Tres confetis esperaban en un rincón de la avenida. Se habían unido tras caer de unas solapas. El que parecía mordido, e imperfecto, comentaba con el verde que qué barbaridad de multitud. Ambos habían salido de una bolsa, llevados por un niño disfrazado de pirata, y estaban fatigados de un vuelo rasante, que acabó sobre los espectadores de una acera cuajada de gente maquillada.
La serpentina rosa, desatada,
colgaba de un rosal, tomando el sol, dejando que el papel se columpiara al son
de una trompeta que ya acalló su voz,
hace dos días.
La funda de un caramelo de
regaliz y menta estaba alicaído. Tan flaco y tan olito cerca de la papelera, que
no llegó a abordar.
Los pétalos de un geranio rojo se
sentían desvalidos, sobre una lámina de un banco de madera.
El viento empezó a soplar someramente. Se puso a hacer cosquillas a las ramas de la mimosa que vive tras la reja. El arbolillo comenzó a derramar granos de amarillo por la acera, empezando entonces la animación. Miré la escena de puesta en marcha de la ventolera.
Los confetis voladores se
dispusieron a bailar con la serpentina, haciendo garabatos en el aire. Cuando
pasaron sobre el banco, se les unieron los pétalos. Y tras ellos, el papel del
caramelo. Vi el fondo de colores hacia el cielo, en un baile de fusión en remolino.
Con el cabello en franca
indisciplina, las alas de las faldas en
volandas, y un poco de esfuerzo en cada
paso, el viento de tramontana me ha dejado un ritmo de aire a carnaval en la mirada.
Querida Albada: En una conversación informal y bajo un manto de sombras, le escuché decir a Aristóteles que "Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido", pero afectado por la insinuante mirada de una bella mujer. ¡Que viva la fiesta!
ResponderEliminarUn abrazo colombiano.
Salir de la vida como de una fiesta. Sería fabuloso que en ella hubiera todos los ingredientes para que la gran fiesta de este paso por aquí, no dejara más que buenos recuerdos para el que parte, y para los que se quedan.
EliminarMe ha gustado la cita, aún con las matizaciones en cuanto a las condiciones de la partida. Vivamos la fiesta!.
Un abrazo español.
Pues a mi, el viento me ha desarbolado el paraguas. No sería demasiado problema, si mi disfraz no fuera el de Mary Poppins...
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Era el disfraz menos adecuado para lugares ventosos. Pero al menos...¿el maletín no volaría por los aires no?
EliminarUn abrazo ya sin disfraz, que está en el tinte.
Me encanta tu descripción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Macondo. Hoy habría hablado del vuelo hacia una estratosfera cercana, de una bolsa verde. De esas bolsas feíllas que no cobran todavía en las tiendas. Ni te imaginas con qué donaire volaba la criatura. Para verlo y gozar.
EliminarUn abrazo.
Era el espíritu del carnaval, disfrazado de viento. Si no puedes con él, déjate llevar, el viento es capaz de acariciarte y levantarte la falda, al mismo tiempo... Besos
ResponderEliminarEse espíritu carnavalero, que sigue haciendo de las suyas ante tanta seriedad justificada (y no por la cuaresma, sino por las noticias). Hace tiempo llegué a la misma conclusión respecto a encararse al viento. Dejarse llevar por él.
EliminarUn beso, aries.
Viendo el rsultado, no puedo dejar de soplar, para que no pare la fiesta.
ResponderEliminarUn beso.
Fdo. El Viento
Hoy sigues de fiesta, amigo Eolo. Entre una bolsa verde como la esperanza y unos papelitos de una cuartilla con letra infantil, te he vuelto a ver jugando por las aceras de la avenida. Dando aliento a esos aires cálidos de las fiestas por seguir rememorando.
EliminarNo sé como puedes.
ResponderEliminarEl viento y yo somos incompatibles.
Besos.
Cerrando un poquillo los ojos, Toro, porque además de cosas de colorines, hay mucho polvo y arenilla en esos remolinos. A mí la sensación de brisa me fascina. La de ventolera mucho menos, pero es lo que hay!.
EliminarUn beso.
MUY BUENA DESCRIPCIÓN.
ResponderEliminarABRAZOS.
CARLOS
Describir es sólo eso, pero había una cierta magia, que me atreví a intentar compartir. Gracias, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Qué bonito Albada, con el soplo de tus palabras consigues que me traslade al torbellino danzarín y multicolor una vez pasado el espectáculo del carnaval.
ResponderEliminarEra un pequeño remolino, pero por inesperado, a pesar de ser tan previsible, me llevó en volandas a la pluma de colorines, por intentar compartirlo
EliminarUn abrazo
Gran ventolera que aquí ha sido una galerna salvaje donde la mar salió a las calles de Gijón y destrozó lo que encontraba por el camino. Tu carnaval ha sido más bucólico que el mío.
ResponderEliminarSaludos
Quedé impactada de unas imágenes de la tele Las olas entrando hasta lugares insólitos. Una marejada de consternación e impotencia. No quiero ni pensar el pavor y desconcierto.
EliminarUn cordial saludo, Nel. Que todo vuelva a su cauce.
Un relato muy poético y colorido. ¡Sigamos soplando, qué vuelen el confeti!
ResponderEliminarUn abrazo.
Vuelan los confetis a ratos, para recordar que late la alegría en el hombre. Porque además de las cosas amargas, que no faltan en este año, la luz de la alegría hay que dejarla salir. Aunque sólo sea por salud mental.
EliminarUn abrazo, Fanny.
Y yo me he sentido un confeti disfrutando en el columpio del viento.
ResponderEliminarEl columpio al viento!. Qué bonito recuerdo me trae el viento de tus palabras.
EliminarGracias!
Un abrazo.
¿El viento de fiesta?
ResponderEliminarDanzan en el aire,
coloridos remolinos,
y mariposas de papel...
...que el aire sepa a mandarinas
Eliminarlas mariposas se eleven
entre trozos de papeles
que quedaron en la esquina.
Por un decir. Un abrazo.