No hay zapatos lustrados en los balcones,
ni cartas escritas con esfuerzo en los buzones reales
de unas tiendas abiertas a juguetes y sueños,
a delicias y anhelos, a ilusiones con sabor a mazapán.
Fui una niña buena, la mejor de las niñas posible.
No hay cáscara de naranja para los camellos
ni la copita de anisete para algún Rey Mago,
ni las miradas de una niña soñadora.
Algún viento desalmado se los llevó, y ya no siento
esa lumbre en mi mirada, anhelante,
ni el corazón vestido de promesas
ni ese duermevela por si acaso
pudiera ver a los Reyes dejando algún regalo.
No hay zapatos lustrados en mis balcones,
ni escribo cartas con mi mejor caligrafía
a unos Reyes que dicen que se vinieron
y que nunca me dejaron lo que les pedí.
Tampoco importaba tanto. Yo era feliz.
…”Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.”
Ser felices, por sobre aquello que deseamos, es saber apreciar lo que recibimos. Muy bonito poema.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Claro, si al final es estar bien y sintiéndose feliz.
EliminarUn abrazo grande, y muchas gracias, Dulce
Ser feliz antes de lograr o conseguir lo que fuere. Eso es ser feliz.
ResponderEliminarImpecable como siempre, amiga. Envidiable también.
Abrazo hasta vos.
Gracias, lo importante no es tener, sino sentirse a gusto.
EliminarUn abrazo, Carlos
Es triste no pedir, parece que la felicidad apartada no es feliz como parece. Todo el mundo debería poder pedir, pedir un vaso de agua, pedir que salga el sol, cruzar una sonrisa... siempre se puede pedir. Un abrazo
ResponderEliminarPedir amabilidad o variables no debería ser una demanda, pero sí, estar a gusto y sentirse bien con sigo mismo y los demás, es el mejor regalo.
EliminarUn abrazo fuerte, Ester, y muchas gracias
Gracias por este regalo.
ResponderEliminarUn abrazo.
A vosotros por leerlo.
EliminarUn abrazo fuerte, Rafael.
Las cosas cambian y de qué manera, y es cierto que cada vez se ven menos zapatos postrados en las ventanas o balcones, y esa ilusión de antaño es menor.
ResponderEliminarPero siempre queda la esperanza que con una sola persona que crea en esa magia es suficiente para ser felices.
Un besuco
Por supuesto, con un solo niños con mirada ilusionada, todo es para mantenerlo, sin dudarlo.
EliminarPorque los Reyes nos traigan felicidad. Un abrazo fuerte, Campirela.
Hermoso poema, me llenó de nostalgia de aquellos tiempos, sobre todo ese verso final que dice: Yo era feliz.
ResponderEliminarEs verdad éramos tan felices y no lo sabíamos, queríamos crecer y ser adultos y ahora añoramos aquellos tiempos.
Me encantó.
Un abrazo grande.
PATRICIA F.
La verdad es que sentirse feliz, de niño y de adulto, es el mejor regalo, lo demás es lo de menos :-)
EliminarUn abrazo fuerte y muchas gracias
Una preciosidad!!!!!!
ResponderEliminarGracias, Tracy.
EliminarUn abrazo fuerte.
Si bien todo evoluciona, en nuestros adentros encontraremos el eco de la niña que fuimos. Has descrito muy bien. Me parece una preciosidad oírte. Gracias por tan bonito regalo.
ResponderEliminarBesos.
Te felicito por el poema.
ResponderEliminarQué días tan mágicos cuando éramos niños.
Besos.
Que lindo poema Maripau, cuanta ternura en sus versos, creo que la mayoria de tus lectores no hemos visto reflejados en el
ResponderEliminarmariarosa.
Como ha cambiado la cosa Albada. Recuerdo que recibiamos solo un regalo yo y mis hermanos, y nos volviamos locos. Ahora reciben de los tios, de los amigos, de los padres, de abuelos, en fin, una locura, las navidades son un sacaperras.
ResponderEliminarEl poema es preciosísimo, enhorabuena amiga.
Feliz 2025
Un fuerte abrazo