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miércoles, 30 de mayo de 2018

Inventando un futuro


Les imaginé caminando hacia la oscura salida de sus museos de egos. Tropezando el uno con el otro. Cruzando los dedos para no volver a entrar en un laberinto de emociones. Despojando de sentido el deshojar de las margaritas, y entrelazando los dedos por primera vez, como quien se tirase de un trampolín de los sueños.  Deseando una balsa sin agua y sin fondo, donde la realidad superase toda ficción, y poder volver a enlazar con el futuro sin pasar por el presente. ¿Qué les empujaba, como a tantas almas solitarias,  a ese constante retorno a sinrazones pasadas, a desencuentros baldíos?. 

Era buscar unos dedos, un hombro tal vez, como apoyo en el camino. Deseaban  encontrar las razones y los anhelos que les llevaran a un futuro que, aunque también carece de existencia, como el pasado, querían construir con sus propias manos. La mera ilusión del tiempo, bailando y entrelazado entre el cabello de ambos, dibujaría en el aire aromas de esperanza. 

Intuyendo, o deseando, una sintonía de egos, como la salida oculta, o como esa música cómplice, inventaron un posible futuro que poder llenar de realidades nuevas, con cada gesto y cada mirada. 

Se casaron, sin ninguna ceremonia, y las décadas demostraron que ambos egos se habían mezclado  y compactado en los dos únicos seres que se habían encontrado. Al final de los tiempos, esos que no existen, ambos siguen girando en torno a un núcleo supuestamente real. 

domingo, 27 de mayo de 2018

El espejo

Imagen de Google

Desde hace años que sólo confío en el espejo que guardo en el trastero de la casa familiar. En la buhardilla de mi infancia, comparten espacio muebles viejos, lámparas horrorosas, baúles de ropa de niños, que ya crían malvas, y un sinfín de trastos arrumbados.

He dado tumbos como una peonza beoda por los cinco continentes, y hace cinco años, cuando las canas ya dejaban ver en mi coronilla la calvicie de la vejez, he regresado a lo que llamé hogar. Superviviente de mí mismo y de las trampas del pasado. Cuando los lustrosos reflejos de otros espejos zahieren  mi vista y mi autoestima, ya tan deteriorada por el uso a estas alturas, subo y me tomo una copa de cognac ante ese  espejo del trastero. 

Ahora sé que con el tiempo,  cada una de mis esperanzas frustradas, los temores no superados y las ausencias dolorosas, se han ido depositando en él. Es una fina pátina de polvo extraño. Algunas veces, para hacer aflorar el pasado, tomo un poco de ese polvo y lo esparzo por mis manos, y entonces, entre los vahos etílicos de mi copa, me descubro susurrando al espejo. 

La misma luna que me vio crecer, me trae, tamizando  delicadamente  mi actual y extravagante imagen, las promesas que no cumplí, y los recuerdos de las aventuras que sí alcancé a vivir. 


jueves, 24 de mayo de 2018

Haikus por primavera


Rocío vivo,
alegrando mis ojos
flor de esperanza


Abeja humilde
recolecta alimento
en blanco y verde


Rosas amigas
reverberando gotas
aroma y luz


Flores azules
ramillete de estrellas
en verde cielo


Fotos de Aguirrefotox, Instagram

miércoles, 23 de mayo de 2018

Amenaza de tormenta


En ese país, una cosa era lo que realmente se había estudiado y pudiera demostrarse, y otra muy diferente lo que se pretendía hacer creer. Uno podía decir que había hecho un Master en Harvard, cuando el curso había sido de cuatro días en Aravaca, por ejemplo, o decir que tenía un posgrado,  el CLS de la Universidad de Georgetown (certificado de estudios legislativos) cuando asistió a un curso de verano, en lugar del curso de 18 de meses, así que, los ciudadanos, cuando habían estado en Londres, visitando  la National Gallery y el British Museum, en sus curriculums podían poner que tenían el título de "Bachelor of Arts", siempre y cuando no rompieran los tiquets de la entrada. 

En el crepúculo de los buenos tiempos de la barra libre, en el partido en el poder,  parasitado por inútiles e incapaces, ya no eran los talentos con buenos currículums los que escalaban cargos en el partido,  sino que los políticos del partido se inventaban curriculum para aparentar ser talentosos.  Un cenicero colmado de colillas, unos vasos sucios, esa cafetera ya vacía, y alguna lágrima de rabia, acompañaban el juego de las sillas. Un cielo gris se adivina entre bambalinas, y tal vez alguien ocupara pronto una silla, que había quedado vacía ayer en Primofónica, y es que se avecinaba una tormenta . 

lunes, 21 de mayo de 2018

Algunas risas de Mayo

Imagen de Aguirrefoto

Ante el sol de mayo, pienso, para mis adentros, que el hombre que está cerca de mí se ríe  como un burro. Me pregunto, por un instante, si los burros son capaces de reír,  pero luego me digo que qué tonterías se me ocurren, claro que sí, porque acabo de escuchar cómo se ríe uno. 

Al fin me digo, tú sigue pastando, Platero, y no hagas caso a ese sujeto vestido, ni  a su risa de cuadrúpedo.

viernes, 18 de mayo de 2018

Caracolas y farolas



Ella oyó la llamada de una farola del parque, y él los cantos de una caracola de mar. Cualquiera diría que era una conversación entre amigos Quedaron en encontrarse, sobre una piedra del rompeolas. Derrocharon las palabras, alumbraron las posturas, inventaron nuevos gestos de algarabía. Descubrieron las risas en estéreo, sonando a brisa, a ecos nunca escuchados, a luz sin prisas. Acabaron con un beso, primero en ambas mejillas, luego las manos hablaron, con diccionario de seda. Rescataron los naufragios de otros sueños, las caracolas marinas disecadas, las sirenas de los bosques ya perdidas, y los volcanes sin fuego de anteriores travesías. Cayó la tarde. Despidieron a las lunas de los suspiros, a las semanas de preludio, a las muertas noches frías, dejándose caer en la playa de las certezas perdidas.

Desabrochando anhelos de sal con terciopelo, de arroyos con helechos, de aroma a profecía, les encontró la noche, descorchando la alegría.

jueves, 17 de mayo de 2018

Esos políticos

Tomado de Google


El candidato rugía en su atril:¡Debéis confiar en nosotros! Un anciano, al que la vida le borró la posibilidad de la educación, y ahora, menguada su pensión, veía como no podía pagar la Universidad de sus hijos, indignado, tomó una banderola del Partido y la lanzó contra el charlatán, sin recordar que ahora los mítines se blindan con un vidrio de seguridad que separa, definitivamente, a los políticos del ciudadano. 

Desde lo alto de su torre, así las cosas en aquel país, el presidente, en los días claros, podía saludar con la mano a sus homólogos europeos y  a los ciudadanos, pero sin embargo no alcanzaba a entender lo que le gritaba el pueblo congregado abajo. Cuando empezó a caer, lo oyó por fin, ¡no hay cimientos, se hunde! escuchó, aunque ya era demasiado tarde.

martes, 15 de mayo de 2018

La pasión por escribir


El día del libro pasó. En Catalunya existe la tradición de regalar ese día, un libro y una rosa, casi siempre el libro es para el hombre, y la rosa para la mujer, siendo que hacen intercambio de regalos. Ese mismo día, muy a la caída de la tarde, salió a la luz un libro colectivo en el que participo con un relato que titulé Geranios en azul", y del que copio un fragmento a continuación .

Somos 38 los autores quienes participamos en esta iniciativa benéfica, con relatos o poemas, y para mí es un orgullo haber colaborado. Está editado en Braille también




...En el primer asalto a un tren de mercancías caducadas, descarrilaron los vagones cargados de miedos y desesperanzas, que cayeron resbalando por el terraplén del pasado, dando vueltas de campanas. Desnudos, y con el pestillo echado, la sombra de sus cuerpos fue  derritiendo la luz mortecina de unas lamparitas pasadas de moda. Justo cuando el mundo desaparecía con la eyaculación de él, se oyeron risas flojas y pisadas sin cuerpos. Era, casi con certeza, alguna pareja que trepaba ebria por la escalera de madera gastada. Seguramente sin remedio. Tal vez dejando inquieta a la carcoma de los sueños por buscar, los de las parejas efímeras cargadas  de besos usados...

Para comprarlo, en formato papel o ebook, pulsar aquí La pasión por escribir , para Kindle es gratis, de momento

lunes, 14 de mayo de 2018

El pato


Aquel ave se sentía  el cisne más bello del estanque, y es que hasta el pato más orgulloso le admiraba cuando nadaba con la majestuosidad de un príncipe blanco y orgulloso. De hecho le gustaba más dejarse admirar por los patos que por los dos congéneres de su  charca. 

Lin, la granjera,  hacía guardia por tal de retorcer el cuello del pato más gordo, porque tenía una receta recién encontrada de su abuela, pero el marido, Ming, tenía intención de que la granja medrase para comercializar sus patos, y rezaba por la enorme suerte de tener tal semental, al que cuidaba con esmero.  Un día la mujer no pudo  más, y en descuido hizo prisionero al pato feliz

El cisne le buscó, sin éxito. El marido, intuyendo el destino del animal, fue a la cocina , donde pilló a su mujer con las manos en  el cuello del pobre pato. Al lado, un cuchillo del tipo Kai Seki Magoroku Yanagiba, descansaba sobre una madera.

- ¿Qué haces, mujer?, ¿cómo se te ocurre matarlo?, preguntó alarmado, mientras arrancaba de las manos la comida en ciernes
- No lo mataba, le daba un masaje relajante en el cuello, querido Ming, alegó la mujer, aceptando que el marido le dejase sin el ingrediente principal de su comida
- Te creo, dijo a regañadientes, pero prométeme que no volverás a traer el pato a la cocina
- No volverá a pasar, lo prometo. No me volverás a pillar.









jueves, 3 de mayo de 2018

La lingüística en tiempos de crisis



En ese país se criticaba, primeramente, que todo el mundo quisiera ser propietario. Se decía que era ese endeudamiento a tantos años, y con tales precios, lo que había hecho que la gente no pudiera pagar las hipotecas cuando la crisis les llegó por sorpresa. Era evidente que los ciudadanos habían sido inconscientes, y había tirado del brazo más que de la manga. Habían vivido por encima de sus posibilidades, dijeron los expertos macroeconómicos. Cambiaron la lengua para llamar a los recortes, reformas imprescindible, a los desmantelamientos de servicios públicos equilibrio necesario presupuestario, a la reforma laboral que cortaba derechos, necesidad de competitividad, a la modificación de revalorización de pensiones, ventajas de que aunque el IPC fuera 0, los pensionistas cobrarían un 0,25 % de subida anual. Era fácil ofrecer un aliado lingüístico a falta de capacidad para ofrecer soluciones.

La gente, antes de la crisis,  quería comprar, y no alquilar, como se hace, mayoritariamente, en otro países europeos, dijeron. La gente, ya en plena crisis,  quería tener un trabajo que les sacara del paro, y las cifras de desempleo empezaron a bajar, al ritmo menguante de los derechos laborales. Por supuesto, ahora que llegaba la burbuja a los precios del alquiler, dijeron que los insensatos son los que alquilaron siendo cigarras y no quienes compraron en su momento, siendo hormigas. 

El caso es que, de cualquier manera, en ese país se criticaba a los ciudadanos por querer tener una vivienda y un trabajo dignos. En realidad se les culpaba de todo cuando las cosas iban mal, y nadie consideraba el esfuerzo que hacían cuando las cosas empezaban a ir bien.

Como cada semana, Aníbal cruzaba la ciudad para encontrarse con ella. En las sobremesas hablaban de lo divino y lo  humano, pero ese día Lucía no llegó. El polígono industrial ya no contaba con autobuses desde la parada de metro. Tampoco existía el bar de siempre. Los periódicos del día, en su sección de "Demandas", reclamaba empleos con sueldos que parecían de unos veinte años atrás.  El siempre misterioso mundo de los sueños, se dijo. Luego un espejo le ofreció su imagen actual, la de un hombre de cuarenta, que había regresado a casa de los padres, con un contrato basura por todo ajuar. 

miércoles, 2 de mayo de 2018

Fotografiando

Foto de Google


Se había pasado la vida comprando, poco a poco un equipo de fotografía de alta gama. Todo merece la pena ser fotografiado, era su lema. Así había acumulado unas veinte mil fotos, entre reportajes viajeros, paseos cotidianos, amaneceres marinos y de montaña, y un abanico de retratos, algunos robados, de las variopintas personas que se habían cruzado en su camino.

Un día descubrió un grupo de cazatormentas, y reconoció que su gran ilusión era hacer fotos de rayos, así que, sin dudarlo, se puso en contacto. Allí le aconsejaron que se hiciera con un temporizador programable, con tal de poder hacer ráfagas de disparos. De esa forma tendría garantizado poder cazar el nanosegundo exacto de un gran rayo en caía libre.

Los pronósticos del meteocat era inapelables, se acercaba una tormenta con gran aparato eléctrico, así que, armado con su equipo se subió al Montseny, a lo más alto, dejando atrás las masías del camino. 

Consiguió plasmar el momento exacto en el que su brazo era tocado por un rayo. Sobrevivió, reconociendo que era un hecho insólito haber captado el momento de su muerte. Lo único que le quedó, amén de un equipo carísimo hecho fosfatina, fue la particularidad de producir descargas eléctricas cuando apretaba la mano de los demás, por lo que evitaba, desde entonces,  las presentaciones formales. 

Ahora vive solo, y no sale a pasear cuando hay tormentas, pero cuando quiere lucirse con sus sobrinos, se pone unos zapatos de suela de goma, y le basta con acariciarles el pelo para tener unos ratos de risas garantizadas. 



martes, 1 de mayo de 2018

La realidad rozando su mejilla




Por suerte no era miedoso. Nunca lo había sido. Una noche notó un leve roce en la mejilla, pero no le dio importancia. No podía ser nada, era imposible. Había cerrado las ventanas y la puerta, como cada noche. Estaba solo. Se levantó a ojear la puerta, por si acaso, y ya de paso fue a orinar.

De vuelta a su cama volvió a sentir la misma sensación de roce en la misma mejilla. Estaré soñando,  se dijo, y se arrebujó en las sábanas, apreciando el cálido nórdico sobre su piel. Había llegado Mayo, con unas temperaturas de invierno, y se alegró de no haber cambiado la ropa de cama a "modo verano". Parecía mentira, pero volvió a notarlo. Ahora no había duda, algo había rozado su cara. Era la  realidad. Venía a despertarlo del sueño.de tener casa y abrigo. 

Bajo el puente todo seguía igual, los mismos sacos de dormir, los mismos cartones, mantas y esos carritos por casa ambulante. El olor a rancio de cada noche le invadió, y mientras escuchaba el pulular de una rata, se preguntó si volvería a dormir, o a soñar nunca más.

Había pasado por un cúmulo de quiebros del azar, de tal modo que acabó dando con sus huesos en la calle. Eso ocurrió el día en el que se anunciaba a bombo y platillo el final de la crisis. Se convirtió, así, sin querer, en un vestigio viviente del pasado reciente de la crisis más cruenta y larga que el país había conocido.

Los desahucios por alquiler se disparan

Feliz 1 de mayo