Esta vez es Marcos quien convoca para un jueves, con su llamada por un Un gran premio. Esta es mi aportación.
El billete se iluminó súbitamente,
las nubes se abriendo con un rayito de sol.
Desde su jubilación caminaba mirando al
suelo
y allí, medio mojado, lo atisbó.
Con sus gafas bien graduadas
calculó que expiraba el mismo día,
qué sorpresa al consultar por Internet,
el premio gordo le quemó en la mano.
Controló su taquicardia.
Se sentó en la mesade la cocina.
Lamentó la falta de Noelia.
Sus hijos no andaban boyantes, recordó.
Hizo el cálculo mental para el
reparto.
Con su cuarta parte compraría un apartamento,
pequeño, sencillo, de segunda mano.
Ante el mar hasta morir es más amable.
Quedaban pocas oficinas de la Caixa.
el bus tardó más de lo previsto,
los muchachos que chocaban con él
bajaron dos paradas antes.
El dolor en el hombro le dejó exhausto.
La billetera había desaparecido.
Sus sueños también.
Noelia le sonreía. La ambulancia ululaba
en vano.