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Te vi la otra tarde, y por
no poder controlar mis latidos, tomé la bocacalle que se abría a mi paso.
Reviví, por un instante, el
beso que nos dimos en el portal de tu casa, y el trémulo aroma de mis nervios a
flor de piel. Volvió a mí el olor de tu colonia y el tacto de tus manos sobre
mi cuerpo deshojado, tus dedos sedientos bajo la blusa azul que desabrochamos
entre los dos, rompiendo un botón. Recordé tu torpeza con el broche
de mi sujetador, y la impericia de mi mano con tu bragueta de jean, y la música
de jazz que salía de un bar y alfombraba la calle, y esa dejadez del tiempo
decorando el dormitorio de tu piso de Sants. Regresé a esas noches imborrables de
luna y besos, de jazz y versos, de abrazos cómplices naufragando en el mar de un
presente intransitable.
Por eso tomé la bocacalle,
sin dar opción a que el azar, como entonces, nos dejara ver qué tanto de
mentiras y verdades nos llevaron a romper el espejismo de amor que fabricamos,
en ese otoño de matrimonios fracasados.
Ibas solo y parecías pensar
en voz alta, como antaño. Tan abstraído, que bien segura estoy que no me viste.
Cuando luego tropecé contigo, al salir del Viena, donde me refugiara de mis
nostalgias, hemos dicho "perdón" a la vez. Por una fracción de
tiempo, imposible de medir, creo que me miraste, y que me reconociste.
Seguramente algún torbellino de ayeres en mis brazos recorrió tu espalda atribulada. Seguí caminando sin volver
la vista. No me giré, así que sólo puedo afirmar que sentí tus ojos en mi
espalda, como en las noches de Abril. Aquellas en las que afirmabas que nada
iluminaba la oscuridad como mi piel desnuda bajo la luz de la luna.
Aunque pudiera ser que, ni antes ni
después me conocieras, y todo haya sido una ilusión, de ese imposible azar que
nos unió. Tal vez.
Hay besos que quedan marcados en la piel del alma, hay besos que atraviesan los sentidos, hay besos que dejan un sabor interno más allá del recuerdo, aunque todo sea ilusión, ¿qué importa? si ese beso quedó para siempre.
ResponderEliminarEchaba de menos tus entradas, un placer leerte, mi querida Albada.
Besos enormes y feliz tarde-noche.
Hay encuentros que remueven los cimientos, así que es posible que queden fijados en la memoria más allá de la realidad que los creó.
EliminarUn beso grande y gracias por tu lectura
Un encuentro de un triste azar.
ResponderEliminarUn beso.
Los naufragios matrimoniales seguramente son las peores épocas para, por azar o no, tener encuentros pasionales.
EliminarUn beso
Aunque fuera una ilusión no está nada mal sentir todo eso, verdad?
ResponderEliminarBesos.
Ficción, ilusión o realidad, a veces da igual, cuando la dicha queda tatuada en el corazón.
EliminarUn beso
Hay ilusiones que mantienen los sentimientos y las sensaciones vívidas, que son más que un capitulo real, que son recuerdos que nunca fueron. Me tientas y te creo, hasta que tu final logra despertarme. Abrazos
ResponderEliminarHay recuerdos que, con el tiempo, se modifican. Se banalizan y casi olvida. O se glorifican y exaltan. Todo es posible. Pero para esa mujer el hecho fue real, y la nostalgia la visitó.
EliminarUn abrazo
Ya que no se va a salir de dudas, lo más práctico es quedarse aquella opción de todas que más nos apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal vez el tipo simplemente se parecía a uno que amó. No lo sabremos nunca, como dices
EliminarUn abrazo
Seguramente. Cuando se añora o se busca a alguien, muchos paseantes se asemejan al evocado.
ResponderEliminarEl otoño tiene ese punto de nostalgia que a ratos se nos cuelga en la mirada. Un abrazo
El amor siempre es un acontecimiento imborrable. A veces hay que cortarlo, pero siempre quedará un mágico recuerdo.
ResponderEliminarEstos azares por las calles son extraños.
Un relato buenísimo...
Un beso enorme
Son extraños, y sí, vale la pena coger al vuelo, esas sensaciones.
EliminarUn abrazo, y vamos a por este día
Vuelvo con deleite a este mágico relato de recuerdos imborrables.
ResponderEliminarUn beso
Volver a algunas palabras, es paladear lo que nos provocó, así que muchas gracias
EliminarUn abrazo enorme