Las lluvias y los truenos dejaron verde la pradera,
con un color a reposo y un aroma a reconquista.
Las nubes del pasado quedaron en silencio,
con la última canción de una lucha en retirada.
Las tardes se tiñeron de amaneceres y soles,
con las certezas descubiertas bajo piel de luna clara.
El manto de verde esencia, cuajado de dulce aliento,
se dispuso a dejarse tejer por esa mujer de espera.
El horizonte se dibujó libre de sombras,
desatascado de bolas de pelo entre las quimeras.
Se acercaron de puntillas las más
tímidas flores,
los sueños más humildes, las notas
más esquivas.
Y con esa tela cargada de esperanza y verde,
con la mejor caída sobre su cuerpo de espuma,
acabó por enfundarse un vestido interminable,
con el que sentir que nada escatimaba su fortuna.
Dispuesta a torear los ambarinos sinsabores,
con pases de verónicas, al aire desatado de las dunas.
Es de Rumores de pleamar
Pensaba mientras leía: una persona de otro país sin influencia de cultura spanish no podría haber utilizado semejantes metáforas y términos propios de esa historia llamada el toreo. No creas, me cuesta captar del todo el poema, pero eso es cosa mía. Creo que te has desenvuelto esta vez de manera nueva, no está nada mal.
ResponderEliminarEse vestido inmenso de cola inagotable, lo blandía como capote. No es un error. Es diferente. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, y feliz sábado
Poesia molto emotiva
ResponderEliminarUn caro saluto
Gracias, Giorgio. Me alegra que te guste.
EliminarUn abrazo
Estás muy torera.
ResponderEliminar:)
Te aplaudo el poema.
Capear en verde, qué mejor metáfora que una verónica, ¿no?
EliminarUn beso, Toro. No te sientas identificado, soy antitaurina, por supuesto.
Me ha encantado el poema, incluidas las verónicas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Era una metáfora adecuada a mi idea. Incomprensible fuera de España eso sí :-)
EliminarMuchas gracias, Macondo
El campo y la suerte... (Un bello arte)
ResponderEliminarUn abrazo.
La taruromaquia a mí en particular no me gusta. No logro que combinen arte y dolor, pero ahí no me meto. Hubo latas de defecación de artista:-)
EliminarUn abrazo enorme, Rafael, y muchas gracias.
Toros y toreros, es una manera de explicar la vida misma
ResponderEliminarBueno, sobrevivir a las astas de un toro no sé si se parere a sobrevivir la vida y sus montañas rusas, pero hay veces en las que uno se siente torero con capota de fuerza, eso sí.
EliminarUn abrazo, y gracias.
Si todos los capotes, fueran de esperanza y verde, seguro que la Naturaleza, se ahorraría sufrimientos.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Sí, Juan. Nada de banderillas, ni rejones, ni capotes más que esos de esperanza, confianza y verde. Puntillas ya...ni en broma.
EliminarUn enorme abrazo
En una forma de darle a la verónica, ya de capa caída, la pobre por falta de público, hay quien, a golpe de premios y subvenciones, intenta darle una respiración asistida. ;)
ResponderEliminarUn brillante poema no hay duda.
Un beso.
jajaja. Las subvenciones....bueno, al fin estoy presentando alguna cosilla a concursos. Nunca lo he hecho, pero lo de las subvenciones...mira, habría que mirar que hay obras de arte que son realmente imposibles de dejar de admirar.
EliminarNo hablo por mí, claro :-). Un beso
Esas verónicas hoy sonaron mucho mejor, y el verde es siempre esperanza. Me gusto leerte y oírte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi imagen mental era como Agua para chocolate, en verde ese vestido con cola inacabable, y ella, la mujer de la espera, toreaba el aire, con fuerza, con confianza. Lo expresé así.
EliminarUn abrazo fuerte, Campirela, y mil gracias.
Si hay que torear a la vida que sea con poesía y con el verde esperanza además. Un placer oírte y leerte.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Tus letras me envuelven en una inmensa tranquilidad, con la mente puesta en ese pleamar de mi niñez donde creo que era feliz...Un saludo.
ResponderEliminarTorear la vida sí que es un arte. Hermoso poema 👏🏼👏🏼👏🏼
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