Siguiendo la iniciativa de Leonor sobre una nochevieja diferente, mi aportación es la que sigue.
Esa vez aceptó ir a la fiesta de
entrada de año en casa de Blas, porque la última discusión con Laia había
excedido su punto de paciencia, y a falta de otro plan, o de mayor presupuesto
se vio a las doce y media ante el garaje de su viejo compañero, donde, nada más
llegar, Julia brillaba con luz propia. Era cosa de empezar el año, ese 2020 tan
redondito, bien, alegre, por una vez en la vida.
Nada tuvo que ver ese vestido de tubo negro ni sus medias con costura, que llamaban a la simetría de un chocolate cimbreante. Tampoco el escote palabra de honor de su atavío. Era su sonrisa, que no podía recordar de las mañanas de estudios de antaño. Brillaba. Sin más. Sopesó el malestar del resto de las chicas ante la evidencia de que ellas parecían la comparsa de una reina. Acabó por beber dos cervezas, charlar con Julia, dejándose el alma prendida de su mirada, y gozando del atrevimiento de bailar con ella. A última hora, inhalando la esencia de mujer que desprendía, ante la cara de Pablo, que siendo amigo, captó el terremoto que su novia producía en él, se despidió de la fiesta alegando haber dormido mal la noche anterior. Se despertó agitado. Ya era 2021, con Julia dormida a su lado.
Vaya despedida de año tan diferente, se dijo en el cuarto de baño. Julia roncaba bajito, no había ni cacharros por fregar en al cocina. Habían estado ellos dos con un hermano de ella y un amigo común. Se tomaron las uvas, brindaron deprisa, y los dos "invitados" se fueron pitando, por lo del toque de queda. Miró el reloj, eran las ocho de la mañana.
Palabra 305
Un abrazo y Feliz Año 2021.
ResponderEliminarSí... mejor la de cualquier otro año.
ResponderEliminarBesos.
No sé si apuntarme al chino, por ver algo de alegría oye :-)La tengo que poner yo todita, y cansa :-)
EliminarUn beso