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jueves, 29 de agosto de 2024

MUÑECA ROTA, EN JUEVES

 



Me uno sete jueves a la convocatoria de Artesanos de la palabra la muñeca de mi poema está abandonada, no rota.

LA MUÑECA DE TRAPO

 

Con el ruido de las bombas,

y de cientos de explosiones.

Con tanta muerte y dolor,

quién pensará en la muñeca

caída entre los escombros.

 

Lucía un vestido extraño

de volantes extendidos.

Estaba limpia y cuidada,

como un paréntesis bello

entre cascotes y ruinas.

 

La imagen duró un segundo

en esa tele prestada.

Sasha supo recordarla.

Con la muñeca quedaba,

en Kiev, su infancia rota.

 

 


 

 

 



miércoles, 28 de agosto de 2024

Mis previsiones de septiembre y un poema de Oleajes de pleamar

 









Será intenso, pero bello, presento mi nuevo poemario en Barcelona y Madrid. En ambos casos en una librería y en Barcelona en el Ateneu barcelonés y en Madrid en Parque Quinta de Berro. Lleva por título Oleajes de Pleamar, navegando por la vida

Estáis invitados. El poema que recito lo pongo al final del post.

De forma grupal participo en dos eventos poéticos, a la mar, y a la mujer poeta y en un programa de arte.




Poema recitado

Déjame que te diga

Antes de que te hayas ido
y vea tu espalda al partir
hacia cualquier estación,
déjame que pueda decir,
decirte, y decirme al fin,
que siendo un encuentro extraño
lo gocé con frenesí.

Déjame que te cuente, amor,
que las manzanas supieron
bañarse con caramelo
como en la feria de agosto
de un pueblo del litoral,
y el mar supo a mar con luz,
y el pan supo al mejor pan.

Déjame que no enumere
los ratos de aire y fuego,
los incontables desvelos
entre versos de rebajas,
los ratos de gozo en vena,
la brisa a canela en rama
que trajo un viento de abril.

Diremos adiós, sin pena,
sabiendo que hay un andén
cercano a la indiferencia
donde morirá este amor
teñido de primavera
que fue solo una ilusión
que se resistía a morir.

Fue un sueño con filigrana,
un paseo por los países
de un Nunca Jamás de estreno,
un pedacito de cielo
con aroma a recién hecho
que guardará el corazón
y la memoria del tiempo.


Cruzad los dedos, y que sobreviva:-). Estaré por el blog en la medida de lo posible. Un abrazo fuerte para tanta gente preciosa bloguera.









miércoles, 21 de agosto de 2024

Las hormigas, coincidiendo con Dalí.

 


Esta obra de 1929, inspiró el techo que luce el aeropuerto de Atlanta desde 2001


 

En 1959, declaró: «[...] he llegado a la certeza de que

la hormiga es un ser superior.

Para conocer bien una cosa,

 es menester comérsela,

y estas hormigas se comen el tiempo [...]

 

El cajón de mis miedos era extenso,

profundo, porque tuve muchas fobias,

ya ninguna.

Filias y fobias eran elementos

que junto a los prejuicios ignorantes

fui dejando caer en mi camino.

Ese cajón está vacío.

 

Los insectos me aterraban,

me levantaba de un brinco, viéndolos.

Corría como loca, huía,

dejando atrás todo, hasta la merienda.

Con las abejas y avispas era igual.

Por eso entiendo a las fobias

para mí, nada cómico.

 

Con las hormigas en especial

mis hermanos, sabiendo de mi pavor

no me avisaban,

por ver un espectáculo barato:

la niña correrá como una liebre.

Sólo a los ocho años,

cargada de valor, maté a una.

Miedo a los perros, hasta los veinte,

a las cucarachas hasta los treinta.

Mis prejuicios duraron mucho más,

lo admito,

pero eran tantos que se iban cayendo

de uno en uno

con el paso de la vida, de la edad.

 

El cajón de mis terrores ya tiene

telarañas, creo.

Porque ya ni saco ni pongo nada.

Ni la muerte me da miedo.

Por dos veces la he esquivado, o ella a mí,

quién sabe.

Sólo me aterroriza, y cómo

perder la memoria, no saber quién fui,

y no saber quién soy.

 

 

 

 

 

lunes, 19 de agosto de 2024

La Venus de Milo de Dalí.

 



                                     La holografía en yeso de Dalí,    realizada en 1936

se encuentra, como préstamo digital,

 en el Art Institute of Chicago,

con su homónima creada en bronce en 1971

que pertenece a la Fundación Dalí.

El armario de mí vida, finito,

acaba estando lleno de mis cosas.

No cabe nada más,

si no quito algo antes, siempre.

No hay espacio que sea

del todo elástico.

Mi vida es ese armario tan cambiante

como inamovible,

no tendrá otro más grande. Soy yo.

 

Dejar entrar nuevos anhelos cuesta,

si mantengo los previos,

si no cierro una etapa previamente.

Dejar entrar a otras personas duele

porque es dejar a atrás a alguien que quise

que cumplió su misión

y será pasado.

Dicho así parece cruel y no lo es.

 

Soy esa mujer con varios cajones.

sacando de vez en vez

lo que aprendí por la experiencia

ante las nuevas que me llegan.

A veces son las mismas disfrazadas

tal vez porque no aprendí la lección

en su momento.

El de la decepción era extra grande.

Ya no.

 

Mi ración de vida, y la quiero entera,

está compartimentada.

Soy poliédrica.

Los apegos y querencias no cambian

pero no mantengo figuras de adorno.

Ocupan, se han ir limpiando,

ya aportaron, ya fueron.

Vendrán nuevas, aprenderé otras cosas.

 

Que me harán llorar y me que me harán reír.

Mi alma y me mente pueden rebosar,

recalentarse,

y acabar inundando todo mi espacio

toda mi casa con su caos.

Lo sé porque ya estuve allí.

Puse rejillas de ventilación,

por si acaso.

  

El espacio, mi tiempo, es limitado.

Si no dejo atrás una historia,

no sé dónde colocar el hoy

que quiere abrirse paso a codazos.

No cabría, no quedaría espacio,

y sin un hoy, no sé cómo acomodar

al pasado, y abrir agujeros al mañana.

Soy un armario que camina,

en femenino y singular.



 

 

 

 

 

 


martes, 13 de agosto de 2024

NO QUEDÓ NADA



 

Me asomo al alféizar de otra tarde más.

Estreno un mes con pocas ilusiones,

sin planes, con escasas emociones,

y un té helado que no degustarás.

 

Te cuento un sueño que no oirás,

por derribar rejas que son prisiones,

por abrir grietas en callejones

donde la luna no brilló jamás.

 

Convoco a las olas y a una musa,

miro de frente el sol en retirada,

recogiendo caracolas enterradas,

dejando a la marea más que confusa.

 

Las huellas de mis pies son indecisas

para el reloj de arena caducada.

Se obstina en saber que ya no hay nada,

y me pilla en esta playa, sin sonrisas.

 

Si esa locura era amor, te la regreso.

Así como los insomnios, que te cedo.

Los besos usados me los quedo,

y amanezco a otra cosa, lo confieso.

  


 

viernes, 9 de agosto de 2024

Dolce far niente en jueves

 


Me sumo a la convocatoria de jueves de mag, con este poema

SE ME ESCAPA LA TARDE

 

Se me escapa la tarde

entre los dedos.

No sé si los noticiarios

me tienen ya muy cansada.

 

Declino escribir ahora,

no se me ocurre nada.

El sol arrancó hoy con brío.

El verano es lo que tiene.

.

Me puse la camiseta roja

sin tirantes y con topos.

Saqué de paseo un abanico

heredado de otro estío.

 

Me animé a comprar gazpacho.

Desterré los calcetines,

arrumbé las pantuflas

rescaté los bañadores.

 

Dejé en libertad a las chanclas

Inauguré el protector solar.

Mi piel se niega a aguantar

el sol que tanto me sacia.

 

Trasiego prendas de invierno.

Pido a los armarios espacio.

La ropa de invierno abulta.

No sé si los hay elásticos.

 

Ellos me piden que ordene

o que los aligere un poco.

La tarde sigue pasando,

de puntillas, sin inspirarme nada.


lunes, 5 de agosto de 2024

EL HILO INVISIBLE DE LAS AUSENCIAS

 



Pendiente del teléfono,

mirando al vacío,

suplicando que el tiempo se encogiera,

y llegase temprano

el segundo preciso en el que tu voz

sonase a través del móvil.

 

Atada al tiempo

de ese pulso en las sienes,

deseaba que acabara pronto la espera,

y que ese momento exacto,

me permitiese agarrarme de tu mano,

nuevamente, en mi quimera de orate.

 

Esperando,

aún atada el teléfono,

poder desatar los segundos,

colgar luego el aparato,

olvidar las suplicios y súplicas,

calmar a la incertidumbre.


Sin miedo al ayer, machacón,

ni al porvenir, indeciso,

ansiaba volver a sentir

que estábamos unidos

por un hilo invisible y sólido

de una pasión, quizás inventada.

 

Se desbarataban los minutos

y segundos de la ausencia.

Malogramos esa magia

por no haber podido entender

que la distancia

se parece demasiado al vacío.

 

El teléfono, con su enconado silencio,

se negó a sonar,

nos alejamos más y más.

Seguramente, para bien,

me digo al mirar atrás,

el desamor es que duele.

  

Salió el sol, las gaviotas volaron

sin esperas telefónicas.

Las manzanas volvieron

a oler a nuevas emociones,

y el corazón se dispuso

a encontrar el ritmo justo.

 

Ese tiempo sin esperas

de un devenir placentero.

Ese en el que ninguna espera

preludiara, a su manera

la taquicardia, ya vencida

de tu olvido y de tu ausencia.