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martes, 15 de julio de 2014

Verano en tu playa


Sabor a verano 
y a conversaciones a media voz.
Rumor de oleaje 
que espera nuestros pasos en la orilla.
Olor a sinfonía 
de risas alocadas, apostadas en hilera.

Volver a mecerme 
en la calidez de tus brazos.
Volver a disfrazar 
el miedo a perdernos, con ansiedad.
Volver a paralizar 
los relojes preñados de sed, con besos.

Como las olas 
de un mar que se nos escapa.
Como el sonido 
de cada envite de sal... sobre la playa.
Como la brisa nacida del agua, 
que deja huellas en mi mirada.   

miércoles, 9 de julio de 2014

Comarruga a mi medida


Comarruga me da hambre y sueño siempre.
De pequeñas comentábamos esa circunstancia, que nuestra madre afirmaba, incluso hacia sí misma.

Te ofrecí que vinieras, si podías, y que sería un placer tenerte con nosotros, por esa sensación real de recargar baterías, si existe tal concepto en los seres humanos.

De hecho supongo que es porque no hay tráfico. Ni ruidos.
Tampoco consta de comodidades. El apartamento no se ha reformado, manteniendo el aspecto digno y limpio en pintarlo cada año, y siempre de blanco, sin notas de color, más que los escasos muebles,y los cuadros de mi padre en las paredes.

Es como salirse de la ciudad, porque es así, y cambiar el aire que respiramos, porque el mar está a escasamente cien metros, dando la seguridad de un horizonte al que puedes mirar siempre, sin temor a encontrar pared alguna que te frene la mirada, o los deseos de sentir cómo sale el sol, y cómo se despide, de forma tan íntima, que puedes creer que es sólo para ti.

No nos entendimos, como es ya lo normal entre tu frecuencia de expresión y la mía. Llegado el punto en que nuestros dialectos parecen ser incompresibles entre sí, e incompatibles. Luchar por hallar un lenguaje común nos ha desgastado en exceso.

Dices que no entiendo nada. Qué verdad. Ahora te agradezco la ayuda, porque entiendo que estoy aquí, en un planeta donde todo lo que sucede me importa, pero no lograr entender no me quitará el sueño. Es mi manera de aceptar que no sirvo para entender, sino para sentir. Y que mi gato y mi perra pueden hallar puntos de encuentro y de afecto en la asimetria de su relación, pero nosotros nos sentenciamos a no hallarlos.

Comarruga es mi marmita de Obelix, donde con pocos instantes me rehago, me reencuentro, me reconozco y me siento feliz por ser quien soy.

Sentirse bien no depende del lugar, lo sé, sino de lo que uno siente en las entrañas, y eso siento. Que quiero rodearme de seres que emanen la misma ilusión por sentirse feliz que yo, la misma dicha por estar vivo, y no complicarme en qué no entiendo, sino centrarme y gozar de lo que sin entender o entendiendo, siento de forma real, intrínseca y que no quiero renunciar a ello.

Comarruga me dice...sigue latiendo nena, sigue sintiendo que has nacido para ser feliz. Porque nadie puede obligarte a cuestionar lo que es real para ti.




martes, 1 de julio de 2014

Mecedora de letras



Se ausentó por ver las estrellas.
Y sin previo aviso,
agazapado entre cohetes de verbenas
un asalto de muerte por la espalda.

cubrió los amaneceres de suspiros.


Las lágrimas inundaron las mejillas de Elena.
Y sus almohadas.
Y sus pañuelos.
Y los rincones de sus anhelos.



El tiempo comenzó a amarillear las cartas
y los papeles.´
Y las viejas facturas.
Y a falsear los recuerdos,
y a escamotear las fotos.
Porque ese mundo siguió girando. 
Porque no dejó de girar por él.

Sólo un poemario que no quiso acabar, sigue esperando. 
A unas manos, de preferencia  las de Elena 
para recobrar su sentido de ser..
o las tuyas, o las mías... 
para reverdecer los otoños de las partidas. 
Para revivir la historia... de su poesía.


Pacientes sus páginas
Tranquilo su equilibrio.
Todo su ser en tenso acecho, 
por volver a cobrar vida, 
para unos ojos que deseen vivir,
leyendo...al mecerse de unas líneas... 
en palabras... bien mecidas.