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viernes, 30 de marzo de 2018

Despidiendo a las pesadillas



Imagen de Ole Marius Jørgensen

En el marco onírico en que el quedó presa, entre trampas de pastillas y psiquiatras, Elena despertó un día. Un instinto más fuerte que su mente, más visceral que sus miedos, y más poderoso que las leyes de la medicina le hizo desafiar a sus pesadillas. 

Quedó con el viejo amor que la engañara en su juventud. Fue fácil simular un pasado superado y un presente por compartir. Con la conciencia más lúcida y tranquila que pudiera recordar echó los polvos en la copa de Eduardo. Liberada y ligera, sin acabarse de desnudar, se quedó mirando al pelele del hombre que nunca debió haber amado. Luego se plantó ante el espejo, despidiendo a sus fantasmas, sacudió la cabeza y salió del dormitorio. Antes de  cerrar la puerta del piso limpió concienzudamente todo rastro de su paso. Sintió un sol de primavera sobre su rostro, y sonrió. Seguramente como aquella tarde lejana, en la que con engaños, se perdió.

Siguiendo la iniciativa de bic naranja

14 comentarios:

  1. Debería limitarme a opinar sobre el estilo y redacción del relato, decir que me ha parecido impecable y muy bueno, porque aplaudir la decisión de Elena posiblemente no me deje en buen lugar pero tampoco puedo censurarla. Un abrazo

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    1. Gracias. La imagen me remite a una especie de ensimismamiento, a algo parecido a un estado mental precario, y me dije, a ver si le ha matado. Claro, para ello tenía que haber una razón, y la inventé. Luego me planteé que tal vez, ante el cuerpo casi a punto de desnudarse, un infarto traicionero podía estar presente, pero tenía menos intriga :-)

      Un abrazo y feliz sábado de resurrección.

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  2. Muerto el perro, se acabó la rabia.
    Un abrazo.

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    1. Aquí era muerto o matado, y me quedé con lo segundo, pero siendo una ficción de extremos, acabado el muerto, a acabada la pesadilla.

      Un abrazo y feliz sábado

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  3. A veces hay que matar los fantasmas del pasado para poder resucitar.
    Metafóricamente, claro...

    Besos.

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    1. Claro, es metáfora. Sin matar los fantasmas, reales o inventados, percibidos en todo caso, no se puede avanzar ni cambiar de etapa.

      Un beso

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  4. Triste semblanza de quién no sabe perdonar, máxime en estos días de recogimiento, en que todos hemos de estar con una sola imagen en la cabeza.
    Un beso.

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    1. Por supuesto, tras matar a ese amor que la hirió, no sólo se confesó, sino que salió de penitente en una procesión de Toledo.

      No es más que lo sugerido por una imagen, pero perdonar, y ahora lo digo en serio, es un acto que permite sobrevivir también. Matar o perdonar, pero de verdad, para seguir a otra vivencia, a otra etapa, a otro estado mental. Un beso y feliz sábado de resurrección

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  5. Muy bueno, como dicen la venganza se sirve en plato frío.
    Me ha gustado mucho.
    Un saludo.

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    1. Aquí la venganza era en un plato bien frío. La imagen sugería muchas lecturas, como la tuya, que me encantó, más frívola, o cualquier otra, pero me decanté por la mujer vengadora. :-)

      Un saludo y feliz lunes de Pascua florida

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  6. Unos polvitos acabaron con el pasado. Se vengó y disfrutó de la despedida.
    Un texto exelente y bien escrito.
    Un abrazo.

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    1. Acabar con el pasado, trágico para ella, acaba con esos polvos de veneno. Muy drástico, sin duda, pero quién sabe lo que pudiera haber sufrido

      Un abrazo

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  7. Hay que olvidar los fantasmas del pasado, y mirar hacia adelante, a veces, los ojos del corazón se posan en quién menos se lo merece.

    Un placer volverte a leer.

    Un beso enorme.

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    1. Los fantasmas del pasado son tenaces. Muchas veces nos dejan inmóviles, nos rondan a la hora de tomar acciones, y no debe ser así. Aquí, el corazón de la dama se posó en quien no merecía su amor o entrega, pero aunque así sea, hay que saber cerrar la puerta del pasado y avanzar

      Un beso, y feliz martes, María

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Ponen un gramo de humanidad. Gracias por leer.