Eduard Hopper. Gasolina. |
Lleva dos horas sentado olisqueando el horizonte cuando le dan agua en un bote de liquido de frenos cortado con un cutex.
Lame una mano que huele a gasolina y a aceite multigrado.
Bebe derrochando saliva y sigue esperando el regreso.
Edi no lo hubiera abandonado pero mamá hoy estaba muy tensa, eso sí lo notó cuando le hizo subir al coche.
Anda que...vaya que avisas que te has hecho un blog. Lo he descubierto por una de esas casualidades raras que tiene la vida. Soy tu primer seguidor, y además de verdad. Por aquí andaré, leyéndote. Un abrazo.
ResponderEliminarAh, y este relato concretamente es buenísimo, a propósito. Una maravilla poderte leer así sin cortes.
ResponderEliminarInteresante microrrelato.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un placer leer tus entradas más antiguas.
Un beso enorme...
Son muy simples, pero salían así :-)
EliminarUn abrazo