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Dejó su móvil en la almohada, con la nota de despedida. Ana y su mundo de infarto quedaban atrás. Se enredó con un cabo del velero, y la botavara le dio en el occipucio, como otras veces, pero esta vez, con manos firmes, agarró el timón y viró a babor y estribor, alternativamente, hasta que recuperó su intrincado rumbo. Mientras surcaba olas de mentira y espumas saladas, también inventadas, cayó en la cuenta de que el mascarón de proa, desgastado por años de intemperie y abandono, estaba deslucido. Consiguió echar el ancla a dos millas de la costa, se puso las aletas y bajó por proa hasta la efigie femenina que era el orgullo del velero. La ninfa escotada que ahora lucía fea y desconchada, una vez, no hace tanto, era la envidia de los siete mares conocidos, y de los desconocidos. Con esmero y paciencia, la fue atusando, de forma que más que limpiarla, parecía, a los ojos profanos, que la acariciaba delicadamente, como si frotando con un paño impregnado en aceite fuera quitando de ella las últimas huellas de una etapa de desencuentro consigo, de laberinto inconcluso y de desamor viciado. Con manos ágiles y amorosas limpió su bella cara, sus cabellos al viento, sus pechos blancos, y en cada gesto ponía tanta dedicación, que esa labor, para otro quizás rutinaria, se extendió durante unas largas y hermosas horas en que, lejos de sucumbir al cansancio, iba recuperando fuerzas y energías a medida que el mascarón volvía a brillar como antaño.
Cuando acabó, con agujetas en ambos hombros, un hematoma en el tobillo derecho y un hambre de lobo feroz, comió tres latas de fabada y las regó con una cerveza bien fría. Brindó con la mesana por una larga travesía y, como años antes, tendió al sol su corazón renovado.
Buena travesía!!!
ResponderEliminarUn beso.
Le deseamos lo mejor, claro.
EliminarUn beso, Alfred
Precioso mini. Optimista y pintado de esperanza...
ResponderEliminarPerdona la intrusión, pero te veo cada día y ya te veo familiar.
Pues al contrario, si me lees, me encanta que puedas dar tu opinión.
EliminarMuchas gracias por tu familiaridad :-). Un abrazo
Pobre de Ana, la singladura que se perdió.
ResponderEliminarBesos.
Pues no se puede saber, la singladura pinta bien, pero tal vez ella era el mascarón de otro tiempo :-)
EliminarUn abrazo
Parece una metáfora de salvar la belleza interior que haya podido quedar deteriorada.
ResponderEliminarBesos.
Pues en ele fondo era limpiar la imagen que va en la proa de nuestros sueños, pudiera ser.
EliminarUn abrazo
Bonito relato el que nos dejas, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Pues me alegra que te gustase. Cada cosa en su tiempo, sin ataduras que duelan.
EliminarUn abrazo
¡Pues feliz viaje!Que sea para llegar a buen puerto
ResponderEliminarBesos.
Seguro que pinta bien, y llegará a nuevas costas, nuevos muelles, nuevas historias.
EliminarUn abrazo
Tres latas de fabada... no quiero ni imaginarlo.
ResponderEliminarEnergía va a tener para llegar donde quiera.
Besos.
Bueno, yendo solo, la energía de cada expulsión no molestaría a nadie :-)
EliminarUn beso, Toro
Que el camino sea muy placentero, buen relato...
ResponderEliminarabrazos grandes
Seguro, porque el mascarón quedó limpio, presto a acometer nuevas aventuras
EliminarUn abrazo
un bello relato, lleno de terminología marina. los barcos son un mundo aparte, con sus propias reglas. me gusta también la metáfora de limpiar y renovar determinados aspectos de nuestra vida.
ResponderEliminarabrazos!
Es un lenguaje casi propio, es verdad. Un mundo de recuerdos de viajes sin motores, que nos conducen, con mascarones limpios,a otras aventuras, alotars singladuras.
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Un relato corto lleno de belleza y con un léxico naval perfecto.
ResponderEliminarMe gustó.⛵⛵⛵
Me alegro que te haya gustado, limpiar es pararse a resanar los verdugones del tiempo.
EliminarUn abrazo y tarde bonita
Ha sido todo un esfuerzo pero al final ha merecido la pena.
ResponderEliminarNo me canso de decirte la maravillosa forma que tienes de escribir y de lelgar.
Un beso.
Unas horas de resanar las cicatrices del tiempo, pero le valía la pena, seguro.
EliminarMuchas gracias, Mag, es mi estilo tal vez, que se atreve con cualquier cosa :-), los temerarios y alocados, que somos así :-). Un abrazo
Un bello relato con pinceladas marinas, limpiar y renovar es una lección que hay que aprender y ponerla en practica día a día.
ResponderEliminarUn placer leerte Albada.
Un fuerte abrazo
Sin duda, eso de renovar y mantener limpio, es una costumbre que deberíamos tener con el cuerpo claro, pero también con nuestra personalidad.
EliminarGracias, Carmen. Un abrazo y feliz finde
Un aventurero siempre tiene el corazón en vuelo... detallas con tanta precisión que me encanta recrearme en las escenas, entrega en ese mascarón de proa.
ResponderEliminarMIl besitos con cariño, bonita ♥
Pues me alegra que te gustara. Hay relaciones tan absorbentes, que no dejan tiempo para mantener limpia la joya de la corona :-).
EliminarUn abrazo y a por el sábado, que sea gozoso.
Una bella puesta en escena para recuperar algo que tal vez lo creía perdido, hay que sacar fuerzas de lo más hondo de nuestro ser, para poder seguir navegando por ese mar que la la vida, lleno de olas y turbulencias.
ResponderEliminarMe gusto tu micro..Un fuerte abrazo y feliz tarde de viernes.
La puesta en escena marina me apetecía. Me alegra que te haya gustado, porque hay que mantener el tesón de volver a conquistar los apegos, los anhelos.
EliminarUn abrazo y finde bonito
Divertido, pero la verdad es que hay o había mascarones de proa preciosos. Pablo Neruda tenía algunos. Los pecios marinos guardan tesoros.
ResponderEliminarBastantes tenía, es cierto. En su casa de Isla Negra chilena. Son elementos fascinantes, que a mí me encantan. He visto bastantes, de hecho, y cada uno, abundando como mujeres, tiene un encanto único.
EliminarYa lo creo, y la de tesoros que guardan los pecios que naufragaron o fueron bombardeados. Un abrazo
Oh qué cosa más bonita! Lo que puede hacer la pasión no? Entregarse plenamente a restaurar la belleza.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Un besazo!
Es lo mismo un mascarón que un aparador de época, todo lo antiguo pero valioso, se debe mantener limpio y lustroso, como le alma y la mirada.
EliminarUn abrazo
Bonito relato, lleno se simbolismos.
ResponderEliminarQué a gusto se come cuando uno se siente orgulloso de un trabajo bien hecho.
Un abrazo.
Tras un palizón de limpieza, el hambre nos permite comer con la ilusión renovada, es verdad, y todo sabe de maravilla.
EliminarUn abrazo
La pasión le devolvió las ganas, lo has narrado con fruición haciendo que leyeramos al mismo ritmo que la imagen recobraba el brillo y belleza de antaño, al mismo ritmo que el la acariciaba. Muy bonito, precioso. Un abrazo
ResponderEliminarLas decisiones aplazadas, cuando se llevan a cabo, son las mejores. El mascarón es como su insignia, y está abandonada, así que ponerse a resanar es una faena cansada pero gratificante
EliminarUn abrazo, ESter
limpiar,renovar,comenzar una nueva etapa...son casi leyes que debemos de cumplir para volver a empezar
ResponderEliminarY lo escribes muy bonito,amiguca
Besucos
Gó
También implica limar, llevándose las virutas de los inservible.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Ya renovado emprenderá su travesía por los mares. Bonito relato marino amiga, saludos.
ResponderEliminarSin duda, será un renacer cara al sol, y mirando a proa.
EliminarUn abrazo, Sandra y por un sábado feliz
Hay que celebrar los cambios que nos deparan más emociones y, sobre todo, más libertad. Hay que dejar atrás las ataduras indeseadas e indeseables, tomar un nuevo rumbo y embarcarse hacia un nuevo y esperanzador futuro. Yo también brindo por ello.
ResponderEliminarMe ha encantado esta bonita historia.
Un abrazo.
Ya lo creo, permanecer en el pasado no trae nada nuevo, por antonomasia.
EliminarUn abrazo y por las decisiones valientes
Renovarse o morir, dicen. Recuperar el brillo perdido sin prisas, tomándose el tiempo necesario para ello. Pero viviendo cada segundo y con ganas del siguiente.
ResponderEliminarMuy bueno, Alba.
Es así, renovarse no es tirarse la piscina y hale, ya somos otro, sino cuidar los detalles del cambio.
EliminarUn abrazo
Hay que cortar a veces con situaciones y personas para poder seguir viviendo y no simplemente pasando los días.
ResponderEliminarMuy buena alegoría.
Un beso grande
Los barcos, con su mascarón y sus muelles, me parecen perfecta metáfora.
EliminarUn abrazo
Comiéndose 3 latas de fabada , y con dos o 3 buenas velas , no le hará falta mucho diésel al barco , ya que con el gas propano que a generado su cuerpo , ya puede volar su barco , jajajajajajaja muy bueno tu relato , besos de flor.
ResponderEliminarEse gas ayudará a tomar velocidad, seguro, propulsión a chorro, barato cuanto menos.
EliminarUn abrazo