Se ausentó por ver las estrellas.
Y sin previo aviso,
agazapado entre cohetes de verbenas
un asalto de muerte por la
espalda.
cubrió los amaneceres de suspiros.
Las lágrimas inundaron las mejillas de Elena.
Y sus almohadas.
Y sus pañuelos.
Y los rincones de sus anhelos.
El tiempo comenzó a amarillear las cartas
y los papeles.´
Y las viejas facturas.
Y a falsear los recuerdos,
y a escamotear las fotos.
Porque ese mundo siguió girando.
Porque no dejó de girar por él.
Sólo un poemario que no quiso acabar, sigue esperando.
A unas manos, de preferencia las de Elena
para recobrar su sentido de ser..
o las tuyas, o las mías...
para reverdecer los otoños de las partidas.
Para revivir la historia... de su poesía.
Pacientes sus páginas
Tranquilo su equilibrio.
Todo su ser en tenso acecho,
por volver a cobrar vida,
para unos ojos que deseen vivir,
leyendo...al mecerse de unas líneas...
en palabras... bien mecidas.
No sé si fue antes el texto o la foto, pero cómo se complementan las sensaciones que dejan uno y otra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las fotos fueron hechas de forma expresa, en este caso, en un juego entre imágenes y texto.
EliminarUn abrazo.
Una mecedora quieta
ResponderEliminarGuardando su ausencia.
Unas líneas escritas
De una novela tardía
Una vida truncada
Una noche perdida
Un sueño esperando
Quedan las palabras
Y un beso.
Un mecerse sin soporte
EliminarUn libro sin tapas.
Una poesía sin métrica.
Un baile sin ritmo.
Un instante vacío.
Una palabra muda,
mecida en el viento.
Acunada con un beso.
La mecedora,
ResponderEliminarrecita al mecerse,
un poema sin palabras...
...porque se perdieron
Eliminarentre las estrellas de la noche,
quedando mudas, sin quererlo.
Suaves se mecen las letras en tu mecedora de tiempo irradiante, que deja el pasado quieto pero no olvidado.
ResponderEliminarSaludos
Suave el movimiento de las vocales, suaves las consonantes siguen el vals, entre unas comas que mecen, como las olas del mar.
EliminarUn saludo.
Se mece a los niños, el comienzo de la vida, para facilitarles el sueño.
ResponderEliminarSe mecen los viejos, para acunar los dolores, y los desengaños, y la vida.
Y en el medio, queda la mecedora, donde todos vamos dejando nuestro poso. Escribiendo un libro colectivo, que es como una letanía interminable,
Por eso, cuando te sientas en la mecedora y cierras los ojos, todas las vidas vuelven y te envuelven. En ese vaivén que es el del barco mecido, nunca mejor dicho,, por el viento, surcando la mar tranquila bajo el crepúsculo.
Bello texto y bellas fotos, las de tu, nuestra, mecedora
No era nada casual la exposición. Y coincido en pensar que esa figura refleja desde el principio al final los días del ser humano.
EliminarNo es casual que los libros adornen muchas de esas mecedoras, por lo que sugieren de traspaso de canciones, de cuentos, de lecturas, de audiciones musicales...Esa, nuestra mecedora, cobija los tiempos, los ritmos y las palabras que nos hacen ser quienes somos, y por ello, regresamos a ella, cuando el viento nos abruma.
Un abrazo.
Se ausentó por ver las estrellas...
ResponderEliminarEste verso es tan hermoso que duele y tan triste que emociona.
Gracias por tus palabras.
Besos.
Gracias Toro, por tu lectura tan sensitiva. Hay, como tú bien sabes, quienes pueden leer. Desde los seis años, casi todos podemos hacerlo. Lo que agradezco son esas lecturas que tú, como otros grandes lectores y siempre buenos escritores, se atreven a ver tras las palabras.
EliminarDesde la merecedora de esos pocos instantes donde me hallo y me siento. Desnuda en la mecedora que es la vida, te mando un beso.
:-).♪♫♫♪.....♫♪☼☼♪↨↑↑♫:♪--- ;-D.Sonriamos, porque a pesar de mil pesares, late en nuestros corazones la sed del agua insaciable.
ResponderEliminarUn beso.
Dentro de la realidad de esa ausencia permites se asuma esa tristeza con un polvo mágico de estrellas que da cierta esperanza del lugar hacia donde "mirar" y con exquitez y sin rabia aceptas que el mundo girará siempre aun cuando nos falte él.
ResponderEliminarConfío que mi percepción se asemeje a tu mensaje..., esta es mi lectura.
Besos y encantada de conocerte, ocupo un lugar con tu permiso en este espacio
tRamos
Es un espacio que busqué, de forma expresa. Porque abarcaba conceptos para mí importantes. La intrascendencia de nuestro paso, y a la vez la exquisita importancia de ese instante efímero en el universo. Sin la lectura mi vida sería otra vida. Quizá peor, pero distinta.
EliminarBienvenido a esta, tu casa. un saludo.
Páginas de libros que sobreviven al amor y al desamor, vidas de papel que ven pasar el entierro de quién creyó adquirirlas para la eternidad.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Libros de páginas en blanco tal vez, que sobreviven al paso del tiempo, y al paso de quien, con engrudo y tela, encuadernó las hojas que se fueron escribiendo de una en una.
EliminarUn abrazo.
¿Me permites, querida Aldaba, mecerme entre tus letras? es una paz tan sosegada la que se respira hoy en tu blog, que no me dan ganas de salir de aquí hoy.
ResponderEliminarUn beso.
Quédate y toma acomodo, nada de sentarte en el filo, con la premura de esperar un autobús.
ResponderEliminarSiéntete cómoda, que hay un tiempo de lectura fuera del tiempo, donde mecerse nos acompaña en la lectura de cada renglón.
Un beso
Hermosa mecedora. La vida bonita siempre se mece en la belleza.
ResponderEliminarUn besito