Cuando el mar se desbordaba por los senderos de las hormonas
de los quince abriles, les pudimos ver, tras el instituto cercano. Exaltando a
los mejores instintos de un amor al abordaje. Ese inexperto, torpe y
apresurado. Sin más ley que la de dejarse llevar por la ceguera, ignorantes ambos
del uso de los bastones blancos.
Este invierno está distinto el ecosistema de parque. Las
cotorras han colonizado la zona de las palmeras, mientras que las palomas
parecen ser cada día menos, y más feas.
Ayer vi al chico del pantalón bajo, y del ardor encendido,
sentado en el respaldo del banco de madera. Observaba la alineación perfecta de
las palomas que montan guardia, sobre el tejado de una caseta. Como otras
tardes. Pero a ella no la vi llegar.
Hoy un vacío rodea al banco. No seré yo quien me siente en él,
a leer el diario.
Dónde estará ella?
ResponderEliminarEl banco, quizás, también la echa de menos.
Besos.
Estoy segura que el banco la echaba de menos. No sólo los brazos y las manos del chaval. No podemos saber si la historia entre ellos continuaba en otro lugar
EliminarUn beso
Quizas se sintio solamente parte del "mobiliario urbano" y decidio irse..
ResponderEliminarBesos.
Pudiera ser que el banco que vemos, ya no sea el mismo. Que el escenario de pasión principiante se fura en pos de otra historia de amor
EliminarUn saludo
El banco era cómplice de una pasión adolescente, que daba vida al parque entero. Su efluvio nos acompañará por un tiempo, pero seguro que otros caminantes descansarán en él. Un día.
ResponderEliminarUn abrazo
El banco añora cuando fue altar.
ResponderEliminarBesos.
Me encantó que vieras el banco como un altar. Es una imagen preciosa.
EliminarUn beso
Seguro que hay muchos bancos cómplices de los ardores adolescentes. Si esos bancos pudieran contarnos las historias que han escuchado y de las que han sido parte nos emocionaríamos.
ResponderEliminarBesos
Los bancos de parques son recipientes de historias, como dices
EliminarHistorias de juegos, de amantes, de soledades. El mismo banco podría ser un narrador excelente
Un beso
Y es que… de alguna manera queda la esencia de lo vivido, adherido allí, donde hubo lo sentido…
ResponderEliminarPoético y hermoso, querida amiga… Así como inspirador…
Bsoss enormes, y feliz noche 😘
Vamos dejando jirones de momentos en los bancos, en los asientos de biblioteca, en las esquinas donde nos citamos o despedimos. Tenemos la esencia de perdurar, al menos en nuestros recuerdos
EliminarMuchas gracias. Un beso y feliz miércoles
Que bien te ha inspirado el banco, hay cosas y sentimientos que duran mucho tiempo y otros desaparecen, amor de jovenes que a veces madura y a veces no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar
Los amores juveniles son tan intensos, que envuelven al escenario donde se desarrollan. Será por eso que, aún pasado el tiempo, esos lugares están llenos de recuerdos que parecen no querer perecer
EliminarUn abrazo
muy bueno!!!! cuanta inspiración nos regalan esos bancos....
ResponderEliminarfelicidades!
Creo que todos guardan secretos e instantes que uno puede pescar en los paseos. Sólo si sabe escuchar, eso seguro.
EliminarUn abrazo
Un banco puede inspirarnos tantas cosas, desde el silencio de una tarde marchita, hasta la soledad que nos envuelve en la noche, y además, cuántos secretos esconden.
ResponderEliminarMuchos besos.
Son ornamentos de parques que encierran miles de historias, muchas de ellas fascinantes
EliminarUn beso, dulce María
Qué magia tan potente la de ese banco. Un día cómplice de la pasión y otro simplemente vacío.
ResponderEliminarUn relato para pensar...
Felicidades y abrazos
Los bancos tienen un simbolismos tremendo, el lugar donde los ponen, si son aptos para estirarse o no, si para uno solo o para más personas...el color, el material, vaya, que seguro que quienes llevan urbanismo tienen claro qué tipo poner. Era un banco, con ciertas rutinas :-)
EliminarUn abrazo y por una tarde espléndida