Esta vez es Marcos quien convoca para un jueves, con su llamada por un Un gran premio. Esta es mi aportación.
El billete se iluminó súbitamente,
las nubes se abriendo con un rayito de sol.
Desde su jubilación caminaba mirando al
suelo
y allí, medio mojado, lo atisbó.
Con sus gafas bien graduadas
calculó que expiraba el mismo día,
qué sorpresa al consultar por Internet,
el premio gordo le quemó en la mano.
Controló su taquicardia.
Se sentó en la mesade la cocina.
Lamentó la falta de Noelia.
Sus hijos no andaban boyantes, recordó.
Hizo el cálculo mental para el
reparto.
Con su cuarta parte compraría un apartamento,
pequeño, sencillo, de segunda mano.
Ante el mar hasta morir es más amable.
Quedaban pocas oficinas de la Caixa.
el bus tardó más de lo previsto,
los muchachos que chocaban con él
bajaron dos paradas antes.
El dolor en el hombro le dejó exhausto.
La billetera había desaparecido.
Sus sueños también.
Noelia le sonreía. La ambulancia ululaba
en vano.
Bueno, le quedaba un pellizco importante de la situación: acaso estaba aún vivo.
ResponderEliminarRelato en verso con sonrisa final... Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Malditos muchachos... que se lo gasten en medicinas.
ResponderEliminarBesos.
Muy original versión del billete perdido, abrazos
ResponderEliminarOh!! el puñetero billete con el que no contaba pero que lo ilusionó durante un breve espacio de tiempo ahora se malgastara. Has hecho una poesía a un billete inquieto. Un abrazo
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