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Miro el espectáculo que las sombras me deparan en la pared de esta habitación de hotel. El mismo de nuestra luna de miel. Intento descifrar sus mensajes ocultos, el secreto escondido tras esas formas caprichosas. A tu lado aprendí a descifrar los códigos de su danza infinita, pero hoy no acierto a darles significado. Son sombras que relatan un encuentro entre dos amantes, tal vez nosotros, y que ya no recuerdo. Quiero aferrarme a la emoción de aquel instante para poder revivir tu pelo negro y tus ojos suplicantes, tu cuerpo anclado al mío y tus dedos temblorosos descubriendo nuevos caminos por mi anatomía.
Hace ya tanto tiempo, que las sombras del presente apenas son capaces de reproducir un leve esbozo de unión. Tal vez por eso, las sombras pierden definición en sus contornos. Cuando de verdad me aprieto contra tu pecho y tú acaricias mi pelo, corto desde hace tanto, ellas insisten en dibujar mi melena de antaño, en aquellas noches de plenilunio. Juegan a desfigurarnos, quizá por enfrentarnos al pasado.
A veces pienso que las figuras que veo entre sombras no somos nosotros, sino otros huéspedes que habitaron estas sábanas revueltas, en otro lugar y en otro tiempo, y que quedaron impresas en los recuerdos de este cuarto anónimo. Que tal vez se llenó de sombras chinescas de cuerpos que no son los nuestros. Que las paredes están reflejando amores sin pecado ni relojes, amores desde dentro del centro de sí mismos y que no cabían en sus maletas, y ahora, nosotros, en este cuarto, aún hallamos las sombras de sus desvaríos.
Me da por pensar en todas las sombras que se habrán perdido en un limbo imaginario y triste, lanzando mensajes sin destinatario, desde su bidimensionalidad emparedada, y en todos los incautos que se habrán quedado embelesados con las sombras de unos cuerpos amantes, al extremo de impregnar las paredes con su encendido amor.
Me alegra saber que, en parte, nosotros, sí somos los mismos. Las sombras no cumplen años y nosotros sí, pero tú y yo sabemos que sí somos los mismos que un día de verdad nos amamos, ante las cortinas de este hotel y las de nuestra casa, que me empeño en conservar, para que nuestras sombras, revueltas, puedan dar un bocado al tiempo, y nos sumerjan en las danzas infinitas de nuestro amor de eterna fantasía.
Una danza plasmada en una cortina, esperando reverdecer.
ResponderEliminarUn beso y feliz finde.
Sombras capturadas, esperando, seguramente, reverdecer. Son una instantánea de un momento, que seguro nunca vuelve.
EliminarUn beso y feliz domingo, Alfred
Esas sombras del pasado cuando vuelven al presente cuánto dicen y recuerdan...
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Releyendo el texto, veo que es pura nostalgia lo que evocan esas sombras. Ha salido así.
EliminarUn abrazo grande y por un domingo precioso para ti, Rafael
Un texto muy hermoso que lindos pensamientos y anhelantes recuerdos de dos personas que se aman, un placer leerte gracias por tu visita. Un abrazo.
ResponderEliminarHay sombras que evocan pasados que uno pretende revivir. Lo importante es que no se pierda la magia que las provocó, creo.
EliminarUn abrazo y gracias por tu lectura. Feliz domingo
Las sombras te recordaron ese otro día en el que tú eras ella ..los recuerdos son tan bellos que parece que el tiempo se hubiera detenido y la memoria con él.
ResponderEliminarMuy bello relato ..un abrazo .
Se pone una en el lugar de sa sombra de mujer, que seguramente, también fue ella misma en el pasado.
EliminarGracias por tu comentario. Un abrazo y feliz domingo, Campirela
Cuando la imaginación juega podemos presumir que los sentimientos reverdecen. Un abrazo para una escritora magnifica
ResponderEliminarLas sombras, en la pared de la noche, traen recuerdos que tal vez inventamos. Sólo la imaginación nos permite ver formas en las nubes, puestos a valorar la imaginación y la capacidad de evocación de las formas :-)
EliminarUn abrazote y muchas gracias, Ester. Un domingo lindo te deseo
Hermoso relato, me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo 🌸
Veo que es nostalgia en estado puro. Pero quiso escribirse así, y así ha quedado. Gracias por tu lectura.
EliminarUn abrazo y feliz domingo
Las sombras tienen esa mala connotación muchas veces, pero yo prefiero pensar que en el juego de las sombras chinas surge la magia, aquella que asoma al final de tu relato.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Son formas, bidimensionales, lo que permite imaginar de dónde vienen. De hecho nos indican adónde podemos regresar.
EliminarUn abrazo y gracias por tu lectura. Por un domingo dulce
Bonito relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un texto sobre sombras amatorias. No es gran cosa, pero quiso salir así.
EliminarUn abrazo y felzi domingo
ResponderEliminarMe invadió la melancolía, nonsé si por pensar en los amores que y’a sólo son sombra o porque recordé mis propias sombras.
Y por un ratito me colgué de los amores con pecado y relojes...
El texto es muy bello
Un beso grande
Rezuma nostalgia, es cierto. Me aferro a que esas sombras anónimas, sean las nuestras de un día, y que vuelven a formarse con el presente. Con la misma fantasía que nos mantenga unidos.
EliminarMuchas gracias, Alis. Un abrazo grande y un domingo de sombras chinescas reales cargadas de amor con besos
Recrearse en los recuerdos le viene bien a la ternura, pero es mejor vivir las realidades.
ResponderEliminarBesos.
Me quedo con los recuerdos, pero antes con la realidad. Que ésta traiga esos seres que crearon las sombras de amor en las cortinas :-)
EliminarUn abrazo grande y feliz domingo
Recuerdos de una amor...que agitan el presente.
ResponderEliminarHermoso Albada.
Feliz día amiga.
Un beso.
Son recuerdos, que parecen emerger para decir a gritos que han de volver a formar esas sombras en la pared del deseo. Seguramente.
EliminarUn abrazo grande y un domingo cálido te deseo
Bonitos recuerdos para revivir lo que todavía resuena en el corazón.
ResponderEliminarBesos.
Lo defines perfectamente. Hay que recuperar los recuerdos, para llevarles a la realidad nuevamente
EliminarUn beso, Toro
Me encantó cómo describiste, a través de las sombras del hoy, las luces y sombras de un amor que ya es pasado. Pero dejó hermosos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo, Albada.
Creo que se refiere al mismo amor. Marchito, pero no muerto. Hay sombras chinescas que quedaron prendidas en las retinas, y que se resisten a desaparecer
EliminarUn abrazo grande, y feliz noche, Mirella
Cuándo la imaginación nos baña, podemos danzar o patinar sobre los recuerdos, el amor deja una huella en el alma, que aunque pasen los años, hay momentos que lo vivimos en presente. Me ha gustado como has enlazado las sombras del ayer con las de hoy.
ResponderEliminarUn abrazo de luz y felices fiestas
Un abrazo de luz
Patinar por los recuerdos, me ha encantado la expresión. Serían aquellos que, de repente, entran como polizones en nuestra mente, y se resisten a desaparecer.
EliminarUn abrazo nocturno, sin sombras que añorar, Angeles.
Oh recuerdos que van y vienen disfrazados de mil colores, aquí les espero como pequeñas minucias observadas en el universo de mi mente. Gracias Mary, por provocar estas impresiones.
ResponderEliminarLas sombras chinescas, que uno conforma en la mente. Con la mirada del pasado, y pretendiendo un presente. Me alegro haber evocado buenos recuerdos.
EliminarUn abrazo grande, Guillermo
La eterna fantasía es importante para disfrutar mas plenamente. Pasado el tiempo, volvimos un día al hotel de la noche de bodas, y fue mucho mejor, habíamos madurado.
ResponderEliminarPasado el tiempo, las décadas implacables, se forman sombras chinescas menos equilibristas, pero mucho más amantes, más maduras, más seguras. Como dices, querer apresar el pasado, y emularlo, puede ser la peor idea. :-)
EliminarUn abrazo grande y feliz noche
Enhorabuena por tu escritura y mucho ánimo para seguir adelante. Y mi mejores deseos para estos días. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegra te haya gustado. Te deseo unas fiestas navideña cargadas de buenos ratos.
EliminarUn abrazo y feliz noche de viernes