Ay noche insomne de amor,
peinada con luna llena,
gasté la lluvia de
estrellas,
destilando una ilusión.
Me paralizó el temor
de posibles realidades,
de futuras dos mitades
sin ápice de esplendor
Por lo que nunca ocurrió:
eslabones de cadenas,
deshilachada de penas,
despierta me encontró el sol.
La apatía me dejó
melancolía en las venas,
la distancia y la condena
de no saciar la pasión.