Translate

martes, 9 de noviembre de 2021

Pesadillas infantiles

 


La estación azul había llegado. El verano había hecho su aparición con poco brío, de hurtadillas, como desganado. Tomás estaba tan deseoso de ponerse moreno que, sin esperar a que se instalara del todo esta estación, se calzó el bañador, se echó la toalla al hombro, y sin contar con que la temperatura era más primaveral que veraniega, se montó en la bici con las chanclas y el torso desnudo.

La tormenta le pilló a contrapié. Sin previo aviso, las nubes blancas sobre el cielo azul se transformaron en grises, densas y amenazantes. En el chiringuito de la playa llevaba toda la tarde el pequeños Sebastián, vigilado por su padre, quien iba colocando provisiones y latas de refresco en las estanterías. El chaval llevaba dos horas pintando el cartón de una caja de zapatos. Se esmeraba en intentar que unos cuadrados insípidos parecieran ventanas. La puerta la pintó carmesí, porque se le acabó la pintura azul, según dijo, y de hecho su padre le confirmó que era buena idea. Algunas casas de diversión estaban así pintadas, y con farolillos rojos además, así que Sebastián casi acababa su tarea, añadiendo faroles de ese color cuando oyó el primer trueno.

El padre, viendo que los rayos se veían sobre el mar, cada vez más cercanos, le hizo recoger sus bártulos a toda prisa, dejando en la playa la obra maestra del chico. Cuando un Tomás empapado aparcó su bici en el paseo marítimo, no dudó en agenciarse, como paraguas,  una casa roja. Las témperas producían churretones coralinos por el cuello y el torso del amante del sol. Las chancas le hacían resbalar por las maderas de una pasarela empapada. Buscando cobijo, se apoyó bajo una palmera de un oasis artificial de la playa, esperando a que esa tormenta de verano durase lo propio, es decir, pocos minutos, como así fue. Renunciando a broncearse, por ese día, regresó a por la bici, dejando en la papelera la caja roja. 

Sebastián estaba asomado en una ventana cuando vio a un hombre chorreando lo que pareciera una hemorragia desde la cabeza, y que se subía a una bicicleta negra y grande. Aterrorizado avisó a su padre de que alguien que debería estar muerto, por tanta pérdida de sangre, iba montado en una bici enorme. El padre no le creyó, como era lógico, pero el niño soñó con Tomás esa noche, y por muchas semanas, con un tipo carmesí desde la cabeza hasta el pecho. Aparecía pedaleando en sus sueños, y él huía y huía corriendo ante él,  por el paseo marítimo de Comarruga.  


46 comentarios:

  1. La imaginación de los niños es inconmensurable. Y la tuya también, je,je.
    Me ha encantado esta bonita historia.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa parte de la infancia la pude conservar, Josep Mª :-)

      Un abrazo

      Eliminar
  2. Lo que tiene utilizar la tempera de color rojo, vaya historia. Te aseguro que si lo veo, también tendría pesadillas, je je je.
    Feliz día. Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja, es que era para tener miedo, tal y como lo imaginé, porque témperas y pinturaa al óleo o acrílicas, que secan más deprisa, hacen fácil mancharse.

      Un abrazo

      Eliminar
  3. Hay que ver lo que es la mente y mucho más de un niño, el color rojo que desprendió la pintura que él mismo pinto lo confundió con sangre y de ahí a formarse su propia pesadilla no hubo distancia ...
    Muy bueno este micro con suspense.
    Abrazos y feliz martes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta asociación no es nada extraña para un niño, el pobre tendrá que entender qué pasó para quitarse la pesadilla de la mente, creo

      Un abrazo, y a por este día, con ganas

      Eliminar
  4. Bonita historia. ¿Quién no sentiría lo mismo o parecido a lo que sintió el niño si ves un persona en semejante situación?
    Un gran abrazo Albada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si es que lo normal era lo que pensó el niño, pero claro, los adultos nos reímos de sus ocurrencias :-)

      Un abrazo, y feliz miércoles

      Eliminar
  5. Entre que la imaginación de los niños es altamente notoria y la tuya la llevas a donde quieras nos dejas una historia real como la vida misma donde al jugar con determinados colores suceden estas cosas, Albada. Sello característico tuyo. Me ha encantado.

    Un abrazo y feliz día, amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues con verde no te digo, extraterrestres y todo pudo imaginar el chaval :-)

      Muychas gracias. Un abrazo, Joaquín

      Eliminar
  6. Que pena que los adultos no escuchemos, nos perdemos la mejor parte de las historias. Tu las creas y las pones en situación, haces fácil lo dificil. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy posible imaginar lo que pensé el niño, y no descarto que las pesadillas le duraran semanas, pero nosotros, los adultos, no les escuchamos con las orejas de la imaginación.

      Un abrazo, ESter, y gracias

      Eliminar
  7. Los pensamientos, y más en la infancia, no tienen fronteras.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No las tienen. Piensa en Reyes Magos y ratón Perez, por ejemplo, y lo que es una pena, es que enterremos al niño que fuimos.

      Un abrazo, Rafael

      Eliminar
  8. Espero que esta no se acumule a mis pesadillas.
    El subconsciente no tiene límites.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El insonsciente hace la magia de unir lo vivido con lo que tememos, muy fácilmente, además.

      Un beso

      Eliminar
  9. Y es que la naturaleza no reconoce las artes plásticas ni los sueños de los niños ni la poca pericia de algunos en agenciarse un paraguas sobre la marcha.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja, hay que ser torpe para pillar una caja pintada y usarla de paraguas. Eso seguro :-)

      Un abrazo

      Eliminar
  10. Ese tomas disfrazado para halloween va a tener alguien que lo recuerde sin hacer micho mérito, y nadie recuerda la casa roja, ni siquiera Sebastian. Se la ñlevo el temporal

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cachis, ni Sebastiçan, y elegirá un disfraz de Fredy Kruger :-)

      Un abrazo, amigo

      Eliminar
  11. Dos ensalmos de imaginación: el tuyo y el del niño. Por eso cada vez acudo al niño que fui. Un abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No dejé que la niña que habita en mí se ajara demasaio, por eso la recupero muy a menudo. Es el mejor ejercicio para la salud mental, seguro.

      Un abrazo

      Eliminar
  12. La que has liado en unas lineas. ;)
    Una escena en la que todo encaja.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es la gracias, como sabes. Dos vidas que se cruzan, y hale, sale un post :-)

      Un beso

      Eliminar
  13. ¡Comarruga! Me encantó este relato en el que se mezclan realidad/sueños ;)
    Ahora tengo ganas de ir a la playa (pero no de ver ciclistas ensangrentados).
    Un besazo, Albada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues es una playa con oasís artificiales, como se ve en la foto. Que por cierto vi plantar. Un aplaya estupenda, donde no cubre y los niños pueden jugar tranquilos.

      Por el verano y las playas. Un abrazo

      Eliminar
  14. Sobre todo en los niños la realidad suele mezclarse con las fantasías y las experiencias que impactan se quedan más de un momento.

    Un beso dulce y dulce semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los niños tiene la mente abierta, y la imaginación disparada, por eso de mayores nos cuesta tanto acercarnos a sus pensamientos, y es un error.

      Un abrazo, y feliz día

      Eliminar
  15. Si hay libertad, es en el pensamiento.
    Genial Albada.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La hay sin líomites, pero no sólo en los niños, si bien ellos son los abanderados.

      Un abrazo, y gracias

      Eliminar
  16. Cómo ha cambiado todo el texto. Has empezado de una manera y la que se ha liado con la caja. De una casa con ventanas, pasando por una casa "roja" con farolillos hasta ser la pesadilla del mismo niño que la pintó.
    Me ha encantado esta historia, Albada, de veras. La he disfrutado y me queda buen sabor de boca como un vino bueno.
    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues muchas gracias. Me parecía que cabía esa acotación del padre respecto a las casitas rojas. Por cierto, en Barcelona era la casita blanca :-)

      Un abrazo, y bonito día para ti

      Eliminar
  17. Pienso que ese chiquillo va a tener pesadillas por unas cuantas noches!
    Me ha encantado Alba.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Unas semanitas, si el padre no le explica lo fácil que era parecer ensangrentado con las pinturas del chaval.

      Un abrazo, y por los niños, siempre

      Eliminar
  18. Sebastián se ha llevado un buen susto, pero a Tomas abría que verle todo manchado por la pintura. Eres traviesa con tus personajes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaj, es que la niña que habita en mí sale de paseo :-). Un abrazo, y gracias

      Eliminar
  19. Hola Albada.. Los niños tienen una imaginación desbordable, ojalá durara siempre. Como decía Alfred Hitchcock .. Hay algo más importante que la lógica, es la imaginación.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tenía toda la razón, si piensas en la magia, que a mí me sigue fascinando, vemos que hay ese pensamiento absurdo dentro de nosotros, y lo recuperamos.

      Un abrazo

      Eliminar
  20. Albada la has liado parda. La imaginación es prodigiosa y la tuya, o la del niño, desde luego hace maravillas.

    Un beso artista.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jaja, pero si era una simple caja de zapatos...:-).

      Un abrazo, y gracias, Berta

      Eliminar
  21. La que han montado entre el niño y Albada.
    Muy buen relato.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tiene mayor explicación, esa niña curiosa y con imagianción no se marchitó del todo :-)

      Un abrazo

      Eliminar
  22. No hay límites a la imaginación.
    Buenísimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay que ponerlas. Otra cosa es saber que hay límites físicos, que son inamovibles.

      Un abrazo, Anton

      Eliminar

Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.