler se disparan
Feliz 1 de mayo
Impresionante relato. Pura realidad. Me ha sorprendido el triste final. Pobre gente sin techo.
ResponderEliminarsaludos
Imaginé que alguien, ahora sin casa, soñaba con la sensación de cobijo. Es una situación dura.
EliminarUn saludo
Otra lacra social que por desgracia sube como la espuma; ya no está en que uno no tenga ni para comer, es que encima te pueden tirar a la puñetera calle.
ResponderEliminarBesos.
En Madrid y Barcelona ahora los alquileres son imposibles con los sueldos que se pagan. La crisis ha llevado a que trabajadores no puedan salir del círculo de la pobreza. Una lacra, sin duda.
EliminarBesos
Y tan real que duele mucho al leerlo.
ResponderEliminarLe puede pasar a cualquiera eh... a cualquiera.
Besos.
En verdad esta crisis ha provocado que cualquiera nos podamos quedar sin techo. Están los abuelos, que han recogido a sus hijos con los nietos. Están los pisos compartidos entre cuatro, porque con un sueldo no se llega. Están los jóvenes buscando un trabajo fuera de España, donde les puedan pagar lo suficiente para vivir.
EliminarEspaña está saliendo de la crisis, lo malo es que los españoles no. Un beso
No por triste deja de ser real este relato. Una lacerante verdad que vuelve a repetirse, como si no hubiesemos aprendido del próximo pasado.
ResponderEliminarSe iban a tomar serias medidas, pero parece que no interesan a los que en verdad mandan.
Besos.
Me hacen gracias quienes se rompen las vestiduras ante posibles referendums, pongo por caso, y sin embargo la Constitución refiere que los españoles tienen derecho a un trabajo digno y a una vivienda en condiciones. Por supuesto, lo que menos importa a los políticos y menos a los gobernantes, es el bienestar y los derechos de la ciudadanía.
EliminarUna pena. Besos
Tan crudo como hermoso, tu relato… Un giro inesperado, y tristemente real… Y todos, estamos expuestos…
ResponderEliminarUn placer leerte, querida amiga.
Bsoss enormes, y feliz tarde.
El giro inesperado podía evitarse, y el texto quedaba igual, un final en el que, por miedo, no volvería a dormir, o a soñar, pero la realidad la quise pintar cruda y plausible.
EliminarMe alegro te haya gustado Beso grande Ginebra
La císis no se ha acabado, es una falacia para contentar al populacho mientras los de siempre se quedan con lo poco que queda.
ResponderEliminarUn beso.
Para la macroeconomía tal vez sí, si obviamos el déficit y la deuda externa, pero para los ciudadanos no ha acabado. Tener contrato por quince días o salarios de setecientos euros no es tener trabajo y poder vivir. Es una estafa, una cruel llamada a la precariedad laboral, que ha hecho milagros en las cuentas de resultados de la empresas. La brecha en los cada vez número de ricos y la que era clase media, es ahora un abismo
EliminarUn beso
Una manera curiosa de conmemorar el día del trabajo, y triste modo pues debajo del puente no podrán leer que te acuerdas de ellos. Quien sabe puede que esta noche sueñe yo con cartones y carritos. Un abrazo
ResponderEliminarEsa vuelta de tuerca me gusta. Ahora, la señora de edad mediana soñaba con una rata que pululaba cerca de su mejilla, y no podía conciliar el sueño. Cuando despertaba, bajo un edredón nórdico, una mano amiga era quien le rozaba en la mejilla, y tomaban un chocolate caliente bien charlado antes de volverse a dormir :-)
EliminarUn abrazo
Bueno, parece imposible que se sueñe, repetidamente en una realidad distinta a la que se vive, pero he ahí la propuesta. El insomnio ante la situación de uno, incómoda, preocupante cuanto menos, estaría en ese miedo a soñar.
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato que bien podría ser pura realidad, y es que los desahucios en España están a la orden del día, es terrible quedarse sin casa, y tener que vivir a la intemperie, tantas familias con hijos, desahuciadas, un auténtico drama, y luego dicen que la crisis ha pasado, será para unos pocos porque otros muchos lo están pasando realmente mal, lo que pasa que no se quiere ver la realidad, porque los de arriba solo miran hacia arriba no hacia abajo, en la tierra, donde estamos todos.
ResponderEliminarSigo disfrutando de tus entradas, tan variadas, me encantan.
Besos enormes.
Es un tema difícil y duro, quise poner un gramo de onirismo, por no caer en un texto de opinión son más, porque la imaginación puede volar, y lo hace, pero en ocasiones, la realidad supera a la ficción. Por desgracia.
EliminarUn beso grande para ti, dulce María