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domingo, 10 de noviembre de 2019

Por los pasillos del hospital

Imagen de Aquí

La subida de tensión de mi madre había provocado su asistencia al hospital. Con un susto previo, llamé al trabajo para comunicar que no iría.  Acababa de regresar de un viaje absurdo por Lugo, pero no me sentía cansado. Cuando la vi en la habitación asignada me asusté un poco. Mostraba miedo, una sensación que no pensé que fuera en absoluto con su manera de ser, así que intenté bromear un poco, con escaso éxito.
Sentado a su lado me di cuenta de qué tan frágiles somos. Ella incluida. Cuando se quedó dormida salí al pasillo y vi a la mujer ingresada en la habitación contigua. Conectada a diversos aparatos parecía una frágil mariposa. Entré, no sabría por qué.

— ¿Cómo se encuentra señora?, ¿necesita algo?
—Me siento  muy cansada, pero no, no necesito nada, gracias.
—Vale.  Estoy con la paciente de al  lado, y si no le molesta,  la voy a ir saludando, sonreí.
—Muy amable. Gracias, joven, murmuró, con una sonrisa pálida.

Cada vez que me acercaba parecía estar estable, y me sorprendía no ver a ningún familiar con ella,  a ninguna hora. Al tercer día del ingreso de mi madre, quien iba mejorando, de ánimos también, me pareció ver a una mujer de negro sentada en la cama de la “vecina”. Parecía darle la mano. Quien me había dicho llamarse Pilar, por una vez está acompañada, me dije, y continué mi camino a la cafetería. En el puesto de la lado, junto con revistas y libros, vendían  flores. Compré dos ramitos de margaritas. Para mi madre y no sé por qué, otras iguales para Pilar. 


—Qué ilusión me hace, muchas gracias, me dijo
—No hay por qué, Pilar,  se las pongo en la mesita de noche. Y así hice.
—Estoy tan sola, hijo mío… Dios no quiso darnos hijos, y mi marido murió hace tres años, así que me alegra que tú estés un poquito por mí. ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Luis.  Sin problema. Que descanse. ¡Ah, hoy de cena hay verdura, y de postre flan!, le dije. Nos guiñamos el ojo. Me decía adiós con la mano, con una ternura en la mirada que se me quedó grabada en la memoria.
Al día siguiente estaría un rato con ella, me prometí. Mi madre cenó muy a gusto. Pensamos que al día  siguiente le darían  el alta, como así fue. No me quedé de noche, y por la mañana llegué animado porque el susto de mi madre quedaba, nuevamente, en un susto.

En el control de enfermería pregunté por la señora Pilar, al ver que su habitación estaba abierta y vacía. Un alta muy temprana me pareció. 

—Debe equivocarse,  porque en esa habitación no ha ingresado nadie desde hace una semana, señor. Aunque la anterior paciente sí se llamaba Pilar. Pero falleció- dijo tranquila.
—No puede ser, si ayer mismo le puse unas margaritas en su mesita de noche.
—La señora de la limpieza ha encontrado las flores. Aquí las tengo, espere. -dijo la enfermera, sacándolas de debajo del altro mostrador.
—No, si eran para ella. Mi madre tiene unas iguales.  Dejenlas por aquí.

Al llegar a la habitación, confuso,  me encontré con que el médico pasaba la consulta más pronto de lo habitual y ratificaba  el alta médica. Al mediodía, cuando nos íbamos, desde la puerta de la sala de cardiología, eché la vista atrás. Una señora vestida de negro se asomaba a la puerta de mi madre, para seguir por el pasillo hasta otra habitación. Parece que sólo la vi yo,  pues ni mi madre ni el camillero que llevaba su silla de ruedas dijeron haber visto a ninguna mujer de negro. Tampoco me extrañó demasiado.


En la línea de un previo post ,lápida en soledad, de hace unos días, si bien no es una continuación

54 comentarios:

  1. Halloween se ha quedado contigo.
    Lo estaba leyendo tan plácidamente, que me ha sorprendido el escalofrío final.
    Un abrazo.

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    1. Jajaj, pues pudiera ser, amigo. No, hoy pensaba en un soneto muy optimista y vital

      Un abrazo

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  2. Este relato me ha traído el recuerdo de mi madre, cuando nos dijo adiós...
    Gran relato Albada, y ese final es genial.
    Feliz día amiga.
    Un beso

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    1. Dicen adiós con una sonrisa especial. Mi padre se marchó así. Era una despedida cantada, pero se fue sonriendo, y eso me hizo pensar en qué mujer de negro le guiñaba un ojo y le tomaba de la mano.

      Un abrazo.

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  3. Magnífico relato, con un final inesperado y al mismo tiempo lleno de misterio y poesía.
    Besos.

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    1. El final es fruto de la capacidad de algunos, de sentir lo que aún no sabemos medir. Estamos tan tristes previamente as u visita, que la muerte nos sorprende siempre, aún esperándola.

      Un abrazo y feliz domingo, Juan L.

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  4. me siento identificado con el protagonista de este relato. suelo tener buena mano con las señoras mayores. ^_^
    vaya, parece que la señora pilar se encontraba en espíritu, y el chico que se hizo amigo de ella fue el elegido para dejarse ver.
    abrazos!

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    1. LLevarse bien con las señoras mayores siempre es un don. En este caso era el espíritu de ella, que tal vez necesitaba un gesto de cariño para irse definitivamente.

      Un abrazo

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  5. ¡Qué relato!Miedo me dará ahora ir a los hospitales. De entrada no son algo agradable de visitar, pero si encima ocurren estas cosas...Los hospitales son muy dados a este tipo de historias. Un placer leerte. Besos.

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    1. Siguen muriendo muchos pacientes terminales en los hospitales. Por mil motivos. Yo en particular tendría impresión de estar donde alguien querido se hubiera marchado. Pero reconozco que se debe mori en casa, con los olores y muebles conocidos, amén de los familiares.

      Un abrazo

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    1. Triste no lo veo, pues la madre se salva. Es triste la soledad ante la muerte, imagino.

      Un abrazo y feliz tarde

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  7. Has hecho una buena entrada no mucho más has dejado unos sentimientos maravillosos y me has hecho recordar tantas cosas que te doy las gracias por escribir tan lindo y contarlo tan bien ..La vida nos pone en situaciones que a veces son maravillosas como otras nos dejan sin palabras ..tal vez esa mujer ya fallecida vio en Luis un hombre especial .
    Un fuerte abrazo amiga.

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    1. Tal vez esperaba un alma generosa par poder partir en paz. La soledad no es buena compañera ni aun en la muerte, si bien todos morimos solos.

      Me alegro que te haya gustado. Los hospitales están cargados de historias de salvación y de ocaso. Un abrazo

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  8. Eres un poco bicho eh... jo... tengo mieeedoooooooooo, jajajaja

    Besos.

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    1. jajja. No, es que creo que hay quien intuye a la muerte. También hay perros que huelen los billetes, o la droga más escondida :-)

      Un beso

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  9. Durante el relato comencé a vislumbrar un final así. Y hay historias reales que cuentas casos parecidos. Buen relato Albada.

    Un beso dulce y dulce semana.

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    1. Hay relatos de intuiciones reales de muerte. Aquí era una difunta quien esperaba unas flores para poder partir acompañada y sonriendo.

      Un abrazo y tarde bonita para ti

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  10. Y por qué no van a suceder esas cosas?. Podría contarte una muy especial. Nunca me atreví a hacerlo, pero quizá algún día me anime. Me dedico a la medicina y he visto la muerte a diario.
    Tu relato podría ser perfectamente creíble.
    Un abrazo.

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    1. Los hospitales están tan cargados de vida, de supervivencia y de muerte, que son escenarios mágicos. Este hombre, Luis, tenía un cierto poder para ver energías y almas que ya han partido, pero en la realidad sí hay personas como él. Muchos más embaucadores que sinceros, eso sí.

      Un abrazo y feliz tarde.

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  11. La estancia en los hospitales, como acompañante o paciente, da pie a pensamientos y relatos como el que nos dejas, llenos de ternura y sensibilidad.
    Un abrazo en la tarde.

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    1. Es un lugar de paréntesis, fuera y alejado del quehacer diario. Para bien muchas veces, y en ocasiones, para los últimos adioses. Si las paredes hablaran, en esas habitaciones, contarían miles de historias, a cuál más interesante, ya lo creo.

      Un abrazo y por una noche amable y plácida.

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  12. Ay,ese final... escalofriante e inesperado.
    Me encantan estas historias que tienen estos giros insospechados.
    Me ha gustado mucho!
    Un beso.

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    1. Me alegro que te haya gustado. Sin algunos finales, los relatos serían muy planos, y qué mejor lugar donde poner a la muerte, ¿no?

      Un abrazo y feliz semana

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  13. Parece que a los médicos y enfermeras se les complica el trabajo si por el hospital anda más "personal" del que creemos.

    Buen relato, Albada. Eso sí, da algo de miedo, jajaja

    Un abrazo grande

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    1. jaja, sería un ser que, si circula por los pasillos, hacen difícil sacar adelante a algunos pacientes, eso seguro.

      Un abrazo y estupenda semana

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  14. Un relato fantástico que tiene mucho de real.....No dudo que hay quienes tienen la dicho de dar amor mas allá de la vida.... Yo creo en esas cosas y algo de eso me a pasado..... Saludos amiga, que tengas un lindo dia.

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    1. Bueno, era un relato que, sin pretensiones, pone la mira en las muertes en soledad y la fragilidad de la vida.

      Un abrazo y por una semana sensacional

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  15. Tu relato me recuerda a la película El sexto sentido.
    Hay personas que son capaces de ver el espíritu de quienes se han
    desprendido del cuerpo.
    Buen relato, Albada.
    Besos

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    1. Bueno, quién dice que hay energías que no vemos, pero que están ¿no?. Me alegro te haya gustado, Maite

      Un abrazo y feliz semana

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  16. A veces, supuestamente, aquellos que abandonan este lado necesitan de un pequeño impulso que les guíe o les haga sentir en paz para su marcha definitiva…

    Me ha encantado. Es un tema que me fascina y me causa curiosidad. Supongo que en el fondo, todos queremos creer en algo así porque eso nos daría una pista en cuanto a que la muerte es solo un proceso…

    Siempre un placer leerte, querida amiga.

    Abrazos enormes, y feliz semana 💙

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    1. La muerte es un tránsito, y tal vez hay quien para pasarlo, ha de encontrar la paz, o la mano amiga. Quién sabe. Son temas que intrigan siempre, porque nadie regresó, de forma certera, para explicarse.

      Un abrazo y feliz noche, sin fantasmas

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  17. Increíble... a veces las fronteras entre este mundo y el otro se desdibujan y tú lo has plasmado muy bien en este relato lleno de emoción y misterio, Albada.

    Te felicito
    Un beso
    Ana

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    1. Es que las fronteras siempre parecen indiscutibles, pero en realidad tienen poros :-)

      Un abrazo y gracias, Ana. Feliz día

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  18. No podía dormir. Estaba pendiente del gotero o de si mi padre me reclamaba para algo. El hombre de al lado era veterano en ingresos y estaba tan malo como mi papá. La madrugada se acercaba y los ruidos de las habitaciones se quedaron en silencio. Me pregunto que piensa ahora mi padre cuando el final de todo esto se complica más y más...Mis oraciones desembocan en la aceptación de la muerte pero él sigue estando conciente; pendiente de comentarios, del médico, del pasillo del hospital de donde por la noche la gente se muere y la familia llora.

    No puedo dormir en este sillón ni tampoco evitar pensar qué sucederá con la última analítica si los marcadores se disparan. La paciencia de mi padre me conmueve. Cierro la puerta pero es imposible dormir. El señor que comparte la habitación necesita asistencia continua. Su hijo le tiene la mano cogida porque de esa manera su padre está todavía en la realidad del amor. Mi padre mira al techo con mirada que se pasea pensando un no sé qué y los silencios se suceden cuando ya las palabras sobran...

    Hace dos días que lo llevé al hospital y salió llorando de mi casa; casi resignado a dejarla y veo la mirada de mi hermano preocupado y mi madre disponiendo la maleta con los más imprescindible: el está ya amarillo.

    Se escucha el oxígeno, las toses con flema o las visagras de las puertas cuando todo está en silencio. Ya son las cinco de la mañana. Parece que la gente se muere más de noche que de día y mi padre y yo no decimos nada; un suspense maldito para que nos coja el número siguiente de la lista.

    Llega la mañana. Llega mi madre que viene de la casa de mi hermana sin descansar y le da un beso. Le trata con cariño y me dice que ya me puedo ir a descansar. Pero mi padre se queda casi resignado a otro día y otra noche; esperando a ver que dice la última analítica como última esperanza...Todos los hermanos nos turnamos durante el día pero las mujeres se quedan por las noches menos esta última que la pasé yo. Las mujeres tienen la virtud de cuidar mejor y estar atentas hasta para dar un beso.

    Salgo del hospital sucio respirando el aire fresco de la mañana. Necesito una ducha y despejarme. Me tomo un café en la cafetería de al lado cuando mi hermana me llama al móvil y está llorando: Mi padre acaba de fallecer...

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    1. ASí suele ser el final de muchos padres. Con es resignación ficticia, con ese apagarse despacito, con esa últim bocanada de amor en la mirada.

      Precioso post. Si no es ficción, mis condolencias. Reflejas perfectamente la noche de un hospital. Y la muerte rondando por los pasillos. Un abrazo

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  19. Lo crudo de la muerte y el trauma no resuelto materializado en un fantasma que no se puede ir.

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    1. Pilar tal vez necesitaba un empujoncito de amor, de margaritas, de mirada con guiño. Quién sabe

      Un abrazo

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  20. Hace su ronda y no falla nunca.
    Un beso.

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    1. Su ronda es implacable. Nadie escapa. Un día u otro.

      Un beso.

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  21. Hay quien asegura poder ver a la muerte. Yo, por fortuna, no. Si la pudiésemos ver nos dejaríamos influir pensando "esta vez viene a por mí", je,je.
    Estupendo relato paranormal.
    Un abrazo.

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    1. Haríamos trampas al solitario, estoy de acuerdo :-). Pero hay quien tal vez sí puede visualizar a seres que ya no están. Era un post que tampoco quería ir mucho más allá de la ronda nocturna de la señora de negro por los pasillos de cada hospital :-)

      Un abrazo.

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  22. Wow, me ha sorprendido el relato.. muy a doc con la temporada del mes de Noviembre acá en México... me gustó mucho... abrazos

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    1. Es un mes de nostalgias. Aquí jugué con esa mujer de negro y su avistamiento por los hospitales :-)

      Un abrazo y feliz día

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  23. A mí también me gustó mucho. Me gusta mucho, también, cómo unes unas historias con otras.

    Un abrazo.

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    1. Si bien no es en absoluto seguir la historia, que sigo sin saber qué hacía la niña bruja, me apetecía postular el avistamiento de la muerte.

      Un abrazo y gracias, Dorotea

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  24. ¡Qué buen relato!...me ha traído malos recuerdos, cuando perdí a mi madre, saque su cuerpo lo antes que pude del hospital al tanatorio, donde la dejaron como un ángel. He disfrutado mucho con la historia, mis felicitaciones.

    Besos:))

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    1. El tránsito de la muerte puede ser plácido. Por ello, y tras las mano adecuadas, mucho difuntos parecen dormir en paz.

      Me alegro te gustara. Un abrazo, Rosana

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  25. Hola guapa , un buen relato si señor me a gustado mucho
    voy a leer el otro vale , besos de flor.
    https://forecillaysubaul.blogspot.com/

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    1. Estupendo. Me alegro que te gusten. Ya he clicado para ser seguir tu blog, creí que ya era seguidora, la verdad.

      Un abrazo y día bonito para ti, por aquí llueve.

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  26. Recorde hace un.par de meses cuando mi abuela ingresó al hospital y me toco ver a varios abuelitos solos. El final escalofriante. Muy bien narrado como siempre. Un.beso

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    1. La soledad de los hospitales. Cuántos ancianos se ven así, cuando más frágiles son.

      Un abrazo y por un atarde sin pesadillas ni muertes rondando

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  27. Muy bueno! Te va transportando entre la dulzura y la empatía que muestra el protagonista hacia la soledad que percibe en esa mujer. Y luego... el desenlace. Genial.

    La señora ingresada de la habitación contigua dice que está muy sola, que no tuvo hijos y que su marido murió... Entonces, la mujer de negro podria ser alguien que también murió en ese hospital, o no, pero que vuelve del más allá para ayudar a partir a otros. Cuando él la ve al final por el pasillo dirigiéndose a otra habitación... parece que fuera buscando a otra persona que, frente a la muerte, necesite que le indique el camino. Otra posibilidad, es que la mujer de negro... ¡sea la misma muerte!

    Me ha encantado.

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    1. Casi una reflexión profunda. Nos vamos solos, todos, pero cuando una mano amiga nos da calor, la soledad es menos fría.

      Un abrazo y por un día bonito.

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