Mauricio debutó en su diabetes
con molestias visuales. Buscó ayuda en las mejores clínicas, pero el glaucoma
derivó en una ceguera casi total. Sin sospechar que su secretaria personal se
entendía con el director administrativo, delegó en ambos la dirección y gestión
de su agenda y de la empresa que tanto le costara levantar. Su despacho siguió estando
donde siempre, y sólo era ocupado cuando iba a la empresa, quincenalmente, a no
ser que se requiera su presencia por algún imprevisto.
Se había a acostumbrado a llevar lentes
oscuros, y acabó disponiendo de una sonrisa leve en su cara de manera perpetua,
a sabiendas de que era la mejor manera de que su vida no se fuera a pique del todo.
Incluso con su esposa, Laura, cofundadora y abnegada compañera, abusaba de esa media
sonrisa a falta de mayor ayuda en los temas cotidianos. Cada vez se sentía más
necesitado de ayuda por parte de todos. Cada vez tenía más temor a ser
engañado.
Álvaro y Claudia, nuevo gerente y
secretaria de dirección de materiales de construcción Mauricio Lopez, S. A, habían
diseñado una forma de comunicarse que no levantaba sospechas por parte del
jefe. De hecho, aún no eran amantes, básicamente porque ella no se decidía a
dejar a su esposo, pero estaban compinchados para saquear la empresa de la forma
más tranquila y limpia posible, hasta donde pudieran, entendiendo que ellos la
llevaban y de los beneficios no se llevaban nada. Cuando Álvaro llevaba una
corbata roja quería decir que Claudia debía preparar un cheque que daría a firmar
a Mauricio La cifra venía anotada en un papel que el
contable dejaba sobre la mesa de ella antes de entrar al despacho gerencial. Si
no era de ese color, indicaba que los trámites a tratar ambos viejos amigos
eran de tipo rutinario y no requerían de su presencia ni de actuación anómala por
parte de ella.
Un día, tras muchas consultas de Laura
sobre las cuentas de resultados, Mauricio miraba, con la sonrisa a medias, como
siempre, al infinito, sentado en su sillón mientras escucha a Bach. Álvaro entró tras dar dos golpecitos en la
puerta del despacho y le presentó un dosier mientras le explicaba las dificultades
con el nuevo proveedor de sanitarios.
Cuando poco después entró Laura,
con la chequera en la mano, para hacerle firmar el importe de dos transportes de hormigón, Mauricio miró
donde estaba Álvaro.
- Creo que te has equivocado de
corbata, querido amigo. Tal vez te faltó ponerte la corbata roja hoy, ¿no crees?
Para relato juevero de RHODEA BLASON
Me ha gustado mucho. No sé si es casualidad o es un homenaje al cuento "Los Pocillos" de Benedetti. Me ha recordado mucho y a mí cualquier cosa que me recuerde a Benedetti me hace muy feliz. Besotes!!!
ResponderEliminarAhora acabo de recordar ese cuento, creo que eran caricias entre un amigo y esa esposa, ante unas tazas de café de colores. Lo recuerdo como muy bueno, ojalá mi empresario diabético le llegara a la altura de los zapatos. :-)
EliminarUn abrazo grande
Muy bueno!Me he alegrado tanto de que los pillara... :)
ResponderEliminarMuchos besos.
De hecho se equivoca, porque ese día el cheque sí era para la actividad de la empresa, pero en su oscuridad, algo veía. :-) O intuía, quién sabe.
EliminarUn abrazote
Me hiciste sonreír... Gracias y felicidades por este relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, es que al final uno se vuelve desconfiado, tal vez con razón :-)
EliminarUn abrazo y gracias por tu lectura
El "casi", tan importante.
ResponderEliminarEl glaucoma ya tiene eso, que va avanzando y uno va quedando casi ciego hasta que al final, por desgracia, es difícil que no llegue a serlo totalmente. Ha de ser horrible, mucho peor que no poder caminar, por ejemplo, porque por fuerza te has de fiar, de tu memoria, de tu oído, de las intenciones de los demás...en fin, que te has de volver un ser humano con fe, con mucha fe, y ahí veo el mayor problema, la verdad.
EliminarUn abrazote
Perdió parte de la visión pero no la intuición.
ResponderEliminarAhora es cuando debe denunciarlos.
Besos.
La intuición es que no se pierde, creo. Cuando la esposa comienza a cuestionar los números de las cuentas, se le elevan las antenas, y eso ya es suficiente para intentar captar la relación entre firma de cheques y posibles irregularidades.
EliminarUn beso
Entre la experiencia que tenía y el sexto sentido que de desarrolla con la ceguera, controlaba más que los que estaban pasándose de listos.
ResponderEliminarGran relato.
Un abrazo.
ha de ser tan horrible quedarse ciego, o ver sólo sombras que se mejoran el resto de sentidos. Captan los sonidos con nitidez meridiana, porque en ello les va la vida,, pero en este caso, con lo que poco que aún ve, ata cabos y llega a la conclusión de que los cheques que firma cuando el contable se pone corbata roja, imagino que habitualmente no lleva, o no de ese color, son firmas para algo que no tiene nada que ver con la empresa. Hay mucho listo que se aprovecha de la ceguera de los demás, me temo
EliminarUn abrazo
Hola Albada Dos , un relato muy bien construido y nuestro querido empresario fue muy astuto en pillarlos , te deseo una feliz noche besos de flor .
ResponderEliminarMe alegra te haya gustado. Este empresario, con el problemón de la vista, se ve inmerso en una oscuridad inquietante, la de saber que le están engañando esas personas de su confianza. No sé si la solución será despedir a ambos y empezar de cero con nuevos trabajadores.
EliminarUn abrazo y feliz viernes, Flor
Me gusta ese giro inesperado del final. A todos nos gusta que no ganen los malos, jeje. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, es que las corbatas de un color especial y sólo en ocasiones, seguramente sea por una razón concreta. Me pareció buena idea usarla de señal de aviso para hacer o dejar de algo algo.
EliminarUn abrazo
Un relato breve digno de una antología de suspense, policial o de ingenio.
ResponderEliminarMuy bueno.
Breve, y quise que tuviera el componente óptico de esa corbata como protagonista, pero claro, sin un casi ciego, pintaba poco.
EliminarUn abrazo.
Tanto desconfiar...al final acertó.
ResponderEliminarUn beso.
De hecho era Laura quien empezó a sospechar, pero él fue atando cabos, y deja claro que sabe que en ocasiones, firma cheques que no están claros
EliminarUn beso
Y al final los engancha y es que la intuicion esta por encima de la razón. Besos.
ResponderEliminarLa intuición, ese sexto sentido que necesitan los invidentes, se agudiza cuando la necesidad lo impone. Engancha el estilo de mensaje, así que no volverán a estafarle.
EliminarBesos
La difícil enfermedad y sus consecuencias, afortunadamente conservó la intuición.
ResponderEliminarUn abrazo
Es muy traidora la diabetes. De esas enfermedades crónicas con mala baba. Amén de la posible ceguera, tiene mucho riesgo de padecer complicaciones importantes. La intuición y el poco de visión que le queda le permiten estar al tanto y acertar en entender que la secretaria le pasa cheques para firmar siempre que el contable lleva una corbata en concreto
EliminarUn abrazo
El diablo sabe más por viejo que por diablo. Por suerte, cuando ellos iban con la harina, él ya venía con el pan.
ResponderEliminarBesos.
La verdad es que el dicho de la harina y el pan no lo conocía y me gustado. Sí es verdad que el diablo sabe más por viejo que por diablo, y aquí es la sospecha la que empieza a ir por delante.
EliminarGracias Magade. Un abrazo
Estas en lo cierto en lo que defines esta oscuridad y la intuición...desde hace un tiempo cuido a una señora que ha perdido la visión pero ve sombras pero su intuición aparte de sus sentidos se han agudizado....a lo que voy es que su esposo la engaña en todos los sentidos y ella lo sabe...fuerte situación,pero prefiere callar para no quedarse aparte de ciega, sola....besos
ResponderEliminarEsa señora tiene sus razones, justificadas por el miedo a la soledad. Pero es muy triste que haya quienes se aprovechan de esas situaciones de indefensión. Por lo menos a Mauricio parece amarle su esposo Laura, así que dentro de lo lo que cabe, puede estar contento.
EliminarUn abrazo
Se pierde la visión y se desarrollan otros sentidos, la deslealtad se huele de lejos.
ResponderEliminarUn beso
El engaño a veces es difícil de oler, y en este caso es la esposa quien empieza a sospechar que algo pasa en la empresa, pero Mauricio, puesto sobre aviso, ata cabos.
EliminarUn abrazo y feliz lunes
Aunque esa enfermedad lo dejó un poco deshabilitado, su intuición se puso más alerta. Como presintiendo lo que se le avecinaba. Muy bien planteado el relato, y como me satisface que lo haya agarrado infraganti.
ResponderEliminarSaludo
La ceguera, aún no siendo total, es un proceso que quita tanta independencia que por supuesto vale la pena considerar a la hora de hablar de deslealtades. Los pilla, y supongo que les echará y contratará a nuevos colaboradores.
EliminarUn abrazo y feliz semana
Felicidades. Muy buen relato. Gracias por participar. Disculpa que no te leyera antes pero estoy hospitalizada.
ResponderEliminarSaludos
Lo importante es que te repongas pronto. Me alegra te haya gustado el post.
EliminarA mejorarte Rhodea. Un abrazote
No me hables de corbatas; al comienzo me fue prestada, y ahora, es mía. Por eso me hago el de los lentes oscuros.
ResponderEliminarUn abrazo colombiano.
Esa corbata que ahora te pones, porque es la tuya, si es roja, más llamativa :-)
EliminarHacerse el ciego a veces es lo mejor, no me cabe duda. Un abrazo grande.
Felicidades, genial texto
ResponderEliminarGracias por participar
Saludos
Me alegra que estés mejor, como interpreto. Eso era lo importante en realidada.
EliminarUn abrazo y que sigas mejorando