En el fondo del armario,
se diría que olvidadas,
las cajas de otros inviernos
como tantas otras veces
al cambiar de temporada
En la primera encontré
guantes de fina lana
chaquetas de buen abrigo
y pantalones de pana,
hasta aquel gorro con borla
y como cinco bufandas.
En una caja pequeña
yacían besos de esmeraldas
de temblores en la nieve
y de adornos de montaña.
Cómo olvidar las praderas
vestidas de nieve blanca.
Mis besos ante la hoguera
de aquel refugio perdido
me recordaron las tardes
de aquel invierno vivido,
cuando por miedo a mirarnos
la luna se había escondido.
Dejando atrás calendarios
que nunca ya han de volver.
Derrotando a las esperas
y a otoños sobre la piel
renació la primavera
y el invierno fue vergel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.