Translate

jueves, 26 de junio de 2014

Katana de recuerdo

Imagen de Google, manipulada

Cuando descubrió que el juego no era tal, ya era tarde. Por su cuello se le escapaba la vida, en borbotones pulsátiles, en bocanadas de pez en tierra. 

El muchacho seguía mirándola, hipnotizado, con la katana en su espalda. Esa que minutos antes decorara la pared de los recuerdos. Su preciada pared, donde a resguardo de la lluvia del tiempo o el olvido... se disponían los objetos de sus futuros viajes. por emprender hacia ella. La deseada mujer.

15 comentarios:

  1. Un viaje sin regreso al mas alla.


    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Las cosas de matar son los juguetes más embaucadores.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las armas, aún expuestas y de aspecto inofensivo, que nunca se sabe cómo se acabarán usando.

      Eliminar
  3. Acariciando / la Katana sangrienta / lloran sus ojos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cesan de llorar /cuando el lector escucha/ con su mirada.

      Un abrazo-.

      Eliminar
  4. La sangre retrata el paso cruento por la vida de aquellos que han perdido el alma. Sus viajes irán rectos a las rejas del alma.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguramente han ido y regresado, de donde dejaron quién sabe qué. La broma, en todo caso, está en el presente.

      Un saludo

      Eliminar
  5. Hay quienes usan los juguetes como armas,
    otros usan las armas como juguetes.
    En cualquier caso el resultado puede ser mortal,
    porque la vida no es un juego...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las armas no son juguetes. Por eso las palabras son peligrosas, verdad? Al lado de una katana o de un cuchillo jamonero, se ven deslucidas, eso sí.

      Un saludo

      Eliminar
  6. Buen relato Albada, truculento y directo pero llega desde el principio. Es muy bueno.Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Manuel. Truculento o delirante, no te podría decir.

      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Tu micro me ha quedado pensando, no sé qué decirte, Aldaba, y eso que lo he leído tres veces.

    Un beso.

    ResponderEliminar

Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.