Siguiendo la propuesta de Dorotea, sobre la gratitud, esta es mi aportación
Paseamos por
las callejuelas, batiendo récords de perderse. Sonreías, y yo intentaba mostraste
parajes de otra visita previa. Ante mi vista los desconchados, las grapas
enormes sustentando las plantas de casi todos los edificios, y que intentaba
que no vieras, porque era tu primer viaje a la ciudad de las góndolas. Esa
senectud tan poco elegante calándome en los huesos, me llevó a rememorar ese
amor desprendido, sin necesitar ni esperar del otro. De alguna forma me sentí
como una bola de árbol navideño sin sustento, un pajarillo mirando un nido que
ya no está.
─ Me casaré y vendré de luna de miel aquí. Será mi condición para
casarme─ soltaste a bocajarro ante San Marcos.
─ ¿Y ya sabes con quién?
─ Me da igual─ dijiste─ pero vendré aquí con quien sea mi marido.
Me hizo
gracias tu inocente alegría, me llenó de ternura esa ilusión al ver la ciudad
de tus sueños.
Inmersas en
esa iluminación tan pobre y escasa, que nos llevó más de tres veces a un canal
sin puente, (con tantos que hay), la lluvia nos pilló tras unos truenos,
desbaratando el romanticismo que tú querías llevarte.
Palabras 243
Tu texto me ha empujado a alguna reflexión que otra. Una, que la belleza nos gusta compartirla con seres a los que queremos o anhelamos. Otra, que no hace falta visitar Venecia para hacer partícipe a otro/s de bellezas más cercanas, hay tantas...Otra, que ser copartícipe de una visión magnífica o armónica ya es de por sí bello. En fin, dejo de sugerir pensamientos, que sigan otros. Un abrazo.
ResponderEliminarMejor compartir, claro que sí. Visité El Escorial, con ese sótano y tantas obras de arte, La Granja de San Ildefonso, sin espéctaculo de fuentes, El Alcázar de Segovia, con su skaline casi de Disney, pero la decrepitud de Venecia va más allä de la belleza, me caló hondo, me recordó mi propia cuesta abajo. Es bello mirar acompañado, de amiga o compañero. Porque parte del gozo ante la belleza, está en compartir la emoción. A veces con Síndrome de Stendhal incluída.
EliminarUn abrazo
Me has hecho recordar- Estuve en Florencia el año en que Dario Argento -director de cine- llevaba a cabo su filme "El síndrome de Stendhal". Vi el rodaje en varios sitios, entre ellos la Galería de los Oficios, con mucho extra y su hija Asia por allí de protagonista. Por alguna parte deben andar las fotos que hice. Es otra ciudad que te deja siempre insuficiente. Hay tanto y tan concentrado que si te gusta el arte no das abasto. Así que Venecia como Florencia como París como...son urbes a repetir visitas y, si es posible, durante las cuatro estaciones.
EliminarEn Florencia lo entendí. Hay imputs de belleza a tal nivel de concentración por metro cuadrado que no me extraña que alguien pueda quedar como ausente, como en apnea de recogimento, anonadado, al exponerse a tal ciudad. Yo no tuve esa suerte, si bien se ruedan allí muchos fragmentos de anuncios y de películas. Conté tres David, por ejemplo, así que...entre puentes, todas y cada una de la esculturas en la plaza, y ojo, hay que entrar en la universidad, que está tocando a la Iglesia, desde donde hay unas vistas excepcionales.
EliminarUn abrazo
Precioso , como siempre.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Amapola, de verdad te lo agradezco. Un abrazo
EliminarPara soñar, se lee con interés, se siente con alegria y abre el sentido a los sueños. Un abrazuco
ResponderEliminarSin soñar, Ester, es casi literal de la última semana, pues regresé el miércoles pasado, dando fin a mis vacaciones, escalonadas, con escapadas pro España, tres, y una por ese lugar invencible que es Venncia, coincidiendo con alfombras rojas en la Plaza San Marcos.
EliminarUn abrazo
Que envidia, mis vacaciones son, eran de dos mese montaña, mar, submarinismo monumentos, pero este año unos días a primeros de agosto y luego arena y ruinas en mi casa estoy de reformas
EliminarEso de las reformas es un infierno, doméstico, sencillo, pero una pesadilla. La verdad es que pensé hacer dos escapadas e hice cuatro, la última la de Vencia, pero no sabes cómo disfruté de El EScorial, o el Alcázar de Segovia, o Pedraza, Sepúlveda, Aranjuez, mi querido Madrid y su Thyssen y su Prado... no recuerdo unas vacaciones más bonitas, la verdad. Un besote
EliminarEl más mínimo detalle o un gesto sencillo puede dar lugar a la mayor de las gratitudes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es de lo poco inventado, pero hubiera estado muy bien. Mi amiga se habría derretido, en su búsqueda de un romanticismo tal vez desfasado y obsoleto.
EliminarUn abrazo
Un viaje que todo el mundo debería hacer una vez en la vida, contemplar tanta hermosura . Y porque no imaginar en un futuro volver con la persona que se eliga volver a revivir nuevas y amorosas coas. Un relato esperanzador. Y en los momentos que una se encuentra perdida te ofrecen ayuda eso es gratitud. Un abrazo .
ResponderEliminarDeben darse prisa, porque Venecia se hunde. Hay unos cuatro metros cuadrados del pavimento de la Basílica de San Marcos que ya se hunde. La decrepitud está alerta por toda la ciudad y hasta los gondoleros, muchos sin el sombrero característico, andan de brazos cruzados, tal vez rogando que un milagro les devuelva la alegría del romance.
EliminarUn abrazo grande
vivir con gratitud lo mejora todo ♥
ResponderEliminarPor un paraguas, en un momento dado, es enorme :-)
EliminarUn abrazo
Doble de gratitud, por vivirlo, por compartirlo y por plasmarrlo. Bueno, triple. Y esa aparición final de última buena acción del seductor belmondo,,magnifica.
ResponderEliminarBesoss, amiga
Gracias. Tú sabes a quién hablo, y quiero pensar que imaginas los asombros y alharacas de nuestra amiga común. Pena que el caballero Belmondo no sea más que fruto de mi imaginación :-)
EliminarSi te casas...ya sabes, a Venecia. Un abrazo garnde, amigo.
El día , a pesar de la lluvia, mereció la pena. Y es que Venecia y el amor, han nacido para conocerse.
ResponderEliminarMaravilloso final , para un homenaje a un gran actor que se fué y tanto nos hizo soñar, a los olvidados por Adonis.
Besos.
Bueno, los feos tienen su papel, como Belmondo constató, así que tranquilo, y si ves a dos mujeres bajo las lluvia...préstales tu paraguas. :-) Te lo agradecerán.
EliminarUn abrazo, Juan L.
Pues después de todo y muy a pesar de la lluvia bien mereció la pena. La escena es super romántica.
ResponderEliminarMe encanta tu estupendo relato y como broche de cierre bello homenaje Jean Paul Belmondo gran actor, con el que tantas veces disfrutamos.
Un gran abrazo Alba.
Es que mi amiga veía el romanticismo por doquier, porque existe y se palma, no hay ni un París con Torre Eifell que compita con Venecia en eso. Hasat la música de tres terrazas en San Marcos alegraban la noche con canciones de amor eternas, así es la ciudad.
EliminarUn abrazo, y gracais.
Gente buena y bondadosa la podemos encontrar en cualquier parte, aunque desgraciadamente, cada vez hay menos.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada
Las hay. Este tipo es inventado, pero tal vez un vendedor de paraguas que nos vió pasar cuatro veces ante él (íbamos perdidas bajo la tormenta) se planteó si regalarnos uno. Pero era un tipo muy feo, así que igual no habríamso aceptado :-).
EliminarTodo es pura broma. Gracias, y un abrazo
Es bonito sentir el romanticismo en la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, parece obsoleto, pero si funciona, es una mirada que envidiar.
EliminarUn abrazo
Que romántica te has puesto a pesar de la lluvia, bonito el detalle de homenajear a Belmondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo mucho no, pero mi amiga un rato largo :-). Gracias, ese actor lo merecía.
EliminarUn abrazo
Hay caballeros que antes de irse, tienen un último detalle.
ResponderEliminarUn beso.
Ya te digo. Prestar el paraguas en plena tormenta es mucho, los hay que son caballeros hasta el último suspiro.
EliminarUn beso
Gracias amiga. Te quiero. Un besote muy, muy gordo
ResponderEliminarEres la alegría de vivir. Gracias a ti, por supuesto, por inyectar en vena la mirada perdida de una juventud exultante
EliminarUn besote, amiga
La vida siempre es mejor cuando compartimos momentos de felicidad, aunque en tu relato al final hay otro sentimiento. Y valga el homenaje para Jean Paul Belmondo que ha fallecido hace unos días.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Sin duda, somos seres sociables, y queremos compartir la alegría, la belleza, los sentimientos esos que nos dan el contenido de la palabra "alma".
EliminarUn abrazo, Dulce
Bello relato. La espléndida Venecia, casi divina si no fuera por los mosquitos. Allí fuimos tan felices, con nuestra niña estrenando la Piazza de San Marcos!! (Luego cuando se hizo mayor y no recordaba aquel paseo nos reprochaba por qué la habíamos llevado con poco más de dos años a Venecia?)
ResponderEliminarEs que los hijos, cuando se hacen mayores, nos reprochan haberles enseñado lugares increíbles, y que no recuerdan. Ni con fotos, pero es así la vida. Pero estuvo, lo recuerde o no :-)
EliminarUn abazo, Beatriz, y feliz día.
Tengo muchas ganas de ver venecia
ResponderEliminarbsss
No tardes décadas, porque esa compuerta de obra de ingeniaría que haría que no se inundara, está en pañales.
EliminarUn abrazo
Qué belleza tu relato! Con el impresionante fondo de la ciudad de Venecia, esa maravilla que invita a enamorarse,a disfrutar el placer de ver todo el arte a manos llenas. Y tú,con tu maestría nos guías como un hada que va narrando su preciosa fantasía.
ResponderEliminarUn beso.
Eres un encanto. Si os he llevado de la mano, en parte, es porque ese sentimiento de duelo anticipado me lleva a aconsejar no dejar pasar mucho tiempo para ir.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo enorme
el romanticismo no necesariamente está reñido con las circunstancias adversas. es posible que incluso lo refuercen.
ResponderEliminarmuy bien por el hombre que ofreció su paraguas, es lo que yo llamo 'gente que mola'.
abrazos!
Pues te doy la razón, los otoños conllevan romanticismo de ayeres, con una facilidad bárbara.
EliminarUn abrazo, Chema
Visité Venecia en 1985. Me fascinó.
ResponderEliminarTu relato... genial.
Venecia es el símbolo del romanticismo, pero hay otros.
Un beso enorme
Yo en 1991. Nada que ver a hoy en día, ni siquiera con 2017, pero ahí sigue, motivando un romanticismo que nos invade.
EliminarUn abrazo, Ana
Siempre tus relatos tan mágicos y bien escritos
ResponderEliminarPaz
Isaac
Enorme halago. Gracias. No suelo usar mi vida para la ficción de los relatos, pero aquí era muy tentador :-)
EliminarUn abrazo, Isaac
Mil paisajes hay como ese, pero pocas situaciones de luna de miel...
ResponderEliminarLa viví en cuba, en la vieja habana, prometí volver, pero espero hacerlo sólo.
No hay mejor luna de miel, que la encuentras donde quieres.
Exacto, la luna de miel ha de durar todas las noches, y no importa el lugar, porque estando con quien se ama, o solo, hay lugares que nos conquistan, horadan la piel y penetran bajo la epidermis, para instalarse en el corazón.
EliminarUn abrazo, Rodrigo
Venecia es quizás la ciudad que más hermosa siento y que no me canso de recorrer. Disfrutarla con quién se quiere le dan un regusto especial, haciendo que los momentos compartidos sean inolvidables. Un abrazo
ResponderEliminarEs mágica, es verdad. Yo me he perdido una barbaridad de veces, pero me dejo conqusitar por la hermosura de callejear, aunque esta vez, con lágrimas en la piel, porque está muy decrépita.
EliminarUn abrazo, y por Venecia, con su leones alados vigilantes de su paz de sirena varada.
Un abrazo, y felzi día
Soñar, que lindo es, pero ubicados en la realidad. Un lindo relato que me hizo imaginar y recordar..... Saludos amiga.
ResponderEliminarMe alegra que te hiciera recordar. Venecia no se olvida, nos araña el corazón.
EliminarUn abrazo
Hermosísimo relato, Albada. Llega hondo. En 243 palabras transmites lo que son y piensan esas dos mujeres que pasean por Venecia hasta perderse. Y luego ese Belmondo gentil que os cobijó bajo su paraguas ya es la guinda. Hermosísimo homenaje al actor francés que se nos fue hace nada.
ResponderEliminarBesos
Gracias. Dos turistas maduritas y estupendas, bajo el sol y la luvia, dejando que la magia nos impregnase.
EliminarUn abrazo grande
Magia y romanticismo a raudales, Albada.
ResponderEliminarMe encanta lo bien que trenzas tus palabras en prosa o narración. Y quizás se note que ya está llegando el otoño de cara ese romanticismo. Pues es una estación ideal donde la nostalgia y el colorido aportan estas cuestiones. Un placer leerte.
Abrazos y feliz día !!!
Tal se acerca el otoño, aquí cayó una buena tormenta anoche. Pero Venecia, tan amada, que me fascina, me dejó tocada, eso sí, hundida nunca, ni por la pleamar de allá.
EliminarUn abrazo, Joaquín
Un relato romántico que le va como anillo al dedo a esa hermosa ciudad.
ResponderEliminarBesos.
Si lo llego buscar, no me sale, Toro, es qeu llegó así.
EliminarUn beso
Siempre nos gusta compartir la belleza que previamente conocemos con personas por las que sentimos algún afecto. Y en este bonito relato,que es un relato de amistad y afecto, se le suma un final romántico para ir a juego con la preciosa ciudad veneciana.
ResponderEliminarAbrazos.
Compartir la belleza, la mirada, qué mejor manera de vivir ¿no?. Siempre se necesita o desea a alguien en los ratos amargos como la hiel, y en los ratitos exhultantes, como toda Venecia.
EliminarUn abrazo, y gracias por tu lectura
Me gustó, especialmente, este relato en la ciudad de las góndolas, donde los truenos deben ser frecuentes ya que la única noche que yo pasé en ella y siempre a la intemperie, no pararon de retumbar y meterme el corazón en un puño, de un lugar a otro, sorteándolis.
ResponderEliminarUn día contaré la experiencia. Tu relato me la avivó. Gracias.
Un abrazo
La tormenta duró, la nuestra, media hora, con granizo como canicas. Y qué quieres que te diga...hasta empapadas y perdidas tuvo su encanto. Seguramenet nuestar actitud influyó, y eso sí, usamos el secador de pelo para secarnos al llegar, al fin, al hotel. Ni nos resfriamos, ya ves :-)
EliminarUn abrazo
Bom dia Alba. Espero um dia passear pela maravilhosa Veneza.
ResponderEliminarNo tardes más de diez años, Luiz.
EliminarUn abrazo
Un escenario mágico... Venecia.
ResponderEliminarAunque la ilusión nos impida ver que el paso del tiempo también puede romper ese bonito sueño...
Romántico y bello relato, Alba. Besicos.
Salió romántico porque mi amiga iba en pos de esa esencia de Venecia en la voz, así que..no quedaba de otra :-)
EliminarUn abrazo, Galilea
Atrapas desde el minuto uno, se lee y se sueña, precioso no, lo siguiente, bonito el detalle de recordar al gran Belmondo. enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Ay, me vas a sonrojar :-). Muchas gracais, y cupo el gran Belmondo, porque no pasó, pero faltó media uñita de nada. En verdad sí vimos a un tipo que nos lo recordó :-)
EliminarUn abrazo, y feliz día
Esa belleza con toque añejo en todo su esplendor solo tiene un nombre: Venecia. Precioso relato, besos.
ResponderEliminarToque añejo, y ahora ya, decadente, pero la magia se mantiene, y el aoroma a romance se huele en cada calleja.
EliminarUn abrazo
¡Qué bello escenario para una escena romántica! Venecia siempre tan inspiradora... No perdamos nunca nuestras nuestras tiernas esperanzas... Y genial el momento-homenaje a Jean-Paul Belmondo. Gracias por tan bello relato ;))
ResponderEliminarUn abrazo
No hay mejor escenario, por mucha torre Eiffel que nos llame. Es ese refeljo del los canales, esas piedras rezumando historia de mercaderes, y de Casanovas...
EliminarUn abrazo, y muchas gracais
¡Hola! Un relato muy bonito y dinámico, gracias por compartirlo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti, por tu lectura tan amable.
Eliminareh !!! Yo también saque fotos de esa escultura, pero cuando lo hice ( hace 4 años) estaba en un parque pequeñito cerca de " Arsenal", me gustó tanto Venecia que regresaría mil veces, aunque la idealizarla dudo que la pueda ver con los mismos ojos. Tu historia es perfecta para describir el estado de ánimo del visitante de esta única ciudad que a todos nos pertenece. Un abrazo
ResponderEliminarQué bien, a mí me fascinó porque no conocía a su autora. Yo regresaría una y otra vez, pero me temo que mis ojos detectan más deterioros cada vez.
EliminarUn abrazo
Un texto con muy buena reflexión, me ha gustado mucho
ResponderEliminarbsss
Me alegra que te gustase. Es sin grandes pretensiones :-)
EliminarUn abrazo
Tu relato me transporta, bellísimo, un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, me encanta que te transportara. Un abrazo
EliminarComo siempre, genial tu relato. ¡Qué bueno el paraguas!!!!
ResponderEliminarAbrazos
Era un final más que romántico, ¿a que sí?
EliminarUn abrazo, y muchas gracias
Esos momentos tan venecianos, los vividos, no van a pique, al menos mientras que quede memoria, o un texto tan bello como el que nos has regalado. Un abrazo.
ResponderEliminarPues ahora que lo dices, es verdad, no muere, ni morirá, mientrasr haya quien gozó intensamente en Vencia, y lo recuerde.
EliminarUn abrazo
Un escenario mágico... Venecia.
ResponderEliminarLo es, es magia total. Y por eso nos engancha. Un abrazo
EliminarUn gesto pequeño en si pero con una gran repercusión.. y cuando llega en el momento oportuno vale su peso en oro. Qué bien relatas y nos introduces en la situación. Gracias por compartir y participar. Un abrazo
ResponderEliminarPues sí, hay gestos, pequeños, que marcan la diferencia. Muchas gracais.
EliminarUn abrazo
Albada todavía tengo pendiente visitar la ciudad de Venecia...Como tú muy bien indicas la ciudad se está hundiendo, todos los tesoros arquitectónicos quedarán sepultados, y llegará a convertirse con el trascurrir de los siglos, en una nueva Atlántida.
ResponderEliminarSobre tu relato no tengo mucho más que decir de lo que los demás ya han dicho.
Gracias por regalarnos tus bellas letras adornadas con un fondo de teatro tan especial.
Un abrazo. 😘
Un lugar mágico, sin duda. Creo que tenemos las técnicas para impedir que se hunda, en Holanda son expertos en ganar terreno al mar, pero igual falta el interés.
EliminarGracias a ti por tu lectura. Un abrazo grande
Hola mi amiga, Venecia debe de ser
ResponderEliminaruna maravilla,yo felicito tus relatos,
llevas la magia en cada uno de ellos.
Besitos dulces
Siby
Muchas gracias. Eres un encanto.
EliminarPor un domingo genial, Siby
Muchas gracias, pero no creas, es muy fácil.
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato muy hermoso y romàntico, tanto como la ciudad de los canales. Incluso viendo la dura realidad, haces suspirar. Con tus palabras es fácil transportarse allí y tener al gran Belmondo cediendote un paraguas bajo la tormenta.
ResponderEliminarBesos
Me alegra que te hiciera suspirar. Es muy romántico eso de suspirar, como hacían en aquel puente de camino al cadalso.
EliminarUn abrazo, amiga
Pues sí, mi amiga sigue convencida que se casará y celebrará en Venecia :-)
ResponderEliminarUn abrazo