Te quedaste arriba, en el
dormitorio, calculando que yo, entre el bastón y la humedad, no me animaría a
salir a dar una vuelta por la playa vacía, en ese pueblo costero solitario bajo
el agua que a ratos parecía una sábana de líquido redentor.
Se oían los truenos,
¿recuerdas?, y me dijiste- mujer, espera un poco, que igual luego clarea.
Te quedaste, mirando luego
desde la terraza qué tanto me atrevería a acercarme a la playa, e imagino que
pensando que hay que ser necio del todo para dejarse empapar cerca del mar, cuando
el agua te rodea ya por los cuatro puntos cardinales de la piel.
Lo que no sabes, es que en
Agosto, a partir de la segunda quincena, muchas tardes solía llover, y que yo era
especialmente feliz nadado, paralela a la costa, precisamente en esas tardes, cuando
el agua hacía huir a los bañistas y me quedaba yo sola, inundada de mar entre
mis piernas, y glotona de un agua dulce que recoger con mi boca.
No sabes tantas cosas…y es
normal que sea así. No en vano hace sólo dos años que nos conocemos. Las
tardes, y las madrugadas. Las estancias en tu casa o en la mía, nos han dejado
hablar de unos pasados muy ricos, sí, pero imposibles de pormenorizar.
Los viajes, cuidando de mi
rodilla, que parece ya el cuento de nunca acabar, nos han permitido compartir
muchos recuerdos, muchos nombres de familiares, amigos y situaciones laborales,
pero claro, ¿cómo puedes saber que me chifla bañarme cuando llueve?, ¿que soy
agua entre las aguas de unas playas, o unos ríos que nunca son el mismo mar ni
el mismo agua?. Inconvenientes de habernos buscado por tantos años hasta
encontrarnos. No haber podido saber más de esas pequeñas manías o grandes
fobias.
Jaja: te pareció absurdo mi
pánico a los insectos. ¡Ellos tan pequeños y yo tan mayor!, pero ya ves, un día
u otro tenías que saberlo, y fue en La Ciudadela aquella tarde , mientras una
avispa burlona merodeaba alrededor de un seto protegiendo a unas rosas. Y te
sorprendiste. Pues esto es algo similar. Habiendo pasado toda mi adolescencia
veraneando en Comarruga, la sensación de la lluvia frente al mar, me hace latir
en deseos de tocar la arena que va rompiendo cada ola, así que no podías saber que
con bastón y paraguas, también llegaría a jugar con las olas muriendo en la
orilla.
- - Claro que me mojé. Tobillos enteritos, hago chop-chop te dije al entrar
en la habitación del hotel
- - Veo que al menos trajiste chanclas, respondiste.
Me preparaste un baño caliente
y fuiste a buscar una chocolatina. “Traigo chocolate y besos”, dijiste desde la
puerta del aseo.
Que nunca nos falten los
besos, que no te canses de guardarlos para mí cuando no estamos juntos.
El resto ya lo conoces. Hoy
tendré que salir de paseo contigo con calcetines bajo las chanclas, pero nos
conoceremos un poco más. Y tú más tarde me enseñarás las fotos que me hiciste
desde este balcón prestado.
Te dejo esto escrito mientras
sales de baño. Iré bajando. Espero que hoy, como ayer, en el buffet libre haya churritos. Te espero allá.
Una crónica del placer que se siente n las pequeñas cosas compartidas, los detalles que nos llenan el espíritu de vivir, haciéndolo partícipe con el ser querido, ese que está al lado en momentos tiernos y en los que necesitan de calcetines :)
ResponderEliminarSe te ve feliz y me alegro por ello.
Un beso.
Los calcetines que abrigan más el alma que los pies.
EliminarMe alegra que me veas feliz, porque me siento razonablemente feliz. Un beso grande. Hoy no llueve, pero hay churrritos par desayunar, si te animas :-)
Siempre hay algo desconocido por descubrir cuando se siguen teniendo ganas de conocer a alguien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre hay cosillas que desconocemos hasta de nosotros mismos. Por eso es una aventura tan sorprendente conocer a alguien, es verdad.
EliminarUn abrazo
Esa foto merece un marco.
ResponderEliminarY esos corazones que sigan brillando.
Besos.
Mi regreso al hotel, era de niña feliz, sin katiuskas, porque había gozado con la lluvia y el mar.
EliminarQue nuca falten besos y corazones con chiribitas, es verdad. Un beso
Entrañable este texto, mi querida Albada, y las imágenes me han encantado.
ResponderEliminarQue no falten los besos, que no falten las emociones, ni las aventuras, ni los momentos mágicos, que no falte nunca las ganas de seguir viviendo en la ilusión de querer seguir queriendo esa chocolatina.
Un beso enorme.
Que no falten razones y emociones que nos hagan seguir latiendo con ganas. Que no falten las risas, aunque la vida sea dura. Que no falte la lluvia redentora y el sol tras ella
EliminarUn beso, dulce María, gracias por tu lectura
Recreso a tu blog a reerlo y mirar lo nuevo.
ResponderEliminarBesos
Bienvenida pues, es blog de ir en zapatillas de estar por casa, porque es bien simple, como está bien claro que es. No pretendo ser buena en esto de la escritura, pero escribo. Bueno, también respiro y no recuerdo haber ido al cole para ello :-)
EliminarUn beso