Adjetivos referidos sobre el presidente español actual, por diversos autores, recogido vía
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Como
arbitrario y caciquil que era, abrió su ampuloso ego y con afán crematístico, y en modo diferido, quedó sobrecogido.
Un
ruin, avaro, bribón y bellaco rey del
mambo, cual usurero, hizo de recortador. Tan egoísta, falso, demagogo y cínico como el cobarde y represor que era, rehízo un rancio credo.
Contrató
a un ganapán que transportaba a un gañán
violento, charlatán y sofista. Siendo de natural insolidario, retrógrado, prepotente
y estólido, encontró indecente y torticero al internauta y sin mediar hipócrita razón, como oportunista, mentecato,
machista y engreído se creció.
Vestido
de soplagaitas y ramplón, garrulo por charlatán y zafio y marrullero de vocación, siendo estulto por necio, trolero de nacimiento,
fulero por la primaria, farfullero por la edad del pavo, e impresentable de
herencia, quedó gaznápiro y embobado.
Como
el gandul y perezoso, el holgazán y haragán que era, trabajó de remolón, de zángano
de un panal, de indolente de salón.
Ya
mayor, y aún negligente, entrenó de engañador, de mentiroso infantil. Y ya
puestos en la senda de ser mentiroso, embustero, farsante y tramposo, prosiguió
su carrera de estafador.
No
es inventado. Este cuento no es falaz. Ni roza lo fraudulento. Pues aunque ilusorio o supuestamente irreal, no es capcioso. Es el reflejo en
absoluto artificioso, de un corrupto. Que
por embustero recalcitrante, parece
asustaviejas y agorero.
Aunque sólo sea un memo, un palurdo, o un ceporro, ese que parece lelo, sólo es... un simple e infeliz bobo.