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sábado, 22 de noviembre de 2014

Tócala otra vez


Había empezado tocando con una banqueta normal, en cuanto a medida, forma y altura. El tiempo fue pasando sin prisas, y ese amor por la música le había ido llevando, como una barca sin remos, hacia odiseas de sensaciones.

Habiendo usado diferentes taburetes, sillas y apoyos, le vimos juntos en un vídeo, por Internet. Envejecido, pero ágil en sus manos de raíces por seguir profundizando, pero intensamente vivo. 

¿Por qué esa silla tan bajita?- pregunté mientras doblaba la servilleta.
Para no subirse encima del piano, imagino- contestaste. 


Me pareció un acto amoroso, donde su cuerpo se adapta a los contornos de la pareja, en una búsqueda de complementar un deseo de complicidad mutuo. Un acoplamiento de un hombre a un piano, en un alarde de musculatura y equilibrio para ser uno con él. Digo yo que será una manera de vivir una música que resuena de dentro hacia afuera, que no parece fácil de digerir.


Tal vez, en algunos intérpretes , o se permitan que suene al compás de la cadencia de brazos y piernas, o esa música quedaría carcomida entre los pliegues de la memoria, Atascando las arterias de los amores sin condiciones.


16 comentarios:

  1. Las manos acariciando el piano, una carencia de notas en suspenso, unos instantes en el vacio antes de la percusión.
    Agazapado, asomando lo justo para no intimidar al instrumento, para sacar de él, sonidos perfectos, arpegios gozosos, timbres placenteros.
    Nada más perfecto, que una simbiosis, entre piano y concertista, plegados a los sueños del compositor.
    Un beso.

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    1. Como un sueño de encaje de bolillos, que entre renglones de pentagrama se alientan a bailes de espacios, por escribir una y mil veces.

      Me encantó este comentario. Es casi un post en sí mismo, Alfred. Un beso.

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  2. También podrían poner una silla normal y subirle el piano encima de unos ladrillos.

    Besos.

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    1. Que cada uno es como es y seis media docena. Lo de los ladrillos en las patas del piano de cola lo veo muy estético. Daría más sabor a intimidad. ;.)Estoy contigo!

      Un beso.

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  3. Realmente no lo conozco, y ni siquiera lo había oído nombrar. Pero lo que puedo sacar en claro es que era una persona que no se ceñía a lo establecido -no se sabe por qué y tampoco por quién- y que obliga al intérprete a sentarse en un incómodo taburete porque es "lo correcto", "lo tradicional" o "lo que todos lo hacen" y se sentaba en lo que le significaba estar cómodo.
    (Y nosotros, ¿como nos sentiríamos más cómodos para escuchar música, sentados en un taburete sin respaldo o en una silla acojinada?)

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    1. Hay que sentirse cómodo. Creo que para interpretar música y para escucharla /sentirla/vivirla. Para mí no hay diferencia. O se vive, o no se pone!.

      Un saludo desde un sillón. En este momento, está acojinado.

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  4. En mi opinión, querida Albada, hay que degustarla. Aunque eso implica todo lo demás.
    Otro abrazo va.

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    1. Degustarla...sentirla, vivirla...la música. esa fuente de vida. Esa manera de vivir..

      Un abrazo.

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  5. Me encanta la música, no me imagino la vida sin ella...
    No conocía a este pianista, me gustó mucho el vídeo.
    Un beso

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    1. Yo tampoco me imagino sin música. Para mí es imprescindible para que que entiendo por "vivir" Si te gustó el vídeo, me alegro mucho. Eva.

      Un beso y feliz semana

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  6. Además de la personalidad de este músico, fuera de las convenciones, veo en este relato el protagonismo que debe tener la música en sí misma, a veces contaminado por el intérprete y los rituales que le entronizan frente al público.

    Me ha gustado tu relato y el video, sin olvidar la sonrisa que me produjo la silla rota del pianista, como símbolo de que el protagonista es la música, no el pianista.

    Un abrazo.

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    1. La música lo empapa todo, dando una atmósfera que ningún solista apaga. No obstante, hay solistas que otorgan un grado de verosimilitud a una partitura, que la convierten en especiales, más allá del autor.

      Un abrazo

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  7. Un pianista excelente y un comentario sobre el video realmente interesante.Abrazos.

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    1. Es realmente excelente, porque deja que la melodía le empape, para poder, luego transmitir al mundo, desde dentro de sus tripas, lo que nos pueda mojar...calando.

      Un abrazo

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  8. hablar de Glenn, como de su silla, es simplemente temperar todo un mundo incógnito.
    se dice de Gould si no fue su misma genialidad la que 'inspiró', ¡inspiró!, al propio Bach.

    Las variaciones Golberg hablan por sí solas de este atormentado canadiense, que nadie ha conseguido superar al piano.

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    1. Me imagino a Glenn, sentado cerca del conde de Sajonia, en las largas noches de insomnio, disfrutando una y mil veces ante las variaciones, recreándolas.

      Un cordial saludo, M.Pilar

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Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.