En el escenario, una treintena
de artistas dialogaban. Hablaban desde la visión del arte los ceramistas,
escultores, literatos, poetas, arquitectos, escultores, pintores, músicos, y
pertenecientes a otras artes o disciplinas que no supe identificar por las elocuciones.
El círculo de las sillas
hacía muy difícil relacionar cada voz con una persona.
En el patio de
butacas, un único espectador parecía seguir las explicaciones sobre el valor
del arte.
Juntos, aun separados
por una silla, nosotros, los dos espectadores privilegiados, en la isla de la primera fila, oímos cómo se apelaba al sentir, y a la capacidad de empatizar.
Los maestros divagaban
respecto a la necesidad de ser testigos, de dar voz a la realidad. Unos decían
que no era una necesidad. Otros defendían que era una obligación. Otros reivindicaban
la belleza por el placer de dar cuerpo a una armonía.
Por la vista fija del otro espectador, deduje que estaba muy interesado, y me avine a imaginar que era un
artista, de momento, no invitado al escenario de los talentos emergidos. Tal
vez emergente, a punto de ser valorado.
Cuando, en un
silencio, y tras unos aplausos entre los artistas, le vi ponerse en pie, hice lo
mismo, y salí tras él.
En la sala de entrada,
amplia, limpia y con sillones confortables, le vi sentarse en el sillón más
cercano a la salida.
Yo me quedé al resguardo, ante la lluvia que seguía regando sin prisas la ciudad. Se quedó a mi lado un momento, mientras guardaba un librillo de
sodokus en un bolsillo de un tres cuartos azul marino.
- ¿Ve usted?...- Me
dijo señalando el librillo.
- El arte de crear,
siempre polémico.-Contesté, por corresponder a la única frase dirigida a mí
desde hacía una hora.
- No, hombre….Lo bien
que viene ir al teatro para que salgan los números o las letras de crucigramas
o sodokus que se nos atascan!- dijo, riendo, mientras se subía las solapas y
tiraba por la calle estrecha.
Pues qué verdad más
poco fiable, me dije, abriendo el paraguas y yendo a ver la exposición que
tenía en mente visitar esa tarde. Pero la lluvia me había hecho entrar en el
teatro. Y ya no me veía capaz de ver arte pictórico por ese día.
Me vino a la memoria
la señora de la limpieza del museo. Sí aquella anécdota del año pasado.¿Recuerdan?
Ni se le ocurrió sospechar que formaban parte vital de la pieza Wenn es
anfängt durch die Decke zu tropen (Cuando empieza a gotear el techo) del
artista Martin Kippenberger, valorada en 800.000 euros.
El Museo Ostwald de Dortmund (cuyas primeras entradas en Google son sobre
el suceso, superando a su web oficial), llegó a afirmar que "estamos
intentando aclarar cuanto antes qué tipo de capacitación tiene el personal de
la limpieza"
Un fragmento de una
entrevista de hace unos días, a Avelina Lesper. Al leerla uno se platea cosas sobre el arte contemporáneo. Por si les apetece.
Otro día no me dejaré
embriagar por el arte de hablar del arte. Seguiré a la ver la exposición que me
haya dispuesto a visitar. Sin que lluvia o casualidad me desvíen del trayecto.
Reconozco mi falta de sensibilidad para apreciar muchas obras de arte moderno, ante las que personas mucho más preparadas que yo se quedan con la boca abierta. No puedo evitar, sin embargo, quedármelas mirando a ver si en esa mueca soy capaz de descubrir un atisbo de pitorreo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo no entiendo mucho, para qué engañarnos. Sí que a veces me siento simplemente bajo los efectos de una broma. Pero ahora que bajó el IVA, a ver si todos podemos comprar arte. Luego, cuando bajen el de la cultura, cine, teatros y libros, ya nos culturizamos un poco más, no?. Broma.
EliminarEl público debería ser quien, por su número y sensaciones, pudiera opinar. Pero entonces no podría haber un abismo entre artistas y realidad, jamás. Un abrazo.
Estoy fuera de juego en todo tipo de arte.
ResponderEliminarMe falta formación.
Lo asumo sin complejos.
Y simplemente admiro lo que me gusta.
Besos.
Yo asumo sin complejos que hay cosas, música, en fin, obras que me llegan al estómago, o al alma o donde demonios esté el centro del sentir. Y otras resbalan, sin dejar ni un ápice de sensación que pueda recordar como algo que valía la pena haber gozado. O sentido. O vivido.
EliminarUn beso.
La creación conlleva belleza aunque sea de un cuerpo o idea no bellos. La labor de crear ya es bella de por si. Como tus textos.
ResponderEliminarSaludos
La creación no sé si ha de ser belleza, pero sí una naturalidad armoniosa, aun sobre cosas nada bellas. Pero no soy nada entendida.
EliminarGracias. Escribo, seguramente, porque no puedo evitarlo. Sigo sin pretensiones en ese sentido, pero si provoco un "algo", me doy por satisfecha.
Un saludo, Nel.
De tus principios, que yo te leí, ahora hay una trayectoria que te ha forjado como una escritora de expresión, de ritmo seguro y con sentimiento.
EliminarSaludos
De esos principios, como los pasos de los seres humanos, a veces se llega a tropezones, caídas, titubeos, carreras más aprisa en la mente que en la piernas...pero se camina!.
EliminarGracias. Un saludo, Nel.
Creo que para entender el arte necesito tener sensibilidad o volver a nacer... en un teatro.
ResponderEliminar:)
Me temo que entender de arte, el que sea, pasa por comprender, conocer, reconocer y entender las técnicas que se utilizan. Pero lo que dudo es si con la perfección en su dominio, se garantice que una obra de arte, tiene intrínseco, y por siempre.
EliminarPero que no entiendo yo mucho, así que, nos plantamos en un escenario de teatro, entre artistas, y a ver si nos hacemos críticas de arte.:-)
Un abrazo..
El eterno dilema, de lo qué es arte y lo que no, la valoración que luega tenga no tiene nada que ver con la labor creativa.
ResponderEliminarSe puede tener una sensibilidad para saber apreciar el arte y no conmoverse ante un ser humano?
La mejor belleza es la que se expresa con sencillas palabras en una buena idea que llegue a todo el mundo.
Un beso.
Yo creía que era imposible apreciar el arte, y ser una estatua ante un ser humano, pero con algunos "humanos" amantes del arte, durante el III Reich, ni de eso estoy segura ya.
EliminarLa belleza tal vez no requiere explicación alguna. Habla por sí misma, pero, como dices, hay eternos dilemas e infanitas valoraciones.
Un beso. Y feliz semana, Alfred.
El arte es creación y creatividad, saludos cordiales.
ResponderEliminarCreación y recreación. Cuya lectura, sólo el espectador, que a su vez, con ella crea para sí, puede valorar.
EliminarUn cordial saludo. Gracias por la lectura y por comentar.
Estoy de acuerdo contigo Albada; la belleza no requiere de explicación; ella misma se sabe explicar. Gracias por este microregalo.
ResponderEliminarGracias por la lectura (esa mirada que en sí misma, reconstruye y por tanto, crea, recreando, cualquier texto).
EliminarUn cordial saludo.
Bonita puesta en escena. Recuerda el mundillo de las letras, todo el mundo publicando y nadie leyendo. En fin, iba a comentar algo sobre la percepción del arte, pero he decidido acudir a ese teatro. Quiero encontrarme al tipo ese del sudoku. Todo un artista, creo.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
El espacio del escenario, se iba llenando de niebla por instantes.
EliminarEn cambio, en la platea, el visitador de exposiciones y hacedor de tiempo, junto al solucionador de sodokus, tenían una vista nítida del teatro. (¿de la vanidades?, eran más de seis los personajes en busca de obra, y me permití jugar a dársela ;-)
Un abrazo, Amando.